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Por Fernando D�Addario ![]() Ganador del Martín Fierro de Oro en 1992 gracias a �Fax�, Repetto se quedó sin �aire� (en el sentido literal y metafórico de la realidad televisiva) luego del fracaso de �Loft�, un ejercicio de suntuosidad banal que, desde Miami, asomaba como la versión caribeña de la fiesta menemista. Fue, evidentemente, un lapsus de aburguesamiento, en un hombre mejor predispuesto para la repentización y los desafíos cotidianos. La industria de la televisión lo puso en el freezer, pero al mismo tiempo lo �condenó� a empezar de nuevo. Su última estocada, entonces, se adecuó al rol que le tenía reservado la gran familia mediática: el de bufón (medianamente inteligente) de una farándula ansiosa por autohomenajearse. No fue otra cosa lo que consiguió �Sábado Bus�, un programa que termina cada sábado rifando un auto entre los ricos y famosos que se asocian a la fiesta. Proveniente de una familia profundamente antiperonista, a Repetto le enseñaron desde chico que ese movimiento popular era caótico y frívolo. Su método de ruptura generacional consistió precisamente en aplicar esos preceptos a la TV. Lo que en �La Noticia rebelde� se percibía como una burla, fue convirtiéndose paulatinamente �pragmatismo mediante� en la careta verdadera de la televisión. Con �Fax�, Repetto renovó el packaging de la programación argentina; con �Nico� navegó con comodidad por las aguas revueltas del estrellato absoluto, y con �Loft� pagó sus consecuencias. �Sábado Bus� fue su certificado de redención. Hace ocho años, cuando ganó su primer Oro, declaró: �Lo del Martín Fierro de Oro lo veo como el ingreso de alguien que no estaba invitado a la fiesta�. En el 2000, es él quien invita a la fiesta.
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