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El desayuno de ayer en Downing Street debe haber sido bastante tenso. Con 45 años, una panza de nueve meses y un prestigio profesional que no le debe nada a su matrimonio con el premier británico, Cherie Booth extendió sus reclamos domésticos a la primera plana judicial y presentó ante la Alta Corte londinense una demanda contra el gobierno liderado por su marido, Tony Blair, justamente por una ley sobre derechos de paternidad y maternidad. La esposa e inminente futura madre del cuarto hijo del primer ministro laborista tomó a cargo el reclamo del Consejo de Sindicatos de Comercio (TUC) contra la medida oficial que estableció limitaciones a una legislación europea sobre licencias por nacimiento, pero al mismo tiempo se convirtió en la protesta más contundente de Cherie ante el anuncio de su marido de que no se tomará un receso cuando nazca su nuevo hijo. La revelación de Blair no podía ser más inoportuna. Horas antes de la presentación ante la Corte, el primer ministro había confesado al diario The New York Times que reducirá su jornada de trabajo oficial a partir del 24 de mayo (la fecha de parto de su mujer), pero que un receso total por paternidad está descartado. �Yo sé lo que la gente quiere que diga, pero la verdad es que si me alejo del trabajo y dejo de recibir llamadas o mantener conversaciones no sería algo real �intentó justificar Tony Blair�. Tomaré más tiempo libre. Trataré de recortar los compromisos oficiales. Hay que aplicar un poco de sentido común en esto, uno quiere pasar más tiempo con su bebé, pero no por eso deja su trabajo�. En episodios anteriores del tire y afloje entre los Blair por el rol del padre en el hogar durante los primeros meses de vida del cuarto vástago, Cherie Booth no había intentado disimular su malhumor ante la negativa de su marido de quedarse en la residencia de Downing Street en lugar de ir a trabajar: �Me complace informarles que en 1998 el primer ministro de Finlandia hizo uso de su derecho de licencia por paternidad, y hace poco volvió a hacerlo. Yo promuevo la adopción masiva de este ejemplo�, deslizó semanas atrás públicamente, en una jugada doble: redoblar la presión sobre su marido e impulsar una suerte de campaña pública para equilibrar las horas de trabajo con el hogar. Pero después de la demanda de ayer, la riña privada entre los Blair se convirtió en uno de los temas públicos número uno en Londres. Sobre todo porque reimpulsó la discusión entre el gobierno y los sindicatos sobre el hecho de que, si bien el Nuevo Laborismo blairista fue mucho más allá que sus predecesores conservadores a la hora de tratar el tema de los derechos de licencia por paternidad, decidió implementarlos de un modo que muchos consideran mínimo. La ley europea aprobada por el gobierno establece el derecho de los padres a tomarse hasta 13 semanas de licencia laboral durante los primeros cinco años de vida del hijo, pero lo reconoce como un receso sin goce de sueldo y aplicable únicamente a los padres de niños que hayan nacido antes del 15 de diciembre del año pasado, cuando la ley fue incluida en la legislación británica. Cherie Booth, en representación del TUC y en la que seguramente fue su última aparición profesional en público por varios meses, tomó la posta de un reclamo que volvió a poner en duda quién gobierna en Downing Street. Booth, que ni por un momento deja de usar su apellido de soltera, argumentó ante la Corte que la ley aprobada por el gobierno hace una interpretación equivocada de la legislación vigente en la Unión Europea (UE). Es que, según el TUC, al aplicarla recién desde diciembre de 1999 (sin retroactividad) vale para casos como el del hijo de los Blair, pero deja afuera a más de 2 millones y medio de �padres trabajadores� cuyos hijos nacieron antes de esa fecha. Incluir a esos padres dentro del alcance de la ley supondría un costo de 75 millones de dólares para los empleadores, pero Cherie lo defendió asegurando que se trata de un �pequeño trago�. El secretario general del TUC, John Monks, aseguró que no disfruta �viendo al gobierno en los tribunales�, y agregó que aún no es demasiado tarde para que el Ejecutivo cambie de opinión. Tal vez nopúblicamente, pero para congraciarse con su mujer parece que Tony tiene muy poco tiempo. Texto: Florencia Grieco.
EL ZAR DE LA TV CONTRA LA CENTROIZQUIERDA ITALIANA El País de Madrid El referéndum previsto para el próximo domingo, en el que se pide a los italianos que se pronuncien sobre siete temas diferentes, desde la separación de la carrera judicial hasta una nueva ley electoral, se ha convertido en el último instrumento de la batalla política en Italia. El líder de la oposición, Silvio Berlusconi, advirtió el martes al gobierno de centroizquierda que está moralmente obligado a dimitir si la consulta no alcanza el quórum requerido (50 por ciento de los convocados a las urnas). �Si los ciudadanos no participan, creo que el Ejecutivo, por coherencia, tendrá que dimitir�, declaró el líder del centroderecha y magnate de la televisión privada italiana. La respuesta del primer ministro Giuliano Amato no se hizo esperar: �Yo no entro en estas discusiones, el gobierno es neutral en lo que respecta al referéndum�.
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