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OPINION

Dicho ayer, olvidado hoy

Por Julio Nudler

Comencemos con un acertijo. ¿Podría decirnos usted quiénes escribieron lo que sigue? �Desde nuestro punto de vista, la prima de riesgo depende de un conjunto de factores, entre los cuales la relación deuda pública/PBI es sólo uno... Una reducción de deuda pública financiada con una caída de gasto fiscal no sólo no (reducirá) la prima de riesgo sino que estaremos aplicando ex ante una política equivalente a la socialización de la deuda: los beneficiarios del gasto público �esto es, los estratos de menores ingresos� estarán financiando el endeudamiento privado.�
Siguen sosteniendo los mismos autores: �Si la prima de riesgo no depende crucialmente del stock de deuda pública, la reducción de gasto fiscal puede empeorar la situación. Esta afirmación se apoya en la hipótesis de que factores sociales y políticos influyen en la prima de riesgo-país. Podemos tomar como ejemplo las migraciones internas masivas, la violencia en centros urbanos, las marchas federales. Si la moderación de estos emergentes sociales tiene algo que ver con la intervención pública y con la aplicación de un gasto público eficiente, entonces el equilibrio macroeconómico con la menor prima de riesgo posible quizá requiera de algo más de gasto público e impuestos que lo que suponen los ortodoxos... Se trata sin duda de un tema delicado, porque con este argumento se puede justificar cualquier nivel de gasto público e impuestos. Pero no hay más remedio que afrontarlo�.
Así razonaban en agosto de 1994 José Luis Machinea, actual ministro de Economía, y Pablo Gerchunoff, jefe hoy de sus asesores. Aunque las preocupaciones de aquel momento pretequila y prerreelección eran en parte (sólo en parte) diferentes de las actuales, hay dos ideas de vigencia no marchitada por el andar de los años. Ambas revolotean en torno del peculiar significado del gasto público (de lo que éste es o debería ser). La primera recuerda que contraer el presupuesto estatal para bajar su toma de deuda y abrirle espacio así al endeudamiento privado (evitar el efecto crowding out) no es una política neutral: al desamparar a los sectores sociales bajos, cuya protección depende del gasto público, les arranca los fondos con que se financiará el sector privado.
La segunda idea es de una actualidad sobrecogedora, cuando acaban de vivirse los tremendos sucesos de Salta y cuando la �violencia urbana� es paisaje cotidiano. Nos dice que la redistribución de ingresos a través de una política tributaria progresiva y del gasto social es también una vía para reducir la prima de riesgo-país y por ende impulsar el crecimiento. ¿Machinea y Gerchunoff desmentirían hoy a Gerchunoff y Machinea? 

 

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