|
Terminó con ole. Tras el segundo gol de San Lorenzo y de Romeo �toque sobre la línea después de notable jugada de Romagnoli, cuándo no� la tribuna coreó los toques de Grisales, las gambetas de Ervitti, algún exceso que sacó de las casillas al Pininito Más. Pero el trámite, si bien siempre favorable a San Lorenzo, resultó fácil sólo entonces. Un resultado justo, una actuación estimulante y el premio merecido: campartir la punta y esperar. El primer tiempo se puede sintetizar en muy pocos conceptos: San Lorenzo quiso; Estudiantes, no; Romagnoli hizo todo lo que quiso, bien �excepto la última habilitación, apenas larga, del período� y el resto hizo lo que pudo, regular. Y una idea más: si Ariel López hubiese existido o si Romeo hubiera tenido la mínima serenidad o lucidez para aprovechar las dos habilitaciones francas que le hizo el diez petiso del equipo de Ruggeri, San Lorenzo se hubiese ido ganador a los vestuarios. El �mereciómetro� indica esto. Pero hubo también otras circunstancias. Las otras circunstancias fueron dos en la otra área y con los mismos protagonistas: un cabezazo de Casartelli, habilitado por otro cabezazo de Quatrocchi, que se fue apenitas por arriba con Campagnuolo mirando; y una extraña incidencia en el minuto final cuando, a espaldas del árbitro, el arquero de San Lorenzo decidió por las suyas que el delantero de Estudiantes lo había obstaculizado y, después de soltar la pelota, le cometió foul. El lejano y dubitativo Villarreal tocó pito y fue a ver qué pasaba... Pareció que daría penal pero optó por la obstrucción que no había visto. Eso fue todo. Cuando volvieron, Ruggeri lo puso a Estévez por Moreno y enseguida a Grisales por Adrián González buscando profundidad. Estudiantes no se dio por aludido y siguió en lo mismo, cada vez más atrás, pero con Quatrocchi cabeceando en las dos áreas y con el trabajo de Alayes y Zapata a destajo. Hubo un penal clarísimo de Zapata a Romeo a los 11 que Villarreal no vio y la cancha que cada vez se inclinaba más hacia Tauber. Hasta que a los veinte, en la primera aparición de Grisales, hizo la pared larga por derecha y tiró el centro al primer palo que, en su única llegada oportuna y a tiempo, Romeo convirtió en golazo. Y en los minutos siguientes, ante el adelantamiento previsible de Estudiantes �ya con Agoglia en la cancha� San Lorenzo lo pudo definir. Hubo dos, tres contragolpes que quedaron en la nada por demoras en los pases, por offside, por tapada de Tauber. Hasta que un error defensivo aprovechado por Estévez desencadenó el segundo y la definición: se fue Romagnoli al fondo y entregó el enésimo regalito a Romeo. Después llegó el ole, el tercero en contra de Brown y el cierre.
|