Por Mónica Flores Correa
Desde Nueva York
Decenas de miles de madres, hermanas, tías y abuelas, muchas de ellas llevando niños de la mano, se reunieron ayer llenando hasta el tope el National Mall de Washington, para exigir al Congreso estadounidense que promulgue una legislación más severa para el control de armas. Luciendo remeras con frases alusivas, cantando, bailando y eventualmente lagrimeando, cuando algunas de las oradoras contaron sus historias sobre la pérdida de seres queridos asesinados, las participantes, acompañadas por un buen número de maridos, celebraron el Día de la Madre con la �Marcha del Millón de Madres� y un contundente mensaje político. �Olviden las flores. Olviden los bombones. No nos lleven el desayuno a la cama. Este Día de la Madre hágannos un regalo que dure: leyes con sentido común para las armas�, decía uno de los cartelones sintetizando el mensaje. La demostración se llevó a cabo en otras 70 ciudades de Estados Unidos.
Aunque no se dio a conocer la cifra exacta de los asistentes a la protesta, se estimaba que el acto era uno de los más multitudinarios realizados en Washington en los últimos años. La convocatoria fue tan exitosa que algunos analistas dijeron que estaba naciendo un movimiento de clase media dispuesto a luchar contra la influencia que ejerce el lobby pro armas en la política nacional. Este lobby, impulsado por la poderosa National Rifle Association, también realizó su manifestación a pocas cuadras del Mall. Pero el número de asistentes al acto de las �Sisters for the Second Amendment� (Hermanas por la Segunda Enmienda, que es la que reconoce el derecho a la portación de armas) fue llamativamente inferior al de la enorme concentración maternal.
En un encuentro con un grupo de madres antes del acto, el presidente Bill Clinton exhortó a los participantes de la marcha a que continúen la presión para que se aprueben leyes más estrictas. �Prevenir es la palabra clave�, sostuvo el mandatario, quien también afirmó que los que se oponen �basan sus argumentos en poder, dinero y miedo�. Por su parte, Hillary Rodham Clinton, que estuvo presente en la marcha, afirmó que las madres tenían un mensaje muy claro: �Lo que queremos es que nuestro Congreso haga lo correcto para proteger a nuestros hijos�.
El acto tuvo visos de una masiva manifestación familiar. Una carpa en el Mall erigida para que las mamás cambiasen los pañales de sus bebés fue tan emblemática del espíritu del acto, de su carácter doméstico, como las pancartas que pedían �Liberación del trauma de las armas�. En los últimos años, reiterados episodios de violencia en las escuelas y asesinatos entre niños pequeños provocaron un estado de ansiedad y preocupación nacional que ha sido acompañado por el reclamo cada vez más elocuente de que se impongan leyes más exigentes en materia de control.
�¡Presten atención, políticos! Los observamos de cerca. La mano que mece la cuna gobierna el mundo�, advirtió en su discurso Dawn Anna, madre de Lauren Townsend, una de las estudiantes asesinadas el año pasado en la masacre de la escuela secundaria Columbine, en Colorado, cuando dos adolescentes coparon el colegio con armas de fuego, asesinaron a más de diez personas, entre estudiantes y profesores, y se suicidaron antes de ser capturados.
Otra madre, Verónica McQueen, cuya hija de seis años fue asesinada en febrero por un compañerito de clase, dijo a la multitud: �El arma que mató a mi hija en la clase había sido cargada por un chico de seis años y transportada por un chico de seis años�. A partir de la tragedia de febrero, McQueen se ha convertido en una figura nacional, símbolo del altoprecio que la sociedad paga por tolerar tanta permisividad en el manejo de las armas.
El Congreso, dominado por el Partido Republicano, tiene congelada desde hace casi un año la aprobación de una legislación que imponga más controles en la compra y posesión de armas. La NRA es uno de los grandes contribuyentes a las campañas de la agrupación de George W. Bush y John McCain. En este año electoral, el control de armas puede convertirse en uno de los temas candentes de las campañas. Es una cuestión espinosa tanto para el demócrata Al Gore, que puede perder votantes pro armas en los estados sureños, y para el republicano George W. Bush quien puede perder el voto femenino.
Una encuesta publicada ayer por el Washington Post indicó que uno de cada cuatro estadounidenses ha sido amenazado en alguna oportunidad con un arma de fuego. El mismo sondeo señaló que el 45 por ciento de los encuestados tienen un arma en la casa. El 66 por ciento dijo, sin embargo, que estaba de acuerdo con que se impusiesen leyes de control más duras. Se estima también que 30.000 norteamericanos mueren en hechos de violencia que involucran armas y que 12 niños mueren diariamente en incidentes con armas.
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