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Qué debe hacer la izquierda

Pasado el festejo, comienza la elaboración de la agenda de los legisladores de izquierda electos el domingo pasado. Página/12 reunió a cuatro voces que expresaron sus expectativas y señalaron prioridades.

La fiesta fue por la mejor elección de la izquierda en muchos, muchos años. 
Falta ver cómo se adaptarán los legisladores electos al ámbito parlamentario de la Ciudad.


Leon Rozitchner.

¿Qué podemos esperar ahora de la izquierda política? Los partidos políticos de la izquierda no representan a la totalidad de la gente �progresista�, cuyos votos sin embargo recibieron: muchos no formamos parte de ninguno de ellos. Que esta distancia se salve dependerá de que puedan plantear una convergencia más amplia, sin intentar bajar una misma línea para todos o imponer un liderazgo narcisista. Sería bueno que la conciencia de sus fracasos apuntara a una política pública más allá de las diferencias teóricas y los remanentes del pasado: el desafío de transformar la abstracción estéril para abrir un espacio ampliado de esperanzas. Mostrar a la gente descreída que hay un gran camino, aunque muchos senderos. Una bajada a tierra para abandonar las fantasías impotentes. La izquierda partidista viene de un pasado por momentos heroico pero fracasado. No hay que olvidar que el terror abrió un surco profundo entre la �zurda� y la gente. ¿Podrán revertir la soledad y la dispersión para encontrar el difícil camino de enraizar los ideales en la materialidad esquiva de la vida cotidiana? Componer con otras fuerzas, allí donde antes la crítica �por más dialéctica que fuera� hacía posible una pureza discursiva que los preservaba de la intemperie de la realidad viviente, antes distante y ahora un poquito más próxima. Quizá la �izquierda� política pueda entonces aprovechar esta ocasión para realizar su experiencia más importante: salir del dogmatismo y dejar de darse la razón de sus fracasos.

Osvaldo Bayer. 

El primer paso, seguir una línea de unidad. En sus programas partidarios tienen suficientes reivindicaciones en esta ciudad injusta como para no encontrar una salida común y un proceder unitario. Y entonces sí, dedicarse por entero a las necesidades de los desposeídos. Dedicarse al Bajo Flores y no a pavimentar la avenida Alvear. Emplear todo su tiempo en denunciar las enormes injusticias que reinan en este estrecho perímetro de la Capital, con sus villas miseria, su falta de trabajo, su falta de techo, de salud pública, de educación. Denunciar constantemente esa herida abierta de la ciudad. Repito: sus villas miseria y sus barrios cada vez más empobrecidos a pocas cuadras de Puerto Madero. Denunciar día por día qué pasa con esos niños, con la violencia a que están sometidos y con el principio de injusticia que deben enfrentar desde que nacen a la vida. Es decir, la falta de democracia, la falta de cumplimiento de las leyes, la falta de respeto a lo establecido en la Constitución nacional. Los legisladores que no aceptan este sistema globalizado de la indignidad deben estar en esos sectores, acompañando a sus organizaciones de base, a sus protestas, formar en primera fila de sus petitorios ocupando calles, recintos, ministerios o lo que sea, pero para que se los escuche y se haga democracia y no clientelismo. Denuncia pero acción. Apoyar a las ONG y a todas las organizaciones populares que buscan reivindicaciones verdaderas. Esa es la manera de hacer democracia y de ser democrático. Hay que agitar la democracia. Colgar bandos en las puertas de la Legislatura con las denuncias diarias que lleguen a su seno sobre injusticias, carencias pero también sobre la prepotencia autoritaria de la policía o de los padrinos de los grandes partidos. Convocar a la gente radiada a la puerta de la Legislatura para aconsejarles la rebeldía contra lo injusto. Movilizar la democracia. Los legisladores de la izquierda porteña deben ser dueños de las calles para cumplir con la protesta democrática. Que no se logra con conciliábulos o prendiendo velas, sino actuando. Y preparando nuevos protagonistas. Por eso, cumplido el período de mandato no deben presentarse de nuevo, sino dejar sus bancas para que surjan hombres y mujeres jóvenes cargados de vocación por una sociedad digna. Eso será crear movimientos democráticos y una base que se irá agrandando con elejemplo y la actitud. Les deseo la bienvenida a esos legisladores que sueñan con el solidarismo en la sociedad. Y lo obtendrán con rebeldía, coraje, libertad y en contacto permanentemente con los sumergidos.

Atilio A. Boron .

