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PIEDRA LIBRE A LOS AMIGOS DE MASSERA
El cuchillo también lo carga el diablo

El secretario  de Servini de Cubría, quien investiga el robo de bebés en la causa que involucra  a marinos, recibió  una amenaza poco sutil. Robaron documentos de su despacho y  le dejaron un cuchillo clavado en la puerta de un placard.


Por Raúl Kollmann
t.gif (862 bytes) Una patota, según parece integrada por hombres de la Marina, ingresó en el domicilio de Ricardo Parodi, secretario judicial de María Servini de Cubrini en todas las causas vinculadas con el robo de bebés, y le dejó varios mensajes mafiosos: no robaron dinero que había sobre una mesa, pero se llevaron la CPU de la computadora; dos videocasetes que seguramente los individuos pensaban que contenían la filmación del regreso de Eduardo Emilio Massera a la ESMA y clavaron un cuchillo dentro de un placard como evidente amenaza de muerte. La patota tuvo alguna dificultad para salir del edificio, por lo que tomaron por el cuello a un vecino, y se alejaron del lugar en un Ford Falcon color crema y un Peugeot más bien oscuro, ambos con vidrios polarizados y patente de la provincia de Buenos Aires. Según trascendió en el juzgado de instrucción que investiga el caso, en los primeros pasos de la pesquisa apareció un oficial retirado de la Marina que reconoció que hombres de esa fuerza, principalmente suboficiales, participaron del operativo e incluso este oficial mencionó detalles de lo que hicieron dentro de la vivienda que ni la propia víctima de la amenaza se había dado cuenta. Por ejemplo, que el cuchillo clavado dentro del placard no tenía mango, supuestamente un mensaje de que los agresores tienen el mango, es decir el control de la situación.
Ricardo Parodi es el secretario de Servini de Cubría que actuó en las causas por las que están detenidos, entre otros, el ex almirante Massera, el capitán de navío Trama, el integrante del Servicio de Inteligencia de la Marina, Policarpo Vázquez, y el grupo de suboficiales detenidos en Mar del Plata en enero pasado. La propia Cámara Federal designó a Parodi como �secretario a cargo de las causas por desaparición de niños�.

Historia repetida
La irrupción en el domicilio registra varias amenazas como antecedente:
Hace unas semanas, Parodi se encontró con un mensaje en el contestador en el que le decían: �te felicitamos por las mujeres embarazadas�.
En varias oportunidades atendió llamadas y escuchó la música de la película El golpe, una melodía que según varios sobrevivientes se escuchaba en los centros clandestinos de detención.
En diciembre pasado, cuando Servini de Cubría investigaba a un grupo de suboficiales que se apropiaron bebés, viajó a Mar del Plata y en plena Ruta 2 un vehículo intentó sacar el auto de la jueza de la ruta. Entre el chofer �integrante de la Policía Federal� y una custodia de la Gendarmería repelieron el ataque.

