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LOS PIQUETEROS LEVANTARON EL CORTE A CAMBIO DE PLANES TRABAJAR
Con final feliz, pero a plazo fijo

El acuerdo llegó tras casi 24 horas de negociaciones. La Nación aportará 2000 planes Trabajar y la provincia 1000 más. Luego de duras críticas al gobernador Romero, los manifestantes advirtieron que, cuando venza el acuerdo, podría haber nuevos cortes de ruta.

Mientras se negociaba, en las afueras de la petrolera unas 350 personas permanecían en el piquete.
El suelo donde estaban parados era una masa de barro tiznado por las gomas quemadas, regado de balas.


Por Felipe Yapur
Desde General Mosconi, Salta

t.gif (862 bytes) Los piqueteros de General Mosconi necesitaron cortar la ruta 34 durante once días, soportar una durísima represión policial y doce horas de intensas negociaciones para obtener promesas del gobierno provincial de �generar fuentes genuinas de trabajo� y la implementación de planes Trabajar, que enviará el Estado nacional, que no superan los 160 pesos per cápita y que necesitan con urgencia para poder sobrevivir. El resultado para algunos fue un triunfo, en tanto que para otros sólo se logró demorar unos meses el próximo corte. "Es poco, pero acá no tenemos nada", resumió Juan Carlos González, un negociador. 
Tras la feroz represión desatada durante la fría y lluviosa madrugada del viernes, que terminó con la detención de 45 piqueteros, llegó el momento del diálogo y las negociaciones. Cerca de la medianoche arribaron a Mosconi el tan mentado Comité de Crisis ampliado, integrado por funcionarios nacionales y provinciales. Custodiados por patrulleros de Gendarmería y en una lujosa cuatro por cuatro ingresaron en la planta de la petrolera Tecpetrol el secretario de Provincias, Walter Ceballos, el de Trabajo, Horacio Viqueira, el subsecretario de Interior, César Martucci, y el subsecretario de Asuntos Institucionales, Lautaro García Batallán. 
Los representantes del gobernador Juan Carlos Romero, todavía de gira por Israel, fueron el ministro de la Producción, Guillermo Jakulica, el director de la Unidad de Empleo, Aníbal Caro, y la secretaria de Gobierno, Sonia Escudero. Estos se reunieron con una veintena de representantes de los piqueteros para analizar el petitorio de 31 puntos que entregaron como requisito para liberar la ruta. 
Uno a uno fueron leyéndose los items del petitorio y discutiéndose puntualmente. Nada hacía prever que las negociaciones iban a ser fáciles. En los rostros de los delegados se podía ver el cansancio de los días en la ruta, las huellas de la refriega con la policía y la Gendarmería y la preocupación por los detenidos que, por esa hora, se encontraban en la capital de Salta declarando ante la Justicia federal. En las afueras de la petrolera, unas 350 personas permanecían en el piquete intentando paliar el frío con fogatas, cánticos y hasta el rezo del rosario alrededor de una imagen de la virgen de Fátima. Los piqueteros estaban de pie, el suelo era una sola masa de barro tiznado por las gomas quemadas, regado de balas de goma y cápsulas de gases lacrimógenos que les impedía descansar. Apenas a un par de metros de distancia estaba la Gendarmería que, mediante una barrera humana, dividía el campo de batalla. Los uniformados se turnaban para descansar debajo de un acoplado volcado por los manifestantes.
En las oficinas de Tecpetrol el clima no era diferente al de afuera. Los delegados de los piqueteros azuzaban a los representantes de Romero: �Hemos perdido los planes Trabajar porque los intendentes de Mosconi, Aguaray y Tartagal, los utilizan para repartirlos a sus punteros. Y nosotros no tenemos para darles de comer a nuestras familias. Es por eso que les pedimos que intervengan estos municipios�, dijo con calma y a la vez con mucha firmeza Juan Carlos González, un desocupado que lleva ya tres años en esta categoría. Los delegados de Romero prefirieron no responder y clavaron sus miradas en la montaña de papeles y