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El sábado a la noche, cuando Motorhead concretó una nueva visita
al Estadio Obras de Buenos Aires, subió al escenario con el mismo
uniforme negro con que lo viene haciendo desde hace 25 años. La misma voz
aguardentosa, y comandando a una banda veloz y brutal. Claro que, en la
inmensa diversidad en que se ha convertido el heavy hoy, Motorhead dejó
de ser hace tiempo la banda más rápida del mundo, y hoy es casi un
anacronismo rockero, clásico, que cuenta con una sorprendente legión de
seguidores en Argentina. El estadio Obras estaba colmado de entusiastas
seguidores, con populares y campo repletos, confirmando a Motorhead como
una de esas bandas que viven un romance con el público argentino al punto
que puede decirse que se han convertido en locales, de la misma manera que
Ramones, Megadeth, Die Toten Hosen o Pantera. El público de Motorhead no
está compuesto de adolescentes, supera en general los 25 años, y no es
frecuente ver a los heavies que convocan bandas como A.N.I.M.A.L, con sus
gorritas y sus pantalones enormes, sino que los que cantan
"Motorhead, un sentimiento" llevan tachas, remeras de Almafuerte
y enarbolan banderas con el logo de Peugeot. Entre los que revoleaban la
cabeza con insistencia estaba Eduardo de la Puente, que desde la consola
coreaba todos los temas, tan compenetrado como el headbanger más
entusiasta. El show empezó puntualmente a las 23 con un volumen relativamente bajo (Lemmy le preguntó varias veces a la gente si no les parecía que debían subirlo) y recorrió terrenos conocidos. Motorhead no es una banda que pretenda originalidad, y ciertamente tampoco es lo que buscan los fans: es un grupo conservador en su visión del rock'n'roll más salvaje y lo que debe ser: potente, rápido, pesado, callejero, sin sutilezas. El set contó con canciones de su disco Sacrifice como "I'll be your shoulder" y clásicos heavies como el coreadísimo "Born To Raise Hell" y "Ace of Spades". La sorpresa de la noche fue una sucia versión de "God Save de Queen" de los Sex Pistols, que, según anunció Lemmy, estará incluido en su nuevo álbum, enteramente de covers, al que "en el colmo de la originalidad bautizamos 'We are Motorhead'". Después de la calurosa recepción a los aullados "No Future", Lemmy, con menos pelo pero la misma actitud de abuelo peligroso y simpático, celebró la noche diciendo: "Ya se los dije cuando toqué con Ramones aquí hace unos años: ustedes son la mejor audiencia ante la que estuve en toda mi vida, los amo". El cariño es recíproco y se veía en la enorme cantidad de remeras de la banda: es legendario aquello que dijo Lemmy alguna vez, que si recibiera royalties por cada remera vendida sería millonario.
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