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De la Rúa dejó a Posse en el umbral de la calle

Dos funcionarios del Gobierno escucharon decir al Presidente que el titular de la ANSES �tiene que irse�, ofuscado por el anuncio �luego retractado� de aumentos jubilatorios. El lunes, día clave para el secretario.

 

Melchor Posse reconoce que cometió un error. 
Al parecer,  muy caro.


Por Laura Vales
t.gif (862 bytes) �Posse tiene que irse.� Dos altísimos funcionarios de gobierno escucharon decir esta frase a Fernando de la Rúa durante la semana. El Presidente la pronunció por primera vez el miércoles, cuando otra voz �la de Melchor Posse� sonaba en las radios anunciando un aumento en las jubilaciones mínimas. De la Rúa la repitió ayer, cuando el ex intendente de San Isidro iba por su segundo día sin asomar la cabeza en la ANSES. El funcionario pasó todo el jueves en Santiago del Estero; volvió ayer a las dos de la tarde, pero sólo para recluirse en su haras de Mercedes. Desde allí telefoneó a sus voceros, quienes juran que este lunes, a las 9 y media de la mañana, estará de vuelta en sus oficinas al pie del cañón. A menos, claro, que De la Rúa le pida expresamente la renuncia. 
La cólera presidencial contra el secretario de Seguridad Social se desató cuando Posse, de manera inconsulta, anticipó a un grupo de 80 jubilados que habría un aumento para los que cobran el haber mínimo. El funcionario ratificó sus dichos ante un grupo de cronistas que lo esperó en la puerta de la ANSES. De la Rúa se enteró de todo por las radios y su primera reacción, según relató ayer un funcionario allegado al Presidente, fue bajarle el pulgar. Pero la sangre no llegó al río. 
�Si entonces no le pidió la renuncia fue sólo para no regalarle en bandeja la posibilidad de que use su error político para mostrarse como un abanderado de los jubilados�, dijo la fuente. �En medio del ajuste en que está embarcado todo el gobierno, Posse podría mostrarse como la cara humana e injustamente desplazada de la Alianza�. El funcionario aseguró que desde el miércoles, cuando se comunicó con él para exigirle una desmentida pública, De la Rúa no volvió a hablar con su secretario. Hubo, en cambio, otra clases de gestos. 
Ayer defendió de manera rotunda a su ministro de Economía, a quien el titular de la ANSES había acusado de �creer que los ahorros (generados en el sistema previsional) deben quedar nada más que en su área. �Esa es una pregunta sin sentido�, dijo el Presidente cuando la prensa le preguntó por una eventual renuncia de Machinea. En cambio, al ser consultado sobre el futuro del ex intendente de San Isidro hubo un silencio de hielo.
La soledad de Posse dentro del Gobierno fue evidente desde la misma tarde de su fallido anuncio. El miércoles a la noche, cuando ya se había visto obligado a desdecirse, un legislador de la Alianza lo cruzó por azar y le preguntó �qué era eso de los aumentos�. 
�La verdad es que en parte me entendieron mal, en parte lo dije mal y en parte se me escapó �fue la respuesta.
�Se lo veía abatido y como golpeado�, recordó el diputado. Lo cierto es que desde entonces el secretario insiste en que no se irá sin un pedido expreso. �Su renuncia está a disposición del Presidente desde el mismo día en que asumió, como corresponde a cualquier funcionario político�, dicen en la ANSES. 
A su situación de fragilidad se sumó la noticia de que el abogado Juan Carlos Colombo, que en la actividad privada se dedicaba a litigar contra la ANSES, actualmente ocupa el cargo de subdirector de Beneficios del organismo. Por eso ayer, en el corazón de la Alianza, pocos apostaban a que el funcionario logre mantenerse en su cargo. �Su renuncia está a plazo fijo�, arriesgaron en las alturas del Ministerio de Trabajo, donde hay una vieja interna entre el ministro Flamarique �jefe de Posse� y el funcionario en desgracia. Y deslizaron que ya se está buscando a un reemplazante. 
Otros, más cautelosos, recuerdan que el Presidente �no acostumbra a renunciar funcionarios si están siendo cuestionados de manera pública�. Pero aún así, aseguran que la vuelta de Posse a San Isidro �es sólo cuestión de tiempo: tal vez no de días �dicen�, pero en el mejor de los casos, de unos pocos meses�.

 

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