Por Santiago Rodríguez
 Aníbal Ibarra ascendió a la �primera� del Frepaso al ganar la jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y el próximo lunes jugará su primer partido en esa división junto al vicepresidente Carlos �Chacho� Alvarez. Ambos desembarcarán ese día en Cipolletti para acompañar al intendente de esa localidad de Río Negro, Julio Arriaga, en su afiliación al Frente Grande. Se trata de la puesta en marcha de una movida diseñada por Alvarez para reposicionar al Frepaso dentro de la Alianza a partir del triunfo electoral porteño y que no es ajena a su proyecto de candidatearse para gobernador de la provincia de Buenos Aires en el 2003.
Alvarez está por demás entusiasmado con la victoria de Ibarra del último domingo. Su entusiasmo tiene dos motivos: por un lado, considera que el haber cosechado casi el 50 por ciento de los votos en la Capital Federal aporta oxígeno a la Alianza para continuar con su gestión a nivel nacional; por otro, evalúa que el hecho de que sea un hombre el Frepaso quien haya ganado le dará un mayor dinamismo a esa fuerza y también otro brillo a su papel dentro de la sociedad con el radicalismo.
Desde hace tiempo Alvarez tiene en mente empezar a reunir y a movilizar a los hombres del Frepaso que tienen cargos ejecutivos, un lote en el que Ibarra ya es un referente insoslayable: el domingo pasado se convirtió en el primer frepasista elegido para gobernar un distrito importante y se sentará a la mesa de la política nacional a partir del próximo 6 de agosto, cuando jure como jefe de Gobierno porteño. Chacho en persona se encargó el lunes pasado de invitar a Ibarra para que lo acompañara en su visita a Cipolletti. Dos llamados telefónicos de �El comandante� �como Ibarra dijo a Página/12, que justo en ese momento le hacía una entrevista a propósito de su triunfo electoral� fueron suficientes para el sí.
Quien pasado mañana dará el sí en Cipolletti, pero al Frente Grande, será Arriaga, un hombre que llegó a la intendencia de esa ciudad del Alto Valle del Río Negro en representación de un partido provincial (ver nota aparte). Arriaga firmará su ficha de afiliación en un acto público y en primera fila estarán, además de Chacho e Ibarra, el gobernador radical de esa provincia, Pablo Verani, y el intendente socialista del Frepaso de Rosario, Hermes Binner. El vicepresidente y el jefe de Gobierno porteño aprovecharán su paso por Cipolletti para verse con los dos intendentes frepasistas rionegrinos.
En el entorno de Ibarra saben del proyecto de Chacho para el 2003 e intuyen que detrás de este viaje y su idea de movilizar a los frepasistas está su aspiración de candidatearse para la gobernación bonaerense. Los intereses de uno y otro coinciden: Chacho puede exhibir a Ibarra como sinónimo del éxito del Frepaso y a Ibarra le da otro capital hacia adentro del partido aparecer parado al lado de Chacho. Por eso, Ibarra postergó las vacaciones en familia para descansar del trajín de la campaña. Al regreso le esperan tres largos meses en los cuales deberá resolver la integración de su gobierno, con todas las presiones que eso trae. Sus colaboradores más estrechos adelantaron que serán ellos los que se sentarán a negociar con los jefes radicales del distrito. �Aníbal se va a reservar la última palabra y sólo va a hablar con De la Rúa y Chacho�, explican. A Cecilia Felgueras la sitúan sentada con Darío Alessandro en una mesa que sería la última instancia de decisión previa a Ibarra.
En esta estrategia, los asesores piensan en organizarle dos viajes al exterior antes de su asunción. Los destinos no están todavía definidos, aunque la premisa para la elección será que sirvan para aumentar el capital político y ejecutivo de Ibarra.
EL INTENDENTE DE CIPOLLETTI QUE SE AFILIA AL FREPASO
La vuelta a casa de Julio Arriaga
Por Elio Brat
Desde Cipolletti
Cuando Julio Arriaga llegó a la Patagonia, hace 24 años, trajo su carnet de la UCR platense. Con la ficha renovada con los radicales cipoleños, llegó a concejal. Entre el �89 y el �90, por disidencias con la línea �y el accionar político� del entonces hombre fuerte partidario, el dos veces gobernador y ex candidato presidencial Horacio Massaccesi, rompió con la UCR y se enroló en el Movimiento Patagónico Popular (MPP). Mañana se acercará a sus raíces, cuando en una ceremonia en un cine-templo evangelista local, se afilie al Frepaso local con Carlos Chacho Alvarez, Aníbal Ibarra y el santafesino Hermes Binner como padrinos.
En el MPP, Arriaga formó un tándem con Julio Rodolfo �Rudy� Salto, ex intendente de Cipolletti y ex hombre de confianza del caudillo del Partido Intransigente, Oscar Alende. La relación se deterioró con las idas y venidas del líder del MPP. Primero, Salto se alió con el expulsado radical y dueño del diario Río Negro, Julio Rajneri. Luego de un crecimiento notable en poco tiempo -.el mismo Massaccesi confesó varias veces que lo que más temía electoralmente era �la fuerza de Salto desde Cipolletti�� el hijo de quien fuera el primer gobernador de Río Negro giró hacia el menemismo, aliándose con el actual senador nacional Remo Costanzo.
En las últimas elecciones del 22 de agosto de 1999, Arriaga fue reelecto intendente de Cipolletti, nada menos que con un 75 por ciento de los votos: los 21.075 sufragios que obtuvo aplastaron a los 5.110 que sacó la Alianza UCR.Frepaso rionegrina. Fue entonces que, en medio de acusaciones y gritos de Costanzo tildándolo de �traidor a la campaña�, comenzó a sonar más que nunca su alejamiento del MPP y su intención de afiliarse a la Alianza a través del Frente Grande provincial.
Lo demás fue sólo cuestión de tiempo y de varias conversaciones con el vicepresidente Carlos Chacho Alvarez. Con él, según sus adherentes, se irán �decenas de arriaguistas�, entre ellos el titular de la poderosa Cooperativa Eléctrica de Bariloche (CEB), el actual concejal aliancista Leonardo de Ferrariis. Quienes decidan caminar por el mismo rumbo que el jefe comunal de Cipolletti tienen muy en claro las palabras de esta semana de Arriaga: �los que quieran seguirme en el nuevo camino que inicio, deberán seguirme también en las decisiones político partidarias que se vayan adoptando y sin medias tintas�. Aunque lo niegue tantas veces como se le pregunte, Arriaga sabe que los tres años y medio que lo separan de su probable llegada a la Casa de Gobierno en Viedma necesitan de un liderazgo fuerte en una provincia con graves problemas.
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