documentos que trajeron desde la capital provincial. La situación fue obviamente aprovechada por los representantes de la Alianza: �El gobierno nacional está dispuesto a realizar un esfuerzo e incrementar de 1600 a 2000 los planes Trabajar que están destinados a esta zona a partir de junio y hasta diciembre. Y para que no haya problemas sería bueno que Caritas se encargue de su distribución y control�, dijo Viqueira. Y agregó: �Pero sería bueno que la provincia haga un esfuerzo y busque las herramientasnecesarias para proporcionar otros planes sociales�. Los justicialistas salteños se defendieron con poco éxito: el oficialismo nacional ya se había ganado a los piqueteros. Esto envalentonó a García Batallán, quien aseguró que luego de ver la represión �ya no soy la misma persona que antes. Es imprescindible encontrar alternativas y el gobierno nacional no promete, se compromete a buscar el camino para ayudar a Salta�, dijo, pero el aplauso no estalló. Sin duda, el funcionario había equivocado el lugar para realizar discursos que sonaron más a proselitismo que al de un negociador. Poco después Martucci jugó también su carta. Se comprometió a gestionar, tal como lo pedían los piqueteros, un incremento en las regalías de las empresas petroleras para que fuera destinado a estas zonas de emergencias. Dos promesas a cero a favor de la Alianza.
La hora avanzaba y los representantes provinciales seguían sin poder dar una respuesta al tiempo que en el corte la paciencia comenzaba a terminarse. Casi al amanecer del sábado llegó la primera propuesta local. La administración de Romero entregaría 1000 puestos de trabajos temporarios. Por celular la funcionaria Escudero obtenía la aprobación del vicegobernador Walter Wayar, quien aprovechó la ausencia de Romero y, fruto de su feroz interna con él, buscó ganar puntos con los piqueteros. No lo logró. El primer punto a favor llegó cuando se discutió la imperiosa necesidad de generar fuentes de trabajo genuino. Aquí el gobierno salteño anunció que pondría a disposición cuatro millones de pesos para créditos blandos destinados a proyectos productivos. Este esfuerzo obligó al Estado nacional a ofrecer un fondo de subsidios de 150 mil pesos para proyectos de hasta 15 mil pesos.
A las 9.30, mientras en las oficinas de la petrolera continuaban las negociaciones, en las afueras estallaban los gritos y los aplausos. Desde dos combis bajaban los detenidos de la madrugada del viernes. 
Poco después, los delegados de los piqueteros salieron de la petrolera. Subidos sobre un viejo camión, leyeron el borrador del acta-compromiso. A pesar de que aceptaban una reducción en la cantidad de planes Trabajar, exigían que se intervinieran a los tres municipios en crisis. �Nadie quiere a esos guanacos�, gritó una mujer refiriéndose fundamentalmente a los intendentes Norman Monteros (Aguaray), Mario Angel (Tartagal) y Miguel García (Mosconi).
Los delegados volvieron a reunirse con los funcionarios. Pero no duró mucho esta nueva negociación. El vicegobernador llamó diciendo que, si la Alianza aceptaba, mañana se presentaría un proyecto de ley para intervenir las comunas. El sí llegó rápido y esto preanunció el fin del corte de la ruta. Cuando los delegados volvieron a la asamblea de piqueteros y confirmaron la decisión de promover la intervención, el gentío, que para ese momento ya superaba el millar, estalló en aplausos. Sólo restó que José �Pipino� Fernández, uno de los líderes de la revuelta, que había sido detenido y acababan de liberar, gritara: �Conseguimos lo que queríamos. Ganamos�. Poco a poco la gente se fue desconcentrando. Pese a que sólo tenían tres carillas de papel firmado llena de compromisos, la mayoría de la gente decía que habían triunfado. Otros, menos optimistas, decían a los periodistas: �Antes de diciembre, cuando los planes Trabajar terminen, vengan, porque cortamos la ruta de nuevo�. Todo un presagio para una zona que parece no tener salida de la pobreza estructural que vive.


