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Canelones de la discordia

 Los comicios municipales de ayer en Uruguay presentan una incógnita principal: quién se quedará con la intendencia de Canelones, segunda del país. Para la izquierda, sería clave sumar este triunfo al seguro de Montevideo para consolidar su crecimiento. Una victoria colorada señalaría que la fuerza de los partidos tradicionales sigue siendo determinante.

Brecha

 Los resultados electorales registrados en el país desde 1985 muestran una realidad política en la que conviven dos fenómenos que rara vez se analizan por separado y en su real complejidad: el Encuentro Progresista-Frente Amplio (EP-FA) ha crecido sostenidamente a nivel nacional estando en la oposición, pero simultáneamente lo ha hecho también en Montevideo estando en el gobierno. Crece entonces por un discurso, por un universo de ideas y propuestas, y también por una práctica, por realizaciones cuantificables y un estilo de gobierno. Este hecho, por sí solo, desmiente uno de los argumentos preferidos de muchos dirigentes blancos y colorados --y también de algunos analistas--, según el cual el crecimiento electoral de EP-FA se debe esencialmente a su sempiterna prédica "contra todo". (María Urruzola)

El Observador

Montevideo es el gran baluarte electoral del Encuentro Progresista-Frente Amplio. Pero en el interior, más que antes. Todas las encuestas coinciden en que el Partido Nacional ganará en el interior del país un número respetable de intendencias y se recuperará de su pobre actuación en octubre del año pasado. Se registra en varios departamentos un inusual trasvasamiento de votos de un partido tradicional a otro. En algunos casos ha sido para enfrentar el desafío de la izquierda y, en otros, por simple conveniencia de los avatares partidarios en el departamento, pero su efecto es ir habituando a antiguos adversarios a votar juntos por afinidades de objetivos.(Editorial)

 La segunda es la vencida

  El 28 de mayo es el ballottage en Perú, donde se opondrán ya definitivamente el "chino" Alberto Fujimori y el "cholo" Alejandro Toledo. Pero las dudas continúan sobre la limpieza de la primera vuelta, y hacen temer que en la segunda el fraude del aparato gubernamental podría acabar confirmando al presidente Fujimori en su sueño de re-re.

La República

No hay duda de que a medida que el gobierno y sus geishas van teniendo la certeza de que cada vez se les hace más difícil coronar con éxito el fraude electoral, empiezan a ver enemigos por todos lados, en suerte de conspiración mundial contra el shogunato que nos rige. Ya no son sólo los apristas, los comunistas, los sindicalistas o los dirigentes universitarios. Ahora son los norteamericanos, los ingleses, los franceses, los colombianos y ¡hasta los bancos de inversión! O sea que a partir de la fecha también los bancos de inversión, como los embajadores extranjeros, se pasaron a la oposición, por lo que ahora deberán recabar a su llegada la cartilla de comportamiento expedida por el régimen. (Mauricio Mulder)

Expreso

Durante varios meses, un sector no muy numeroso --pero sí muy activo-- de la ciudadanía se ha dedicado a justificar su orfandad en varios campos del proceso electoral con la denuncia permanente de la existencia de una voluntad primero, y una acción después, de "fraude". Pero el verdadero fraude estuvo y está en gritar "fraude": en acusar sin pruebas; en seguir mintiendo y desinformando, bajo pretextos tan pueriles como el de "guerra sucia" o necesidad de códigos y tribunales de ética. El verdadero fraude está en reconocer únicamente lo que les favorece y amenazar con destruir todo si no ganan o logran sus objetivos. El verdadero fraude es, sin duda, el adulterar la voluntad popular. (Editorial)

 La guerra de los diamantes

  En Sierra Leona, sobre la costa atlántica de Africa, la guerra civil está financiada desde 1991, y ya involucra a varios estados vecinos y a una tan cuantiosa como infructuosa misión de paz de la ONU. Pero ayer las tropas británicas que la apoyan se atribuyeron una victoria que hizo a la capital Freetown "segura" y rechazó definitivamente el avance rebelde.

The Guardian

Primero lo primero. El gobierno británico estaba en lo correcto al intervenir militarmente en Sierra Leona. El despliegue de tropas británicas ya contribuyó a impedir lo que habría sido otro desastre para las operaciones de mantenimiento de paz de la ONU. El despliegue sirve al interés nacional británico al respaldar la autoridad de la ONU y los valores democráticos. Cumple las responsabilidades de Gran Bretaña como antiguo poder colonial. Antes que nada, una de las naciones más ricas del planeta tiene el deber de intervenir en una de las más pobres. Quizá al final cueste sangre además de dinero. Puede doler. Pero es correcto que Gran Bretaña intente hacer lo que pueda, donde y cuando lo pueda, y actuando dentro de los límites de su poder y sus intereses propios. (Editorial)

The Times

Desde hace tiempo el premier Tony Blair y su canciller Robin Cook han adoptado una postura neoimperialista. Sólo que esta vez llevan consigo el humanitarismo y la democracia en lugar de la Biblia. Gran Bretaña está entrando en Sierra Leona para demostrar que Africa le importa, que "algo debe hacerse". Pronto habrá un ultimátum. Mientras se cargan los fusiles, los críticos serán desestimados como cínicos. De pronto, el país estará involucrado en una guerra que nadie sabe cómo parar y donde nuestros intereses reales son mínimos. Blair sólo está jugando a ser imperialista.  Debería recordar que el imperialismo termina en estancamiento, ingratitud y cadáveres. No tenemos nada que hacer en Sierra Leona más que sacar a aquellos ciudadanos británicos que quieren salir. (Simon Jenkins)

 

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