The Guardian de Gran Bretaña
Por Chris McGreal
Desde Freetown, Sierra Leona
 La multitud que gritaba fuera de los portones del cuartel general del ejército de Sierra Leona tenía claro qué quería que le pasara al líder rebelde recién aprisionado. �Deberíamos cortarle los brazos, como él se los hizo cortar a tanta gente indefensa�, dijo Julius Hafi. �Deberíamos cortarle los pies, así no se puede escapar, y entonces deberíamos matarlo. Pero no deberíamos matarlo demasiado rápido, porque no puede sufrir lo suficiente por lo que nos hizo.� Esta es la opinión favorita de muchos en Sierra Leona. Pero el tira y afloje sobre qué hacer con Faday Sankoh ya empezó, y la decisión incorrecta podría hacer caer al gobierno.
Algunos funcionarios de la ONU están ejerciendo presión para que el líder cautivo ayer del Frente Revolucionario Unido (RUF) sea usado como una pieza importante para regatear la liberación de cientos de pacificadores que los rebeldes mantienen como rehenes. Otros defienden que debe haber un alto el fuego inmediato y deben relanzarse los acuerdos de paz de 1999 de los que todas las partes se burlan. Y por último están los que sostienen, incluyendo a los militares británicos y los grupos de derechos humanos, que es inútil negociar con Sankoh porque su palabra no vale nada y debe ser sometido a juicio por sus crímenes contra la humanidad.
El ministro de Justicia de Sierra Leona y procurador general, Solomon Berewa, concedió que la decisión final será más política que legal. �Hay que tener en cuenta cuestiones políticas. La prioridad del gobierno y la comunidad internacional es poner fin al conflicto. Hay presiones de todos los sectores�, reconoció. Si el gobierno se decide a enjuiciarlo, no le va costar incriminarlo convincentemente. A Sankoh le concedieron una amnistía incondicional en julio del año pasado por sus muchos, variados y atroces crímenes. Pero ninguna amnistía lo protege de los muchos, variados y atroces crímenes que cometió desde entonces.
La policía de Sierra Leona, bajo su comandante británico, el inspector general Keith Biddle, ha armado un prontuario muy abarcador. En primer lugar, se focalizaron en su contrabando de diamantes y en el abuso de su cargo al frente de la comisión gubernamental de minerales estratégicos �el otro premio, junto con la amnistía, ganado gracias a los acuerdos de paz�, que usó para extorsionar con éxito a firmas extranjeras.
Hay también cada vez más pruebas de que el Frente Revolucionario Unido que lidera Sankoh continuó asesinando, mutilando y violando en regiones alejadas de Sierra Leona. Y la semana pasada 19 personas murieron por los disparos de los guardias de Sankoh en una manifestación fuera de la casa del líder. Después de las muertes, ciudadanos enfurecidos saquearon la casa de Sankoh y tropas gubernamentales entraron para poner bajo resguardo centenares de archivos que proveían pruebas considerables de los últimos crímenes del líder rebelde.
Muchos sierraleoneses querrían ver a Sankoh juzgado por la totalidad de sus crímenes, en particular la mutilación de niños (a quienes cortaba, en general, las dos manos y a veces añadía las piernas), y el secuestro de muchachos a los que convertía en soldados y muchachas a las que convertía en esclavas sexuales. Los grupos de derechos humanos reclaman un tribunal internacional, pero el gobierno de Freetown prefiere sus propios jueces, sobre todo porque podrían condenar a Sankoh a muerte. Sankoh ya escapó una vez a la horca, después de haber sido sentenciado a muerte. Lo salvaron las negociaciones posteriores.
Haga lo que haga, el gobier- no no puede permitirse hacerlo a espaldas de la opinión pública. Cuando se le concedió una amnistía incondicional a Sankoh y sus secuaces en julio pasado, hubo temores de insurrección popular. El gobierno se defendió diciendo que tenía poca opción, y que,después de todo, ésa era lo solución que favorecían los aliados británicos.
| Claves
 Desde 1991, Sierra Leona, en el Africa atlántica, libra una guerra civil en la que los tradicionales enfrentamientos étnicos se unen a los de las diversas Elites que dejó el mundo poscolonial.
El conflicto, alimentado por el tráfico de diamantes, se extendió a los países vecinos (Ghana, Liberia).
El Frente Revolucionario Unido (RUF) de Faday Sankoh era la principal parte beligerante antigubernamental. Su avance se caracterizó por las mutilaciones, violaciones y secuestros, contadOs por cientos de miles.
En julio de 1999 el RUF firmó la paz, que pronto violó. La ONU envió un contingente de cascos azules, de los que unos 350 siguen secuestrados por el RUF. La captura de Sankoh puede ser clave para su liberación y el inicio de un proceso de paz.
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cuanto vale EL HOLOCAUSTO
Viena no cree en lágrimas
150 mil personas que durante el Tercer Reich fueron sometidas por los nazis a trabajos forzados en territorio austríaco recibirán, cada una, entre 500 y 6700 dólares de indemnización. El Estado austríaco y varias empresas desembolsarán en total unos 387 millones, según anunció ayer el canciller conservador Wolfgang Schüssel al concluir en Viena en la llamada �Conferencia de Reconciliación�.
En la reunión presidida por Maria Schaumayer, delegada del gobierno para este asunto en concreto, y por el viceministro de Finanzas de EE.UU., Stuart Eizenstat, participaron, además de Austria y EE.UU., delegaciones de los países de Europa Oriental donde viven todavía víctimas de los trabajos forzado (República checa, Hungría, Rusia, Bielorrusia, Polonia, Ucrania). El plan determina cinco categorías de víctimas: Los �esclavos�, o sea prisioneros de campos de concentración obligados a trabajar, recibirán más de 10.000 dólares. También como pago único se destinarán 2250 dólares para los que trabajaron forzadamente en la industria y 1290 será la indemnización en el sector de agricultura. A las mujeres que en el período de trabajo forzado tuvieron hijos se les entregarán 400 dólares adicionales. Quienes tenían menos de 12 años de edad entran en la categoría de sus respectivos padres. Se calcula en un millón el número de víctimas de trabajos forzados entre 1938 y 1945 en Austria. 150.000 viven todavía.
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