De la Rúa, muy contento

El presidente Fernando de la Rúa está �muy contento porque con el diálogo se llegó al acuerdo�, informó anoche el secretario de Cultura y Comunicación Darío Lopérfido. En la base militar del Aeroparque metropolitano, destacó que De la Rúa �estuvo hablando con los funcionarios que estaban en Salta y me pidió que les dijera que estaba muy contento�, comentó. Además, remarcó que el Presidente se comunicó varias veces con Federico Storani y con la ministra de Desarrollo Social, Graciela Fernández Meijide, para saber lo que pasaba. �De la Rúa estaba preocupado por las familias de allá y habló dos o tres veces con el obispo�, enfatizó. El Presidente viajó anoche a Paraguay para realizar una visita oficial. 

Un cuadro desesperante
Desde General Mosconi, Salta

La situación del departamento General San Martín, donde se encuentran Mosconi, Tartagal y Aguaray, es prácticamente desesperante. Los más de 130.000 habitantes de ese distrito salteño viven fundamentalmente de los puestos que genera el Estado, las petroleras internacionales y la actividad agropecuaria. Salvo las petroleras, que a diferencia de la vieja YPF emplean un porcentaje mucho menor de empleados y generan una alta productividad para la empresa, los otros dos sectores están en una crisis terminal. El Estado provincial tiene sus cuentas en rojo. La deuda del gobierno de Romero asciende a 1.000 millones de pesos y todos los créditos que tomó para refinanciarla fueron garantizados con la coparticipación federal. Es así que para poder solventar o mantener algunos planes sociales Romero se valió de una triquiñuela inteligente, y a la vez, macabra: reemplazó el veinte por ciento de los sueldos de los empleados públicos por tickes-canasta. Con ello, el gobierno provincial logra hacerse de efectivo que destina a los más pobres. Los tickes son un arma de doble filo, sirven para que los empleados utilicen esos papeles para adquirir mercaderías, pero al mismo tiempo le reducen de facto el salario, ya que los tickes no son considerados a la hora de hacer los aportes previsionales y de obra social. En definitiva, en Salta los pobres financian a los pobres.

 

WALTER CEBALLOS EXPLICA POR QUE EL GOBIERNO NO ACTUO ANTES
�Esto deben resolverlo las provincias� 

Por Irina Hauser

�El jueves por la noche y el viernes a la mañana ocurrió lo que ocurrió, con el accionar represivo de la provincia de Salta, y esto motivó la presencia de los funcionarios que representamos al gobierno nacional.� El secretario de Relación con las Provincias del Ministerio del Interior, Walter Ceballos, acababa de llegar ayer de Salta, e intentaba explicar así por qué las huestes del presidente Fernando de la Rúa no llegaron antes. �Estamos convencidos de que este tipo de conflicto deben ser resueltos por los gobiernos provinciales; cuando eso no ocurre, ahí asistimos�, redondeó. 
Después de casi 24 horas de negociación, los integrantes de la Comisión de Crisis que envió el Gobierno a Salta tenían un paquete de conclusiones sin sorpresas. No sólo culparon a las autoridades provinciales �a coro con el ministro del Interior, Federico Storani� sino a la �política económica de 10 años de gobierno de Carlos Menem�, agradecieron la colaboración de la Iglesia, festejaron �haber logrado recomponer los mecanismos de diálogo� y reiteraron que aunque avalan la intervención de tres municipios no promoverán �la intervención al gobierno de Salta�. De la Rúa, dijo su vocero, Darío Lopérfido, está contentísimo (ver aparte).
�El acuerdo suscripto incluye el compromiso de intentar que YPF aumente la parte que le corresponde a Salta en concepto de regalías petroleras. ¿Qué garantizará que el dinero se destine a sectores postergados y no, por ejemplo, a pagar la deuda provincial? �le preguntó Página/12 a Ceballos. 
�Ellos piden sumar un dos o tres por ciento al 20 por ciento que reciben ahora para recrear el financiamiento de un fondo de desarrollo productivo. Hoy los recursos de distribución interna de la provincia y las regalías van directamente a los municipios. Pero es una decisión que deben tomar los legisladores de Salta y el gobierno local. 
�Se critica al gobierno salteño; ¿qué pudo haber hecho para evitar la protesta y la represión? 
�Hay una profunda crisis de representación de los intendentes del lugar. Segundo, hay que apostar a fortalecer el diálogo, la participación de la Iglesia Católica, de los representantes de la CGT de Tartagal. Porque todo esto demostró que cuando uno apuesta al diálogo, si uno no le debe ninguna boleta por incumplimientos anteriores, la gente apuesta. Porque la gente no quiere andar cortando rutas, quiere resolver los problemas. 
�La ministra Graciela Fernández Meijide decía, mientras esperaba a la comisión, que el Gobierno deberá adelantarse a otros posibles estallidos en lugares como Cutral-Có y Sierra Grande. ¿Qué hará concretamente el Gobierno para prevenir nuevos conflictos?
�Ya está actuando. Todas las semanas tenemos representantes de Interior, de Empleo y de Desarrollo Social en contacto directo con los gobiernos provinciales y con las representaciones de la comunidad y las sectoriales.
�Para el caso de Salta, el anuncio de entrega de 3000 planes Trabajar ayudó a destrabar el conflicto. Pero las partidas para eso se obtendrían del sector público, lo que generará un círculo de descontento. 
�Habrá un esfuerzo compartido entre la Nación y la provincia. La Nación aumenta un poco lo que ya daba, no sé bien cuánto, y el recorte lo hará, en todo caso, Salta. Usted quiere que yo le conteste por la provincia. 
�Lo que le pregunto es ¿en qué medida este acuerdo para que se levantara la protesta no es un parche que tarde o temprano resultará intolerable? 
�No lo sé. La verdad es que cuando uno asume una decisión en nombre de un gobierno, sabe hasta dónde puede comprometerse y ésta fue nuestra actitud. Si todos cumplimos, y la Nación va a cumplir, no creo que haya un nuevo estallido. Tengo confianza en la gente, que quiere vivir en paz. 

