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El dilatado proceso de paz en Medio Oriente tuvo ayer una sus más características jornadas de contradictorias marchas y contramarchas. Adentro, en el Knesset (Parlamento), el premier israelí Ehud Barak logró un atisbo de confianza con la aprobación de su propuesta para entregar a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) el control de tres poblaciones cercanas a Jerusalén. Pero afuera, en el territorio ocupado de la Franja de Gaza y Cisjordania, el quinto día de enfrentamientos entre palestinos y el ejército israelí dejó en principio cuatro policías palestinos muertos y más de 300 heridos. La violencia de las protestas �que habían comenzado el jueves en solidaridad con los más de 1600 palestinos detenidos en Israel, muchos en huelga de hambre� se disparó ayer al coincidir con el 52º aniversario de la �Nakba�, la tragedia que según los palestinos desencadenó la creación del Estado de Israel el 15 de mayo de 1948. �La transferencia efectiva de las tres localidades a la Autoridad Palestina será postergada hasta que se esclarezca lo sucedido y tengamos la certeza de que estos acontecimientos no volverán a repetirse�, intentó tranquilizar Barak antes de la votación sobre el futuro de Abu Dis, Azziriyeh y Sawahra, bajo administración civil de la ANP pero controlados militarmente por Israel. Finalmente, de los 120 diputados que conforman el Knesset, 56 votaron a favor de la entrega de las poblaciones y 48 en contra. Los restantes, en su mayoría del partido ultraortodoxo Shass, se abstuvieron de votar; mientras tanto, miles de personas se reunían en Jerusalén, convocadas por el partido derechista Likud, para oponerse a esa �capitulación�. Barak había defendido la transferencia asegurando que �reforzará el proceso de paz, así como la seguridad de los israelíes, en la medida en que todo el mundo sabe en qué situación podríamos estar si no llegamos a un acuerdo�. Justamente, el postergado repliegue israelí y la entrega de tierras a la ANP desató la nueva serie de protestas de los últimos días, que ayer llegaron a un clímax amenazador. El mismo Barak debió reconocer ante el Knesset que �llamé al presidente Yasser Arafat para pedirle que intervenga, y advertimos a la Autoridad Palestina que debe instaurar de nuevo la calma, pero hay que lamentar cuatro muertos palestinos y seis heridos israelíes, uno de ellos de gravedad�. Las cifras eran confusas: el Canal 1 de la televisión israelí ya hablaba de seis miembros de las fuerzas de seguridad y dos civiles palestinos muertos en Nablus y Ayosh, cerca de la ciudad cisjordana de Ramallah. Por su parte, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), reunida en esa ciudad con la presencia de Arafat, emitió un documento explicando los incidentes como �provocaciones israelíes que se saldaron con centenares de víctimas�. En medio de la peor �batalla� de los últimos cuatro años entre palestinos e israelíes, Estados Unidos volvió a su rol de mediador a través de la secretaria de Estado, Madeleine Albright, quien sentenció que �por esta vía nada se resolverá�. Casi simultáneamente, el ministro palestino de Comunicaciones, Imad Faluji (antiguo líder de Hamas), manifestó que Israel no cumple sus promesas y disparó que �nuestros presos jamás serán liberados, a menos que los palestinos tomen rehenes israelíes para intercambiarlos�. Como si fueran pocos los obstáculos en las siempre frágiles conversaciones de paz, el jefe de la delegación negociadora palestina, Yasser Abd Rabbo, renunció a su cargo y denunció que �las negociaciones sobre un acuerdo definitivo se realizan actualmente a través de dos canales�. Se refería a los delegados que estarían dialogando en secreto y paralelamente en Estocolmo, por un supuesto pedido de Barak ante los pocos resultados de las conversaciones oficiales.
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