Por Laura Vales
Fue el peor de los días para el secretario de Seguridad Social, Melchor Posse. También para los jubilados, que festejaron al desayuno, llegaron a la hora del almuerzo con la sospecha de que en realidad no había tanto para festejar y terminaron yéndose a dormir con las manos vacías. Por la mañana, el secretario de Seguridad Social anunció a 80 representantes de los jubilados que se aumentarían �las jubilaciones mínimas de 150 a 220 pesos�. No hubo ninguna explicación sobre de dónde saldrían los fondos, y cuando todos se preguntaban cuándo y cómo se pagaría y quiénes serían los beneficiados, el funcionario convocó a una segunda conferencia de prensa. Precisó entonces que en realidad el aumento no sería para todos sino tan sólo para 63 mil abuelos. En eso estaba cuando De la Rúa lo desautorizó públicamente y le exigió una desmentida. Al anochecer, la ANSES difundió un comunicado en el que señaló que todo se había tratado de �un malentendido, acaso atribuible a expresiones que tuvieron una fuerte dosis de voluntarismo�. Llegó tarde: dos horas antes, desde la Casa Rosada, una gacetilla oficial se le había anticipado. El papelón generó fuertes versiones sobre una renuncia, pero los voceros del secretario aseguraron que no habrá paso al costado.
Ayer, Posse convocó dos veces a la prensa. La primera vez anunció que se aumentarían �las jubilaciones mínimas de 150 pesos a 220� sin dar más especificaciones, por lo que se entendió que la mejora alcanzaría a todos los jubilados.
Después, en otra rueda de prensa, se rectificó: aclaró que sólo 63 mil jubilados de las clases 1933 y 1934, que cobran el haber mínimo de 150 pesos, pasarían a percibir 220 pesos a partir de julio o agosto. Y agregó que al resto de los que pertenecen a esa clase �unas 130 mil personas� que actualmente cobran un haber de 200 pesos, también se les aumentaría a 220. De acuerdo con los números aportados por la ANSES (70 pesos de aumento a 63.000 jubilados y 20 a 130.000) la suma necesaria para pagar esos aumentos sería de 91 millones de pesos anuales.
La desmentida presidencial llegó casi de inmediato. �Es una información del señor Posse, que no la ha comunicado al Gobierno�, sostuvo De la Rúa desde Bahía Blanca cuando lo consultaron sobre el tema. Y agregó que �debía ser sólo un proyecto en el que está trabajando� el director de la ANSES, y que él (el Presidente) ni siquiera había visto.
La desautorización de De la Rúa fue completada por el ministro de Trabajo, Alberto Flamarique �de quien depende Posse�, que advirtió que en la Argentina �no hay lugar para este tipo de anuncios o especulaciones�.
El ministro de Economía, José Luis Machinea, se llamó a silencio. Pero en su área ayer nadie ocultaba el descontento por el malogrado anuncio, que llegó en momentos en que la cartera se prepara a hacer un recorte de 600 millones en el gasto público. La intervención de De la Rúa y el posterior �arrepentimiento� del secretario dejaron en claro, de todas maneras, que el Ministerio de Economía no había sido consultado por el titular de la ANSES.
Los jubilados tienen sus haberes congelados desde fines de 1998, cuando el ex presidente Carlos Menem dispuso una suba de 50 pesos para las mínimas de beneficiarios que no recibieran ningún subsidio por pobreza u otro tipo de adicionales.
Posse había explicado que el aumento para los 63 mil jubilados sería financiado con el �ahorro interno� que se generó al limpiar el padrón de jubilaciones truchas. �En realidad, el dinero está disponible�, dicen en la ANSES. Ese ahorro, según informó la semana pasada el jefe de Gabinete, Rodolfo Terragno, llega a 50 millones de pesos. Anoche, luego de su desmentida, el propio secretario de Seguridad Social acusó a Machinea de pretender �que los ahorros deben quedar nada más que en Economía�.
Como fuera, el secretario debió volver sobre sus palabras. �Por un malentendido, acaso atribuible a expresiones mías con una dosis muy fuertede voluntarismo, ante la grave situación social de los abuelos con los haberes más bajos, circuló públicamente la información de que se dispondría un aumento inmediato de la jubilación mínima, la que desmiento�, aseguró el comunicado de prensa firmado por el funcionario.
El texto oficial indicó que �en realidad se trata de proyectos que están a consideración de esta área (Seguridad Social) por ser una preocupación del Presidente de la República y todo el gobierno nacional�. Y que los proyectos y estudios que se están haciendo en la ANSES estarán terminados dentro de dos meses. Recién entonces serán elevados a Economía, quien tendrá la última palabra.
CUARENTA Y DOS AÑOS EN POLITICA
El caudillo desarrollista
Melchor Posse ha logrado mezclar los aires de un caudillo con las ideas desarrollistas. Ayer este médico de San Isidro que siempre quiso ser gobernador, vivió uno de los peores papelones de su larguísima carrera política.
Posse comenzó en San Isidro, en 1958, cuando con sólo 25 años se alzó por primera vez con la intendencia. A partir de ese momento, fue electo siete veces en el cargo que actualmente ocupa su hijo Gustavo. Desde la comuna, Posse logró lo que pocos políticos: unificar tras un discurso nacional los intereses de sanisidrenses ricos y los de los miles de habitantes de La Cava, la villa más grande del país.
Con su eterna campera de gamuza, Posse manejó con habilidad la intendencia hasta que en 1995 creyó que estaba listo para dar otro paso. Se presentó como candidato a la jefatura de la UCR y perdió con Rodolfo Terragno. En su derrota fue clave el rechazo de sus adversarios en la interna: Federico Storani, Juan Manuel Casella y especialmente Leopoldo Moreau, con el que mantiene un viejo enfrentamiento que se remonta a los comienzos de sus carreras, cuando peleaban la interna de San Isidro.
Pero la derrota no lo detuvo. Desde la casona de Beccar en la que vive desde hace treinta años, Posse comenzó a planificar su postulación a la gobernación. Consciente de que Graciela Fernández Meijide podía hacer peligrar su sueño, se opuso a la Alianza y criticó duramente a la ministra, a la que definió como �una pituca de Barrio Norte�.
El año pasado, sin embargo, no sólo tuvo que aceptar la candidatura de �la señora�, como suele decirle: decidió acompañarla como segundo en la fórmula. Aunque nunca logró disimular la incomodidad que le producía la situación, Posse hacía esfuerzos por dejar atrás el pasado. �Si Graciela no fuera pituca, no me gustaría�, explicó.
Para ese entonces ya contaba con el apoyo de Enrique �Coti� Nosiglia, quien le cedió sus oficinas en la Capital para que se reuniera con sindicalistas y peronistas. Es que, pese a haberse afiliado a la UCR de joven, el médico de Beccar nunca olvidó sus viejas ideas. Suele defender �la construcción de un gran proyecto nacional�, los planteos desarrollistas y la necesidad de que �se den la mano los trabajadores de cuello blanco y los de cuello azul�.
Luego de la derrota bonaerense Posse consiguió que De la Rúa, a quien había apoyado como pocos, lo designara al frente del ANSES. �Ya no tengo biología�, dice el Cholo cuando le preguntan si va a volver a pelear la gobernación.
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