 


 

�Fue la única manera de hacer que nos escuchen�

Todos desocupados, pobres y excluidos, los piqueteros cuentan su historia de desamparo. Muchos están conformes con la resolución del conflicto. Otros están convencidos de que ayer nada terminó.

Juan Carlos González, uno de los piqueteros que negoció con el Comité de Crisis, lee el acuerdo.

Por F. Y.
Desde General Mosconi, Salta

Mal alimentados, mojados por la lluvia de días, cansados, sin dormir, con familia numerosa, pero fundamentalmente sin trabajo, atraviesan la vida la mayoría de los piqueteros del nuevo siglo, de esta parte de la Argentina. Para estos rebeldes de la ruta no sólo el modelo económico presente parece empecinarse en arrojarlos a los márgenes del sistema. Esta crítica situación tiene, en realidad, un arrastre de cinco siglos, porque muchos de ellos portan �para bien y para mal� la sangre de wichis y matacos en sus venas. Estos son algunos de los piqueteros de la ruta 34.
Juan Carlos González es uno de los líderes de los negociadores. Dice que quedó al frente porque a José �Pipino� Fernández lo detuvieron durante la represión de la madrugada del viernes. Desde el �97 está desocupado. �Qué cosa, ¿no? Quedé en la calle unos meses después que me casé�, dice. Jura que no tiene militancia política, aunque sí es muy creyente. El crucifijo que cuelga de su cuello lo demuestra y la permanente consulta con los sacerdotes que acompañan la negociación con el Comité de Crisis. Reconoce que el corte de rutas no le es extraño, y recuerda que debutó en el piquete de 19 días que se produjo en 1997. �Es muy duro vivir en esta zona. Mi esposa es maestra, gana 280 pesos, aunque ahora será un poco menos con la reducción del 20 por ciento por el pago con ticket canasta. Vivimos con mi suegra y compartimos algunos gastos. La verdad es que no sé cómo hace la gente que tiene hijos. Si acá ya no hay ni siquiera para robar�, advierte mientras come apurado una providencial tortilla que apareció a media mañana de ayer.
�¿No cree que los 3000 planes Trabajar a 160 pesos cada uno es muy poco para la necesidad que hay en Mosconi y en los otros municipios? �le preguntó Página/12.
�Y, sí. Es poco, pero acá no tenemos nada. Entonces, un poco de dinero hace la diferencia �dice y retorna a la mesa de negociación. 
Ramón es un wichi, tez trigueña, el pelo revuelto fruto de la represión. El fue uno de los 45 detenidos por la policía. No habla mucho y cuando se le pregunta la razón de su presencia en el corte de ruta responde escuetamente: �Tenemos hambre, señor�. Después se queda mirando a la barrera humana que forma la Gendarmería.
�Fue dura la pelea con los gendarmes, ¿no? �le pregunta este diario intentando continuar el escueto diálogo iniciado.
�Yo no le tengo miedo a un gendarme. Nosotros estamos acá porque no tenemos trabajo, señor �responde justo en el momento en que uno de sus compañeros le dice algo en wichi. Gira y se dirige hasta ellos, y le acercan un pedazo de pan para saciar el hambre de toda la noche en el Juzgado federal de Salta. Después ya no quiso hablar, al menos en castellano.
Víctor González tiene 20 años y es estudiante de Comunicación Social en Tartagal. No se subió al camión desde donde hablaban los voceros de los piqueteros, pero desde abajo interroga a los delegados del grupo heterogéneo que conforma el piquete que mantiene interrumpido el tránsito en la 34. Durante la refriega del viernes los policías lo sacaron desde la puerta de una casa donde pensaba guarecerse de la avalancha policial. �Estoy indignado. Ellos son tan pobres como nosotros, tienen hijos, familia. No están por arriba nuestro y nos pegan. No sé qué está pasando, ésta es una pelea de pobres. Encima de todo cuando volvíamos de Salta nos miraban y señalaban a quién le habían pegado y cómo lo hicieron. Es indignante�, se queja mientras sus compañeros lo abrazan.
Diana Singh tiene una hija de cinco años. Su marido es mecánico y está en el corte de la ruta porque no hay trabajo en Mosconi. Hasta abril trabajó para el plan Trabajar en un proyecto de censo poblacional. Cuando terminó el mes le avisaron que el gobierno provincial no tenía laspartidas de dinero para pagarle su trabajo. Y se enojó mucho. �Nunca dudé en venir al corte�, dice y reconoce que iba a estar en la comisión negociadora si no hubiera sido por la mano de aquel policía que la agarró de los cabellos y le pegó dos trompadas en el rostro antes de llevarla arrastrando hasta el cementerio de Mosconi, el lugar de concentración de los detenidos. �Nos insultaban de arriba a abajo. Y nos empujaban con sus armas. Cuando nos trasladaron a General Cornejo (un pueblo distante a 7 kilómetros de Mosconi camino a la capital salteña), unas mujeres policías nos encerraron y nos obligaron a desnudarnos. Fue terrible, degradante. Pero no me arrepiento de lo que hacemos, es la única manera de hacer que nos escuchen.�
�Porteño.� Así se presenta, no quiere dar su nombre. Dice, sí, que el sobrenombre es porque hace unos años fue hasta la Capital Federal a probar suerte. No le fue bien y tuvo que regresar. �Yo les discuto a los perucas de (Juan Carlos) Romero y los porteños que mandó el Presidente. Ellos vienen acá y prometen y prometen. Pero después se van y nosotros nos seguimos cagando de hambre. Nos tiran esos planes Trabajar y creen que ya está todo. Pero acá todo se va a la mierda.�
�Sin embargo, sus compañeros en la mesa negociadora aceptaron esos planes. ¿Qué hará entonces? �preguntó este diario.
�Esperar. Ya se darán cuenta de que nos cagaron de nuevo y tendremos que volver a la ruta. Así es la vida acá �responde mientras acomoda su acullico de coca.