El viejo estilo 
El ingreso al domicilio de Parodi se produjo aproximadamente a las 18 del sábado 6 de este mes, pero se mantuvo en reserva para dar los primeros pasos de la investigación. La denuncia quedó radicada en la seccional 9 de la Policía Federal y la causa está en manos del juez de instrucción Raúl Irigoyen. 
Los efectivos de la División Rastros quedaron sorprendidos ante la primera evidencia: la puerta de la vivienda fue prácticamente destruida a patadas, con violencia similar a la utilizada por los grupos de tareas del Proceso. Además, los individuos sabían perfectamente que en ese momento no había nadie en la vivienda e incluso actuaron con aires de impunidad, porque estacionaron los dos vehículos en la puerta, esperando a la patota que ingresó en el domicilio. 
En el departamento había 200 pesos sobre una mesa, algunos anillos y sortijas, pero los desconocidos no tocaron nada de eso. Se dirigieron directamente a la computadora personal de Parodi, sacaron el teclado y elmouse, y se llevaron únicamente la CPU. En la unidad no había documentación vital para las causas, pero sí algunos resúmenes de los expedientes sobre robo de bebés, borradores de interrogatorios, notas sobre posibles pasos a seguir en las investigaciones.
Significativamente, los individuos robaron también dos videocasetes. El jueves 4 de mayo, Servini de Cubría y Parodi ordenaron una medida de prueba que llevó a Massera de regreso a la ESMA por primera vez desde la caída de la dictadura. El ex almirante trataba de demostrar que en sus visitas a esa unidad él nunca tuvo tiempo de dirigirse a la parte donde funcionaba el centro clandestino de detención. En ese marco, la jueza, el secretario y el ex marino recorrieron casi toda la ESMA, incluyendo los casinos de oficiales y las zonas de tortura. La diligencia fue filmada en video en su totalidad y la desaparición de las cintas parece relacionarse con ese trámite: seguramente los desconocidos que entraron en el departamento de Parodi pensaron que los dos videos contenían aquella filmación o por lo menos quisieron dejar el mensaje.
Tras llevarse lo que buscaban, los desconocidos fueron saliendo a la calle, pero uno de ellos quedó encerrado en el propio edificio, con dificultades para abrir la puerta de calle desde adentro. En ese momento entró una pareja, y el desconocido agarró al hombre por el cuello, reclamándole las llaves para salir. Este testigo pudo ver perfectamente los dos autos estacionados en la puerta, el Ford Falcon color crema y el Peugeot oscuro, con vidrios polarizados y chapa bonaerense. 

Asombrosos  primeros datos

Según pudo verificar Página/12 en el expediente aparece una referencia a los dichos de un oficial retirado que conversó con uno de los investigadores en el Círculo Naval. Este individuo, cuya identidad se mantiene en reserva, reconoció que el operativo fue perpetrado por un grupo de marinos, todos suboficiales, que conforman una organización supuestamente �incontrolable� para sus superiores. El testigo dijo que ese grupo de suboficiales �la mayoría de Mar del Plata� tiene apoyo de integrantes de la Policía Bonaerense, algo que resulta coincidente con las patentes de la provincia de Buenos Aires que tenían los autos que utilizaron los que ingresaron en la vivienda de Parodi.
Sin embargo, lo que le dio la máxima credibilidad al testigo fueron algunas revelaciones sobre la operación misma. Este marino retirado dejó caer un frase impactante, en un diálogo con los investigadores:
�Seguro que le dejaron un mensaje �dijo, sabiendo lo que decía, el oficial retirado de la Marina.
�¿Cómo que un mensaje?
�Sí, un cuchillo clavado en un placard.
�No sabemos nada de eso.
�Es más, un cuchillo que no tiene mango. Porque el mensaje es que nosotros tenemos el mango. Seguro que le dejaron el cuchillo clavado un poco hacia abajo, símbolo de que le van a seguir encima. 
Consultado, efectivamente Parodi se dio cuenta de que encontró un cuchillo clavado en el placard, pero no había percibido que ése era un mensaje. Creyó que usaron el cuchillo para hacer palanca y abrir el placard y después simplemente lo dejaron clavado. El dato que venía del testigo le hizo abrir lo ojos: obviamente no necesitaban nada para abrir el placard puesto que éste no tiene llaves ni impedimento alguno para abrirlo. Además, efectivamente el cuchillo estaba sin mango.
El testigo dio algunos elementos más. Insistió en que el grupo de tareas está formado por suboficiales de la Marina y algunos policías bonaerenses, todos ellos furiosos por las detenciones que hizo Servini de Cubría por el robo de bebés. Pero �según explicó el individuo� no sólo van contra el secretario y la jueza por una cuestión �de principios�, sino porqueintegraban una especie de mafia que entregaba los hijos de las detenidas en la Base Naval de Mar del Plata. 
�Los partos los hacía un enfermero de apellido Romero y los bebés eran entregados, a veces a otros suboficiales y en otros casos se entregaban por dinero. Era una mafia�, explicó el oficial retirado que aparece como una especie de testigo en el expediente. 
En el diálogo con los investigadores, el oficial dio toda la impresión de querer salvar a los altos mandos, tanto durante el Proceso como ahora. Insistió en que los suboficiales son incontrolables y que también �hicieron su negocio� con los bebés. En ambos casos, parece poco creíble que todas las cosas hayan ocurrido y aún ocurran a espaldas de los jefes de la Armada. 
Las amenazas a Parodi y a Servini de Cubría causaron conmoción en la Justicia y el Gobierno, por lo que se inició una profunda investigación. El secretario, la jueza y varios funcionarios más declararon ante el juez Irigoyen y, según se deduce del expediente, hay numerosas diligencias realizadas por la Policía Federal. En fuentes cercanas a los investigadores, hay optimismo y sostienen que posiblemente identifiquen a los integrantes del grupo de tareas que amenazó a Parodi. 