La izquierda porteña se encuentra ante un nuevo desafío surgido de su inesperada fortuna electoral: ¿cómo aprovechar la oportunidad? Los cuerpos legislativos suelen ser la tumba del fervor revolucionario, pero también pueden ser útiles plataformas para la izquierda. La historia argentina ofrece ejemplos paradigmáticos en ambas direcciones. En esa siempre renovada fuente de sabiduría política que es El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte Marx notaba que uno de los errores más graves cometidos por la izquierda parisina en la coyuntura del 1848 fue el de �comportarse callejeramente en el Parlamento y hacerlo parlamentariamente en las calles�. Lo primero que tendría que hacer la izquierda porteña es evitar la reiteración de ese error. En la Legislatura debe actuar parlamentariamente, y en la calle debe continuar con sus tácticas de agitación, movilización y organización. Lo peor que podría hacer es renunciar o subestimar la importancia de una de estas dos arenas o emplear en uno de esos ámbitos recursos o tácticas propios del otro. Pero, ¿qué significa �actuar parlamentariamente�? En síntesis: comprometerse en una intensa y prolija labor legislativa. Necesitamos urgentemente una legislación de izquierda en numerosas áreas. La Constitución porteña dispone de cláusulas (hasta ahora letra muerta) que promueven la participación popular en la gestión de la ciudad. La izquierda podría aferrarse a esa promesa constitucional para impulsar, siguiendo el ejemplo de Porto Alegre, el presupuesto participativo. De esta manera se quitaría de las manos de dizque �expertos� y �técnicos� �en realidad, grises representantes del poder económico� el control de la herramienta fundamental de todo gobierno, el presupuesto, y lo depositaría en manos del pueblo (o �la gente�, si se prefiere evitar una palabrota que ofende al discurso político hegemónico). Por supuesto, esta responsable conducta legislativa debería articularse con la política que se procesa fuera del recinto, en las calles, donde la izquierda deberá trabajar arduamente para constituirse en el canal natural de expresión de las reivindicaciones ciudadanas y de las protestas populares. Si la izquierda porteña actuara de este modo instalaría la noción de que la lucha por el socialismo es una empresa realista, y que a lo largo del camino sus representantes pueden impulsar una legislación que aquí y ahora mejore la calidad de la vida urbana y las condiciones de existencia de los sectores populares. Esto exige abandonar definitivamente aquello que Lenin con mucho tino bautizara como �infantilismo izquierdista�, y que hoy se expresaría en una renovada forma de cretinismo parlamentario consistente en creer que se derrota al neoliberalismo con discursos altisonantes, con consignismos petardistas, o con una carrera para ver quién está más a la izquierda mientras los grandes beneficiarios del modelo disfrutan de su festín y se divierten con los desvaríos de la izquierda. ¿Es mucho pedir?

Vicente Battista. 

Que haya legisladores de izquierda me hace pensar que no todo está perdido. Aunque soy apartidario, me considero un hombre de izquierda, así que me alegro mucho de tener representantes. En realidad, desearía que hubiera más. A partir de esto descubrimos que, por fortuna, se está quebrando esa opción que parecía única entre derecha o centroderecha. Ahora la izquierda aparece como una tercera posibilidad y aquello de votar el mal menor se puede convertir en acercarse lo más posible a lo que uno considera el bien. Ahora, lo que la izquierda va a hacer en la Legislaturaes otro tema. Como la razón de ser de la derecha es conservar la propiedad, cada vez que la ve amenazada se hace una alianza entre los diferentes grupos. La izquierda, en cambio, como no defiende ninguna propiedad, se maneja en el campo de las utopías y no sabe hacer alianzas tan férreas como las de la derecha. Por eso, hagamos votos para que los legisladores de la izquierda no se rompan los cuernos entre ellos y que por discusiones internas no descuiden el objetivo común, que es plantearle problemas a la derecha. Espero que cuando se discuta un aumento en las tarifas de los colectivos, no salten a decir que no hay que pagar la deuda externa o cosas así. Los diferentes partidos de izquierda tienen que plantearse muy seriamente esto y pensar que puede ser el principio de algo mucho más fuerte, algo que pueda hacer temblar a la derecha.


opinion
Por Horacio Verbitsky

Forros

La Comisión Calificadora de Espectáculos, Publicaciones y Expresiones Gráficas de la Ciudad de Buenos Aires dio a conocer su existencia con la prohibición del último número de la revista Trespuntos. Dispuso que el semanario fuera retirado de los kioscos hasta que los editores lo envolvieran en un forro opaco y cerrado, como el que impide el contagio de las revistas Favorite Sex, Golden Girls y Real Sex. La resolución aludió a las fotos que ilustran la nota �El sabor del sexo�. Además de profiláctica, la medida es, por varias razones, confusa y obliga a formular hipótesis que la expliquen. Por ejemplo:
  La tapa de la revista anuncia en un título secundario la nota sobre sexo oral, pero no la ilustra. Junto a la nota en cuestión no hay fotos sino dibujos, de un siglo de antigüedad. La excitación provocada por esas antiguas viñetas ¿será un indicio de la edad cronológica o mental de los censores?
  La foto de la tapa muestra a la fórmula triunfante en las elecciones del domingo.¿Serán ellos el objeto de la censura? ¿Será la comisión un reducto de militantes políticos, temerosos de que, inspirada en el artículo pecaminoso, con los dientes que Dios le dio y la escasa experiencia que se le huele a miles de kilómetros de distancia, ella lesione en forma grave al nuevo héroe de la Alianza, le impida asumir la jefatura de gobierno y confirme así las invectivas del Caballo Loco?
  En ediciones recientes el semanario publicó informes especiales sobre el Opus Dei y acerca de cómo viven su sexualidadlas monjas. ¿Es eso lo que se castigó por intercesión de una voz ultraterrenal? Por las dudas, el distribuidor de la revista se apresuró a retirarla también de los puestos de la provincia de Buenos Aires, donde no regía la prohibición.
La rápida reacción del jefe de gobierno, Enrique Olivera, y de la secretaria de cultura, Teresa Anchorena, quienes no necesitaron más de un día para liberar a la revista de los forros, dejarán estas preguntas sin respuesta. Pero el episodio muestra que el reflejo de prohibir sigue intacto, siempre al acecho. Es útil para recordarnos de dónde venimos y la vigilia cotidiana que requiere mantener esa construcción artificial que es un sistema político basado en el respeto a la libertad.

 

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