 

 

otras voces

  Federico Storani, ministro del Interior: El gobernador de Salta, Juan Carlos Romero, no estuvo a la altura de las circunstancias porque estuvo ausente y porque buena parte de los reclamos de la gente representan problemas absolutamente provinciales. Este es un tema absolutamente provincial, al igual que su resolución, como también lo son el conflicto docente o las exigencias de los pobladores para que se intervengan ciertos municipios. Además, la bancada del PJ tiene una enorme responsabilidad porque Menem eliminó el 100 por ciento de los Planes Trabajar. La negociación con los piqueteros fue muy difícil. Las reivindicaciones planteadas por los pobladores fueron muchas y, por supuesto, serán atendidas por lo deprimida que está la zona. 

  Hugo Moyano y Julio Piumato, secretario general y de prensa (CGT Rebelde): Felicitamos a los miles de trabajadores y trabajadoras del Departamento General San Martín por el éxito parcial conseguido a través de una lucha inquebrantable. Son un ejemplo para todos los argentinos. Enfrentaron la represión desatada en su contra con la convicción de su objetivo de obtener pan y trabajo. La Iglesia ha mostrado su compromiso con una concertación social que venimos impulsando todos los sectores sociales y económicos que queremos una Argentina sin desempleo y sin miseria. 

  José Fernández, delegado de los piqueteros salteños: Por medio del diálogo podemos llegar a conseguir muchas cosas para el pueblo. Por eso, anhelamos que el diálogo no se corte y que no se vuelva a repetir otro corte de ruta. Arribamos a este acuerdo con el gobierno nacional porque los trabajadores queremos la paz, y la paz la encontramos con trabajo. Espero que desde el presidente hasta el último concejal traten de pensar que el norte argentino está muy sufriente y huérfano de políticos. 

  Juan Carlos González, delegado de los piqueteros salteños: Vamos a pedir la intervención al gobierno salteño y a la policía provincial porque se comportaron realmente como salvajes, vinieron a actuar para matarnos y nuestros compañeros están todos golpeados. 

  Enrique Mathov, secretario de Seguridad Interior: Con la privatización de YPF, al desactivarse la zona, no existió de parte de los gobiernos nacional, ni provincial de entonces, una vía para implementar una actividad sustitutiva. El gobierno de Menem y el de Salta debieron haber obligado a las empresas privadas a absorber parte del personal.

 

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