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Por Raúl Kollmann Una patota, según parece integrada por hombres de la Marina, ingresó en el domicilio de Ricardo Parodi, secretario judicial de María Servini de Cubrini en todas las causas vinculadas con el robo de bebés, y le dejó varios mensajes mafiosos: no robaron dinero que había sobre una mesa, pero se llevaron la CPU de la computadora; dos videocasetes que seguramente los individuos pensaban que contenían la filmación del regreso de Eduardo Emilio Massera a la ESMA y clavaron un cuchillo dentro de un placard como evidente amenaza de muerte. La patota tuvo alguna dificultad para salir del edificio, por lo que tomaron por el cuello a un vecino, y se alejaron del lugar en un Ford Falcon color crema y un Peugeot más bien oscuro, ambos con vidrios polarizados y patente de la provincia de Buenos Aires. Según trascendió en el juzgado de instrucción que investiga el caso, en los primeros pasos de la pesquisa apareció un oficial retirado de la Marina que reconoció que hombres de esa fuerza, principalmente suboficiales, participaron del operativo e incluso este oficial mencionó detalles de lo que hicieron dentro de la vivienda que ni la propia víctima de la amenaza se había dado cuenta. Por ejemplo, que el cuchillo clavado dentro del placard no tenía mango, supuestamente un mensaje de que los agresores tienen el mango, es decir el control de la situación. Ricardo Parodi es el secretario de Servini de Cubría que actuó en las causas por las que están detenidos, entre otros, el ex almirante Massera, el capitán de navío Trama, el integrante del Servicio de Inteligencia de la Marina, Policarpo Vázquez, y el grupo de suboficiales detenidos en Mar del Plata en enero pasado. La propia Cámara Federal designó a Parodi como �secretario a cargo de las causas por desaparición de niños�. Historia repetida La irrupción en el domicilio registra varias amenazas como antecedente: Hace unas semanas, Parodi se encontró con un mensaje en el contestador en el que le decían: �te felicitamos por las mujeres embarazadas�. En varias oportunidades atendió llamadas y escuchó la música de la película El golpe, una melodía que según varios sobrevivientes se escuchaba en los centros clandestinos de detención. En diciembre pasado, cuando Servini de Cubría investigaba a un grupo de suboficiales que se apropiaron bebés, viajó a Mar del Plata y en plena Ruta 2 un vehículo intentó sacar el auto de la jueza de la ruta. Entre el chofer �integrante de la Policía Federal� y una custodia de la Gendarmería repelieron el ataque. El viejo estilo El ingreso al domicilio de Parodi se produjo aproximadamente a las 18 del sábado 6 de este mes, pero se mantuvo en reserva para dar los primeros pasos de la investigación. La denuncia quedó radicada en la seccional 9 de la Policía Federal y la causa está en manos del juez de instrucción Raúl Irigoyen. Los efectivos de la División Rastros quedaron sorprendidos ante la primera evidencia: la puerta de la vivienda fue prácticamente destruida a patadas, con violencia similar a la utilizada por los grupos de tareas del Proceso. Además, los individuos sabían perfectamente que en ese momento no había nadie en la vivienda e incluso actuaron con aires de impunidad, porque estacionaron los dos vehículos en la puerta, esperando a la patota que ingresó en el domicilio. En el departamento había 200 pesos sobre una mesa, algunos anillos y sortijas, pero los desconocidos no tocaron nada de eso. Se dirigieron directamente a la computadora personal de Parodi, sacaron el teclado y elmouse, y se llevaron únicamente la CPU. En la unidad no había documentación vital para las causas, pero sí algunos resúmenes de los expedientes sobre robo de bebés, borradores de interrogatorios, notas sobre posibles pasos a seguir en las investigaciones. Significativamente, los individuos robaron también dos videocasetes. El jueves 4 de mayo, Servini de Cubría y Parodi ordenaron una medida de prueba que llevó a Massera de regreso a la ESMA por primera vez desde la caída de la dictadura. El ex almirante trataba de demostrar que en sus visitas a esa unidad él nunca tuvo tiempo de dirigirse a la parte donde funcionaba el centro clandestino de detención. En ese marco, la jueza, el secretario y el ex marino recorrieron