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A partir del 6 de agosto, la Legislatura porteña será escenario de negociaciones y acuerdos. El bloque que responde al ex ombudsman porteño Antonio Cartañá, de la coalición Buenos Aires Para Todos, está integrado por dos legisladores: Abel Alexis Latendorf, del Partido Socialista Auténtico (PSA), y Jorge Giorno, del Partido de la Ciudad. Latendorf es un septuagenario militante del socialismo que lleva con orgullo una cinta roja prendida a su viejo traje azul. Fundó la revista Che junto a Pablo Giussani y se indigna cuando recuerda el voto argentino contra Cuba en Naciones Unidas. Su compañero de bancada, en cambio, se presenta con una elegante tarjeta de contador público. Es un empresario de extracción peronista que estuvo ligado con José Octavio Bordón y que ahora ensalza a Cartañá, a quien define como �uno de los dirigentes porteños llamados a tener protagonismo�. Los dos saben que están en la mira de la Alianza, que los necesita como aliados para obtener la mayoría. �No vamos a canjear gobernabilidad por cargos, en absoluto�, enfatiza Latendorf. �Nos estamos tornando en una pieza fundamental en función de sus necesidades�, admite con picardía Giorno. �¿Cómo analizan los resultados de la elección y la decisión de Cavallo de renunciar al ballottage? Jorge Giorno: �Para nosotros esta elección fue excelente. Logramos un posicionamiento muy fuerte de la figura de Antonio Cartañá, uno de los dirigentes de la Ciudad de Buenos Aires que tendrá amplio protagonismo. Que Cavallo se haya bajado de la segunda vuelta es lamentable. Lo que nos preocupa es que se tome tan livianamente la Constitución de la Ciudad, que establece que el jefe de gobierno tiene que tener el 50 por ciento más un voto para ser electo. Abel Latendorf: �Cavallo es un enfermo mental que debería estar internado. Toda la ciudadanía ha escuchado estupefacta las declaraciones y el discurso, la violencia verbal y los insultos inútiles. En definitiva, quien los recibió fue el pueblo de la ciudad. No nos extraña lo de Cavallo porque ya lo hemos visto en otras oportunidades. �Una de las preocupaciones de la Alianza es la composición de la Legislatura. La radical Gabriela González Gass declaró que los partidos minoritarios deben colaborar con la gobernabilidad. Y en la Alianza creen que ustedes son un aliado potencial. ¿Cómo actuarán en la Legislatura? J.G.: �El discurso de Antonio Cartañá ha sido clarito. Lo que vamos a hacer valer es nuestra total independencia y vamos a votar en función de los ciudadanos de Buenos Aires, no en función de las necesidades ni de la política de gobierno ni de la política de oposición. A.L.: �Felizmente, la Alianza no tiene quórum propio. Ni la Alianza tiene que contar con nosotros ni nosotros vamos a participar de ninguna componenda de cualquier naturaleza. �¿Van a poner condiciones a la Alianza para llegar a algún acuerdo? A.L.: �Vamos a apoyar las medidas que beneficien al pueblo y vamos a estar en contra de cualquier otra. Los cuatro años de (Fernando) De la Rúa al frente de la ciudad han sido un desastre administrativo y de manejo. Vamos a coincidir en la acción: no precisamente con la Alianza, sino con aquellos que defiendan los intereses populares. J.G.: �Hace un mes y medio, la Alianza intentó votar una ley para poner un piso electoral. Según ellos, atentaba contra la gobernabilidad del sistema que existieran voces disonantes en la Legislatura. �¿Qué diferencias ideológicas tienen con la Alianza? J.G.: �(Risas.) Nosotros conformamos una fuerza que tiene heterogeneidad. Tiene toda la tradición del socialismo, del verdadero socialismo de la República Argentina, pero también ha tenido el aditamento de Antonio Cartañá con todas sus relaciones con la comunidad y con los problemas cotidianos, y del Partido de la Ciudad, que es una expresión transversal de la política porteña. Tenemos gente que se originó en el liberalismo, en el radicalismo, mucha gente del peronismo. Es ridículopensar en una discusión ideológica para saber cómo vamos a organizar el comercio en la ciudad. �¿Qué diferencias tiene el socialismo auténtico, que está dentro de la alianza Buenos Aires para Todos, con el socialismo democrático y popular, que integra la Alianza? A.L.: �Hay diferencias históricas, éticas e ideológicas. Estar dentro de la Alianza, para los socialistas democráticos, significa aceptar el plan económico vigente. Nosotros estamos totalmente en desacuerdo y no basta con alguna votación en contra de alguna ley específica, como es el caso de Alfredo Bravo y Héctor Polino, para diferenciarse de la Alianza. �¿Los llamó alguien de la Alianza después de la elección? ¿Intentaron ya algún acercamiento estratégico? ¿Recibieron llamadas? J.G.: �Llamados de felicitación sí, porque tenemos conocidos en todos lados. Saben que nos estamos tornando en una pieza fundamental en función de sus necesidades y creo que van a ensayar muchos otros acercamientos. No vamos a formar el interbloque con la izquierda. Entramos a la Legislatura para hacer un bloque con expresión propia. �¿Qué posición van a tomar en relación con las iniciativas de la Alianza en la Legislatura? J.G.: �Cada vez que ha llegado algún proyecto de ellos a la Legislatura ha habido polémica dentro de la Alianza. Se les ha hecho imposible contener la heterogeneidad de su bloque. Y también será imposible contener la heterogeneidad del bloque de Cavallo.
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