Por Gabriel Alejandro Uriarte
Nadie esperaba mucho de Yoshiro Mori. Ni siquiera luego de que el mes pasado ocupara el lugar del premier Keizo Obuchi, luego de que éste sufriera un derrame cerebral. Mori parecía un típico aparatchnik del eternamente gobernante Partido Liberal Demócrata (LDP). Pero parece que detrás de todo burócrata partidario liberal se esconde un patriota nipón de los de antes. Es que ayer este mismo gris e insípido premier proclamó exaltado que Japón era �una nación divina en la que el emperador ocupa una posición central�. Esa no era una afirmación extraordinaria antes de la Segunda Guerra Mundial. Pero desde entonces es el más estricto tabú. Así lo demostró ampliamente ayer la furiosa reacción desde la oposición. Según ellos, Mori atentó contra la soberanía popular y la separación del Estado y la religión instauradas en la constitución de 1946. También se oyeron críticas desde el gabinete del premier. Mori respondió que sólo buscaba que Japón apreciara su historia y su herencia cultural.
Con esto no mentía. O no del todo. Es innegable que los sentimientos que expresó ayer habían sido un elemento clave en el pasado de Japón. El problema es que ese período es el mismo en que Japón emprendió el camino hacia la dominación de sus vecinos y su desastrosa guerra con Estados Unidos. Esta marcha de conquista estuvo respaldada por la religión �Shinto�. Según ésta, Japón es una tierra de dioses y el emperador es el descendiente directo de la diosa solar Amaterasu. Estas creencias se transformaron en la religión oficial del Japón imperial del fines del siglo XIX y comienzos del XX. Luego de derrotar con dos bombas atómicas a la nación divina en 1945, Estados Unidos tenía motivos más que suficientes para erradicar al Shinto como religión oficial. La Constitución promulgada bajo la égida del general Mac Arthur en 1946 establece inequívocamente que la importancia del emperador era pura y exclusivamente como �símbolo del Estado�. La religión no era un fundamento del Estado sino que estaba completamente separada de éste. Y la autoridad del gobierno proviene exclusivamente del pueblo. El documento no menciona �hijos del cielo� ni �tierra de dioses�. Y los dirigentes japoneses han reflejado esa orientación secular.
Hasta ayer a la mañana en Tokio, por supuesto. Como todo buen político, el premier adecuó su discurso a su audiencia. En este caso sus oyentes eran una congregación de los shintoístas de su propio LDP. Eso resultó ayer en que los cínicos estimaran que el irredentismo religioso del premier no era más que una estratagema para ganarse el voto shinto en las elecciones generales del 25 de junio. Hay que señalar que el bloque parlamentario shintoísta agrupa a 230 adherentes. Y que uno de sus objetivos es precisamente �reflejar las creencias Shinto en la política nacional�. Y por último, ese bloque resiente mucho la alianza actual del LDP con los neobudistas del Partido Komeito. Eso podría significar que Mori buscaba conciliar a sus copartidarios con un poco de shintoísmo puro y duro. Con todo esto en mente, algunos vieron en la declaración de Mori una desafortunada pero inofensiva venia hacia el sector religioso de su coalición.
La mayor parte de la oposición, sin embargo, consideró que el premier había revelado al fin sus verdaderos sentimientos. Después de todo, él siempre perteneció al ala shinto del LDP. Y ayer se ufanó de que él y su predecesor Obuchi habían estimulado el interés en el Shinto al crear un feriado nacional por el nacimiento del emperador Hirohito (que reinó durante la Segunda Guerra) y al organizar celebraciones por el décimo aniversario de la asunción del actual emperador Akihito. �Hemos trabajado por 30 años para que el pueblo reconozca la naturaleza divina de Japón y de su emperador�, concluyó. Todo esto revelaría un hombre escasamente comprometido con la constitución secular de 1946. El líder del centroizquierdista Partido Democrático (PD), Yukio Hatoyama, no tuvo dudas: �Lo que dijo Mori es totalmente contrario al espíritu de la Constitución vigente, que estipula que el poder soberano está en manos del pueblo�. Agregó que el efecto en los países asiáticos que sufrieron a manos del Japón imperial �será extremadamente serio�. Desde el Partido Socialdemócrata, Sadao Fuchigami vio todo como �un retorno a los años de preguerra�. El titular de los comunistas, Tetsuzo Fuwa, �subrayó que �el concepto de un �Japón divino� hace creer a la gente que Japón es un país especial con la misión de conquistar el mundo�. Los comunistas tienen sus propios motivos para recelar de Mori. El domingo pasado admitió que había afirmado que la prensa y los maestros en la isla de Okinawa estaban �dominados por comunistas�. Todo esto indicaría que la reivindicación del Shinto es el equivalente japonés del neonazismo europeo. Con Mori como un dudoso par de Joerg Haider.
ISRAEL REVIRTIO LA ENTREGA DE TRES POBLADOS
La paz ni con sangre entra
Después de que el Parlamento aprobara el lunes la transferencia de las poblaciones de Abu Dis, Azziriyeh y Sawahara, cercanas a Jerusalén, a manos palestinas, el premier israelí Ehud Barak revirtió ayer abruptamente esa decisión, insistiendo en que el traspaso deberá esperar hasta que la paz esté restablecida en Cisjordania y la Franja de Gaza. Paralelamente, el enviado norteamericano Dennis Ross se reunió con el líder palestino Yasser Arafat para reanalizar un proceso de paz que aún no dio demasiados resultados concretos, y que es ahora la principal fuente de frustración que alimenta las protestas palestinas.
En un enclave israelí en Bethlehem, bajo administración palestina, la policía formó un cordón para detener a los manifestantes, que ignoraron los llamados del liderazgo palestino para poner fin a las protestas violentas. �Abajo la rama de olivo, larga vida al rifle�, gritaban mientras se retiraban. Sin embargo, Dennis Ross advirtió que las negociaciones de paz no tienen ninguna posibilidad de avanzar hasta que la calma esté restablecida: �Ambas partes están trabajando duro para calmar el clima, y ésa es la clave para recuperarla. Es incluso la llave para posibilitar que el proceso de paz avance�.
Funcionarios israelíes acusan a Arafat de manipular las protestas callejeras como una forma de presionar sobre las negociaciones. Pero a medida que las manifestaciones de ayer se desarrollaban, quedaba claro que el enojo popular no puede ser encendido, o apagado, a voluntad. A pesar de que los líderes palestinos estaban ansiosos por controlar los acontecimientos después de los incidentes del lunes, los manifestantes en Ramallah no tenían en mente obedecerlos. Allí, soldados israelíes disparaban contra las ventanas del hotel City Inn, escenario de los peores enfrentamientos del lunes, mientras cientos de policías palestinos se limitaban a estar en las calles.
Marwan Barghouti, miembro del Consejo Legislativo Palestino y líder de Fatah, reconoció que la policía tenía poco ánimo para mantener el orden, especialmente cuando muchos de ellos fueron disparados y heridos por soldados israelíes el lunes. Otros palestinos aseguran que las fuerzas que impulsan a los manifestantes hacia la violencia son más complicadas. Explican que parte del enojo expresado ayer y el lunes es en contra de la autoridad incompetente y corrupta de Arafat, que decepcionó las aspiraciones palestinas tanto en el proceso de paz como en el gobierno local. �La gente se da cuenta ahora de que deben ser parte del proceso de paz, y que si arrojan piedras eso puede reforzar las negociaciones�, explicó Kanaan al-Jamal, que trabaja para el departamento de negociaciones palestino.
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