 

Abuelas abrió la investigación

Por A.M.
A partir de una denuncia de las Abuelas de Plaza de Mayo, la jueza María Servini de Cubría realizó una investigación sobre un grupo de marinos, presuntos responsables del robo de doce bebés que habrían nacido cuando sus madres estaban detenidas clandestinamente durante la dictadura. El 7 de enero fueron detenidos en Mar del Plata nueve suboficiales de la Marina que revistaron en el centro de detención que funcionó en la Base Naval de esa ciudad. En el complejo habitacional Las Toninas donde vivían los suboficiales apropiadores era un secreto a voces que sus �hijos� eran botín de guerra. Estela Carlotto, presidenta de las Abuelas, opinó que esos niños podrían haber sido llevados a la ciudad balnearia desde la ESMA. Cuando la jueza viajó a Mar del Plata para tomar testimonios sufrió un gran susto. En plena ruta, un coche se le tiró encima dos veces en apenas unos segundos. Los testigos también fueron amenazados. Algunos de los marinos siguen procesados y con prisión preventiva, mientras la Cámara Federal decide las apelaciones que presentaron sus defensores. Otros fueron liberados por falta de pruebas. Y Servini espera el resultado de los análisis genéticos para confirmar el lazo biológico entre los jóvenes encontrados y las abuelas que los reclaman. El disparador de este caso fue el del marino Policarpo Vázquez, que había sido encarcelado en marzo, acusado de haberse apropiado ilegalmente de la hija de Rubén Santiago Bauer y Susana Pegoraro, ambos desaparecidos. 


El Museo de la Memoria

En los primeros días de 1998, el ex presidente Carlos Menem había establecido por decreto el traslado de la ESMA a la base de Puerto Belgrano, y pretendió demoler el edificio para crear un espacio verde y un monumento a la �unión nacional�, como símbolo del �fin de las antinomias del pasado�. Graciela Lois, cuyo marido está desaparecido, y Laura Bonaparte, de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, reaccionaron rápidamente y presentaron un recurso de amparo ante la Justicia. En octubre de ese año, el juez federal en lo contencioso administrativo Ernesto Marinelli dictó una medida de no innovar sobre el destino de la ESMA y, en diciembre, la Cámara de Apelaciones la dejó firme. El Poder Ejecutivo apeló y el asunto llegó a la Corte Suprema. Por ahora, lograron impedir que la topadora menemista borrara de la memoria ese centro del horror y bastión de las aspiraciones políticas masseristas. Pero el proyecto de convertirlo en el Museo de la Memoria aún no termina de ver la luz. 

El hobby del cabo Rossi  lo dejó fuera de foco

Se apostó en un aula en desuso de la ESMA y fotografiaba a los manifestantes. El teniente Ramírez lo sacó de allí �porque estaba saliendo en vivo� por televisión. Rossi está acusado de hacer tareas de inteligencia interna.


