Por Eduardo Febbro
Desde París
Peter Parker no hubiese soñado con un mundo más fácil de transitar. El personaje del Hombre Araña hubiera podido deslizarse a su antojo a lo largo y a lo ancho de la famosa �telaraña mundial� que es Internet. Pero Parker no estará este lunes en París cuando se abra la cumbre del Grupo de los Ocho (G8) consagrada enteramente a lo que los expertos franceses califican hoy como �el peligro número uno que acecha al mundo�, es decir, la cibercriminalidad. Virus, �visitas intempestivas�, sabotajes, piratería, chantajes secretos, destrucción de datos, espionaje, la lista de amenazas que circulan en la red mundial es tal que hasta el mismo Consejo de Europa está pensando en aplicar una Convención sobre la criminalidad. Los daños causados por el virus ILOVE YOU constituyen la última prueba de los estragos que pueden causar los llamados �cibercriminales�. Según un informe reciente del Ministerio francés de Interior, sólo en Francia se constataron 4500 �casos criminales� ligados a Internet en el curso del año 1999.
Daniel Padoin, jefe del servicio de investigaciones sobre el fraude en las tecnologías de la información, el SEFTI, estima que el �crimen informático está convirtiéndose en el riesgo industrial y económico número uno, aunque los Estados no escapan a los misiles virtuales�. Los actores económicos son los primeros preocupados. Hubert Marty-Vraillance, comisario principal de policía y miembro del servicio central de seguridad de los sistemas de información (SCSSI), señala que con sólo �paralizar la distribución de energía o los servicios de salud se puede reducir un país a la nada�. Las mismas sirenas de alarma suenan en Alemania, donde el canciller Gerhard Schroeder encargó la elaboración de un informe cuyas conclusiones caben en pocas palabras: �Los ataques precisos llevados a cabo a través de Internet pueden incluso sustituir a una confrontación armada�. En suma, y la cumbre de París así lo prueba, la guerra cibernética ha dejado de ser un argumento de ciencia ficción. Daniel Martin, jefe del servicio asistencia y protección de la OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económico afirma que no �se trata de un guión cinematográfico. La verdadera catástrofe sería que nuestros dirigentes subestimaran los riesgos�.
El problema original es oriundo de la misma problemática: en primer lugar, la cooperación internacional en materia de cibercrimen es escasa; en segundo, al organizar un sistema de comunicación como una red sin punto central ni centro neurálgico, el mundo occidental es víctima de su propia invención. La fuerza se convirtió en debilidad. Como lo señala el comisario Hubert Marty-Vraillance, �cada Estado reivindica la soberanía nacional cuando en realidad Internet es un espacio transfronterizo�. En este contexto y más allá de la urgencia, las negociaciones que se inician este lunes en París se presentan complicadas, tanto más cuanto que Marty Vraillance revela que �mientras los norteamericanos quieren mandar Starsky y Hutch numéricos para arrestar en todas partes del mundo a los hackers, nosotros queremos luchar contra el cibercrimen sin por ello instaurar una suerte de Big Brother�. De allí que uno de los expertos que participan en la cumbre de la capital francesa comente que, �a falta de un acuerdo multilateral, la tan mentada lucha contra la cibercriminalidad podría volverse en una guerra entre policías�.
Uno de los expertos más serios en piratería informática, Bruce Schneier, admite que �para ser pirata no hacen falta muchos conocimientos�. Quienes sucumbieron a las dulces palabras �ILOVEYOU� pueden confirmar la sentencia de Schneier: hay amores que matan. Y para que tanta gente no vuelva a morir de amor, poderes públicos de los países del G8, policías y jueces se expresarán junto al sector privado con la ambiciosa pero difícil misión depreparar los primeros bosquejos de un antídoto contra el crimen virtualizado. No se espera ninguna conclusión formal de esta cumbre pero sí un �enfrentamiento público y formalizado� de las dos tendencias metodológicas para hacer frente a los hombres araña de la red. Por un lado, el método veloz y expeditivo de los norteamericanos a través de una ciberpolicía que, debido al desarrollo más completo de EE.UU., estaría bajo el control de Washington. Por el otro, el estilo más administrativo de los europeos que insisten en trabajar a partir de �las vías legales� para poner la red mundial bajo un paraguas de �alta seguridad informática� y seguir protegiendo la vida privada de los individuos. La cumbre del G8 (EE.UU, Canadá, Japón, Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia y Rusia) se realiza según un orden en el que cada delegación estará representada por 15 miembros de las empresas y de los poderes públicos. La agenda comprende dos ejes: los problemas comunes y los desafíos que plantea la criminalidad ligada a las tecnologías de punta así como sus posibles soluciones. Marcel Vigouroux, responsable de la Brigada Central de represión de la criminalidad informática, BCRCI, señala que el hecho de que no se esperen decisiones oficiales no constituye un punto en contra. Por ello admite con cierta filosofía que �la cumbre permitirá que al menos se entable un dialogo crucial�.
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