El País de Madrid
Por Juan Jesús Aznarez
Desde Santo Domingo
El socialdemócrata Hipólito Mejía ganó las elecciones presidenciales de la República Dominicana. Ayer rozaba la mayoría absoluta con el 96,98 por ciento de los votos escrutados. Los últimos cómputos le daban el 49,90 de los votos. Inesperadamente, a las 11.20 de la mañana, el recuento fue suspendido por la Junta Electoral Central (JEC), que adujo el agotamiento de sus miembros tras 48 horas de trabajo. Pero para ese entonces Mejía ya se había proclamado presidente electo, citando cifras propias que le daban el 50,13 por ciento de los votos. La pausa de la JEC, con sólo 3,02 por ciento de los votos todavía por escrutar, pudo suscitar sospechas. Pero el portavoz del organismo, Wilfredo Alemany, aseguró que �no hay ningún problema con el descanso. Ha sido una decisión consensuada�.
Mejía, candidato del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), superó ampliamente el 24,99 de Danilo Medina, el candidato del oficialista Partido de la Liberación Dominicana (PLD). En la pugna por el segundo puesto, el oficialismo sólo superó por décimas porcentuales al nonagenario Joaquín Balaguer, del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), que ayer llegaba al 24,82 por ciento. Los oficialistas se aferraban a la esperanza de que Mejía no llegaría a la mayoría absoluta: �Hay que esperar hasta el final, hasta el ciento por ciento�, pedían en la sede del PLD. Balaguer �presidente títere del dictador Rafael Leónidas Trujillo (1930-61) y pieza clave en la turbulenta transición hacia la democracia� acudió el martes al colegio electoral en un viejo Mercury Grand Prix adornado con los colores rojos del partido. En el momento en que iban a entintarle el dedo al anciano de 93 años, el tintero cayó sobre una parte de su cara y uniforme. El caudillo, ciego e inválido, permaneció siempre impertérrito, ajeno a la conmoción y el ruido a su alrededor, mudo, recostado en el asiento posterior.
Las elecciones dominicanas, limpias y pacíficas según todos los observadores, registraron la más alta participación en la historia de la nación. �La verdad es que no esperábamos que los ciudadanos se iban a volcar a las urnas como lo han hecho. La abstención no llega al 20 por ciento, es del 18 por ciento�, destacó el presidente de la Junta Central Electoral, Ramón Morel. Impermeable al desaliento y con una paciencia infinita pese a la lentitud y desquiciantes incomodidades en numerosos colegios, los votantes acudieron en masa. Las mujeres votaron separadas de los hombres, una práctica instaurada para dificultar el fraude.
El oficialista Danilo Medina, como anticipaban las encuestas, no despuntó, pese a la popularidad del actual presidente Leonel Fernández. El fuerte crecimiento logrado por el gobierno de Fernández durante los cuatro años de mandato, ocho puntos del PBI, el más alto de América, no fue percibido como equitativo en el campo y en amplios sectores sociales. El pragmático Medina pagó las consecuencias. Las denuncias de corrupción, clientelismo y derroche, el discurso populista de Mejía y la masiva asistencia de las bases de su Partido Revolucionario Dominicano (PRD) sellaron el triunfo de la oposición. �Al pueblo le llamó la atención el hecho de que (Mejía) es muy sencillo. Sus hijos también. Es del puro campo�, explicaba ayer una analista. En el oficialismo no había dudas sobre el resultado. �Compañero, ¿cómo andamos?�, era la entristecida pregunta de la militancia en la sede oficialista.
Daniel Medina aceptó su suerte sin evasivas: �Estamos en un modelo democrático, y en estos procesos se gana o se pierde. Hay que acatar los resultados. La voluntad soberana del pueblo dominicano, su decisión de escoger al que cree que debe ser su próximo presidente�. No parecen existir motivos para no acatar los resultados. Los observadores nacionales e internacionales no detectaron trampas o irregularidades que justifiquen una impugnación. Santiago Murray, jefe de la misión de la Organización deEstados Americanos (OEA), no escatimó elogios. �Mi más efusiva felicitación a la ciudadanía dominicana�, declaró.