Por Adriana Meyer
La Justicia estudia la situación del �fotógrafo aficionado� de la ESMA que se dedicó a retratar a las juventudes de la Alianza durante una manifestación. La Sala II de la Cámara Federal porteña debe decidir si confirma el sobreseimiento del marino que tomó fotos de la protesta contra la proyectada demolición de la Escuela de Mecánica de la Armada, en enero de 1998. El juez federal Jorge Urso sobreseyó al cabo Vicente Claudio Rossi, pero el fiscal Miguel Angel Osorio apeló la medida porque considera que realizó una actividad de inteligencia que está prohibida para los militares. 
Según Osorio, �se encuentra fehacientemente acreditado que el cabo Rossi sacó fotografías de un grupo de personas que manifestaba, el 10 de enero de 1998 entre las 14 y las 16 horas, ubicándose para ello en una ventana situada en el edificio de la ESMA�. Esto fue confirmado por los testimonios de los manifestantes que hicieron la denuncia y por el reconocimiento del propio Rossi. Durante la investigación, la Armada informó que el rollo �fue velado y destruido�. 
El teniente de navío Marcelo Julián Ramírez estuvo a cargo del operativo de seguridad montado para la ocasión y fue quien veló el rollo de la cámara de Rossi, por orden del capitán de navío Alfredo Ricardo Aliotta. El juez consideró que esta presunta destrucción de elementos probatorios debe ser investigada por otro magistrado, pero Osorio se opuso porque le pareció contradictorio. �Si Urso estableció que Rossi no cometió delito, no entendemos qué es lo que habrían encubierto los otros dos imputados�, señaló a este diario un colaborador del fiscal.
Rossi aseguró que se dedicaba a fotografiar eventos sociales para aumentar sus ingresos y que esa tarde se puso a sacar fotos por iniciativa propia, �para vendérselas a algún medio de comunicación�, según consta en su descargo. �Las tomé como quien puede tomar la foto de un anciano en una plaza o de una madre con un bebé, nunca con la intención de fotografiar caras o personas en especial�, explicó, y enfatizó que no pertenece a �ningún grupo de inteligencia de la Armada�. Además, reconoció que tomó �una decisión desacertada�. Por su parte, el oficial Aliotta argumentó que quiso evitar que el rollo fuese revelado porque �no era de interés para el cabo ni para la escuela�. Y sancionó a Rossi con un apercibimiento leve. 
Según el juez, lo que desvincula en forma definitiva al cabo es que no sacó las fotos por una orden de la Marina. �Obtener fotografías de un grupo de manifestantes por sí sólo difícilmente pueda ser tomado como una �hipótesis de trabajo� propia de los organismos de inteligencia militar�, escribió en su resolución del 10 de marzo. Sin embargo, en la apelación, Osorio razonó que, si esto fuera así, �queda sin una explicación coherente� la destrucción posterior del rollo.
El fiscal sostuvo que el marino �estaba efectuando tareas de inteligencia respecto del grupo de manifestantes, y al ser descubierto por los periodistas que cubrían el evento resultaba imprescindible, para borrar cualquier rastro que conduzca hacia quienes le encomendaron esa tarea, hacer desaparecer el rollo correspondiente�. Y por eso concluyó que el hecho investigado se encuadra en el artículo 15 de la ley 23.554 de Defensa Nacional, según el cual �las cuestiones relativas a la política interna del país no podrán constituir en ningún caso hipótesis de trabajo de organismos de inteligencia militares�. Rossi �efectuó una actividad típica de inteligencia�, argumentó Osorio en su apelación. 
El 10 de enero de 1998, los militantes de Franja Morada, de la Federación Universitaria de Buenos Aires y de la Juventud del Frepaso se habían reunido frente a la ESMA. Allí colocaron una bandera roja y blanca con la leyenda �Justicia�, de 30 metros de largo, sobre el asfalto de la Avenida del Libertador. Vigilados por unos cien policías en fila, reclamaron a las autoridades nacionales �que devuelvan estos terrenos alGobierno de la ciudad para que haga de la ESMA lo que es: un monumento al horror�. 
Las crónicas de la época cuentan que sobre la puerta de entrada al edificio de la escuela, detrás de una ventana del primer piso, un hombre con gorra de la Armada siguió todo el acto con una cámara de fotos. �La mayoría de los participantes lo vieron e insultaron, y algunos hasta lo saludaron con una sonrisa y el dedo medio en alto�, reflejó este diario en su edición del 11 de enero.

 

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