casi toda la ESMA, incluyendo los casinos de oficiales y las zonas de tortura. La diligencia fue filmada en video en su totalidad y la desaparición de las cintas parece relacionarse con ese trámite: seguramente los desconocidos que entraron en el departamento de Parodi pensaron que los dos videos contenían aquella filmación o por lo menos quisieron dejar el mensaje. Tras llevarse lo que buscaban, los desconocidos fueron saliendo a la calle, pero uno de ellos quedó encerrado en el propio edificio, con dificultades para abrir la puerta de calle desde adentro. En ese momento entró una pareja, y el desconocido agarró al hombre por el cuello, reclamándole las llaves para salir. Este testigo pudo ver perfectamente los dos autos estacionados en la puerta, el Ford Falcon color crema y el Peugeot oscuro, con vidrios polarizados y chapa bonaerense. Asombrosos primeros datos Según pudo verificar Página/12 en el expediente aparece una referencia a los dichos de un oficial retirado que conversó con uno de los investigadores en el Círculo Naval. Este individuo, cuya identidad se mantiene en reserva, reconoció que el operativo fue perpetrado por un grupo de marinos, todos suboficiales, que conforman una organización supuestamente �incontrolable� para sus superiores. El testigo dijo que ese grupo de suboficiales �la mayoría de Mar del Plata� tiene apoyo de integrantes de la Policía Bonaerense, algo que resulta coincidente con las patentes de la provincia de Buenos Aires que tenían los autos que utilizaron los que ingresaron en la vivienda de Parodi. Sin embargo, lo que le dio la máxima credibilidad al testigo fueron algunas revelaciones sobre la operación misma. Este marino retirado dejó caer un frase impactante, en un diálogo con los investigadores: �Seguro que le dejaron un mensaje �dijo, sabiendo lo que decía, el oficial retirado de la Marina. �¿Cómo que un mensaje? �Sí, un cuchillo clavado en un placard. �No sabemos nada de eso. �Es más, un cuchillo que no tiene mango. Porque el mensaje es que nosotros tenemos el mango. Seguro que le dejaron el cuchillo clavado un poco hacia abajo, símbolo de que le van a seguir encima. Consultado, efectivamente Parodi se dio cuenta de que encontró un cuchillo clavado en el placard, pero no había percibido que ése era un mensaje. Creyó que usaron el cuchillo para hacer palanca y abrir el placard y después simplemente lo dejaron clavado. El dato que venía del testigo le hizo abrir lo ojos: obviamente no necesitaban nada para abrir el placard puesto que éste no tiene llaves ni impedimento alguno para abrirlo. Además, efectivamente el cuchillo estaba sin mango. El testigo dio algunos elementos más. Insistió en que el grupo de tareas está formado por suboficiales de la Marina y algunos policías bonaerenses, todos ellos furiosos por las detenciones que hizo Servini de Cubría por el robo de bebés. Pero �según explicó el individuo� no sólo van contra el secretario y la jueza por una cuestión �de principios�, sino porqueintegraban una especie de mafia que entregaba los hijos de las detenidas en la Base Naval de Mar del Plata. �Los partos los hacía un enfermero de apellido Romero y los bebés eran entregados, a veces a otros suboficiales y en otros casos se entregaban por dinero. Era una mafia�, explicó el oficial retirado que aparece como una especie de testigo en el expediente. En el diálogo con los investigadores, el oficial dio toda la impresión de querer salvar a los altos mandos, tanto durante el Proceso como ahora. Insistió en que los suboficiales son incontrolables y que también �hicieron su negocio� con los bebés. En ambos casos, parece poco creíble que todas las cosas hayan ocurrido y aún ocurran a espaldas de los jefes de la Armada. Las amenazas a Parodi y a Servini de Cubría causaron conmoción en la Justicia y el Gobierno, por lo que se inició una profunda investigación. El secretario, la jueza y varios funcionarios más declararon ante el juez Irigoyen y, según se deduce del expediente, hay numerosas diligencias realizadas por la Policía Federal. En fuentes cercanas a los investigadores, hay optimismo y sostienen que posiblemente identifiquen a los integrantes del grupo de tareas que amenazó a Parodi.
El hobby del cabo Rossi lo dejó fuera de foco
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