Por otra parte, hay que recordar que la apuesta gubernamental fue siempre llegar a la segunda vuelta y pactar entonces el apoyo de Joaquín Balaguer. Esa es la misma táctica que el oficialismo siguió en las elecciones generales de 1996, cuando el inmortal conservador pidió el voto para Fernández. Pero la posibilidad de una función bis podría ser remota. El partido de Balaguer reconoció ayer el �amplio triunfo� de Mejía, quien fue felicitado en persona por el patriarca socialcristiano.
En cualquier caso, si Mejía lograra oficialmente la mayoría absoluta, no pueden preverse cambios esenciales en este país de cerca de ocho millones de habitantes abierto a la inversión extranjera, cuyos principales ingresos son el turismo y las remesas desde Estados Unidos y España. Es de esperar, sin embargo, una reconducción de la liberalización económica y privatizaciones iniciadas por el presidente Fernández. Ayer Mejía destacó que �mi fuerte es el manejo de las finanzas, la gerencia, el manejo de la cosa pública, utilizar frugalmente los fondos del país�. Enfatizó que no robaría: �Prefiero meter la pata y no la mano�. Interrogado sobre sus objetivos de gobierno, el socialdemócrata respondió muy apropiadamente que daría al crecimiento económico un �rostro humano�.
JAQUE POLITICO A LA TERCERA VIA EN ITALIA
Un referéndum sin Sofía Loren
Por Lola Galán
Desde Roma
El referéndum previsto para el próximo domingo, en el que se pide a los italianos que se pronuncien sobre siete temas diferentes, desde la separación de la carrera judicial hasta una nueva ley electoral, se ha convertido en el último instrumento de la batalla política en Italia. La coalición de oposición, dirigida por Silvio Berlusconi, anunció ayer que presionará al gobierno de centroizquierda para que dimita, sea cual fuere el resultado de la consulta. La tesis del Polo es que el Ejecutivo que dirige Giuliano Amato no tiene otra razón de existir que permitir la celebración de la consulta del domingo. Amato no está dispuesto a caer en la trampa: �No entro en estas discusiones, el gobierno es neutral respecto del referéndum�, ha dicho.
La campaña de acoso y derribo diseñada por Silvio Berlusconi, líder de la centroderecha y magnate de la televisión privada italiana, se parece como una gota de agua a la organizada en las elecciones regionales del mes pasado, cuando logró transformar una votación de escaso relieve político en una batalla a muerte contra el Ejecutivo de centroizquierda. El desafío fue aceptado por el entonces primer ministro, Massimo D�Alema, que se vio obligado a dimitir tras la severa derrota sufrida por la coalición que guiaba. Aun así, D�Alema se negó a aceptar la convocatoria de unas elecciones anticipadas �insistentemente reclamada por el Polo�, alegando para ello la inminente celebración del referéndum. Un argumento que fue interpretado siempre por la centroderecha como una mera excusa del gobierno para mantenerse en el poder. Pero el argumento dejará de ser eficaz a partir del lunes, dice Berlusconi, quien en un primer momento planteó la obligación moral de dimitir del Ejecutivo sólo en ausencia del quórum requerido (el 50 por ciento de los llamados a las urnas).
La cuestión del quórum es tan importante que el comité referendario �en el que figuran el político ex democristiano Mario Segni, junto a los radicales Emma Bonino y Marco Pannella� ha llevado adelante una intensa campaña de concientización y de presión sobre el Ejecutivo para que �limpiara� el censo de fallecidos. Gracias al discutido decreto-ley recientemente aprobado, el Ministerio del Interior ha podido eliminar de las listas a 410 mil ciudadanos residentes en el extranjero fallecidos o ilocalizables en las dos últimas elecciones. Uno de los nombres borrados en el ayuntamiento de Pozzuoli (al norte de Nápoles) es el de Sofía Loren, símbolo máximo de �italianidad�, pese a que la actriz reside en Suiza desde hace años y tiene nacionalidad francesa. Este paso, que bajará el listón del quórum, puede revelarse esencial para que el referéndum triunfe. En la consulta del año pasado, en la que sólo se preguntó a los italianos si eran partidarios o no de eliminar la cuota proporcional en las elecciones generales (pasando a un sistema mayoritario puro), triunfó el sí, pero el referéndum no fue válido porque faltaron 160 mil votos para alcanzar el quórum.
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