Por Felipe Yapur
Desde Orán, Salta
Al costado de las rutas nacionales 34 y 50, que atraviesan las provincias de Salta y Jujuy, quedaron las huellas de la pobreza y sobre el asfalto las marcas de la protesta. Durante los últimos diez días estas grises cintas zigzagueantes fueron escenario de las revueltas de los desocupados, de los hambrientos, de los excluidos. Por un lado hubo improvisadas barricadas, gritos y exigencias de trabajo y comida. Por el otro, llegaron primero golpes, balas de goma y de plomo, gases lacrimógenos. Y después una tardía respuesta del Estado nacional y provincial. En esta zona viven algo más de 250 mil argentinos y, de ellos, el 40 por ciento está sin trabajo. Hoy domingo la situación está tranquila, pero nadie en estas dos provincias se atreve a pronosticar cuánto tiempo pasará antes de que vuelva a estallar la protesta.
Fueron tres revueltas. General Mosconi y San Ramón de la Nueva Orán, ambas en Salta, y en San Pedro, Jujuy. Sólo en la primera murieron al menos 4 personas. Entre cada uno de los pueblos hay cientos de kilómetros unidos por el subtrópico que genera grandes riquezas agropecuarias a pesar de lo cual en estos tres pueblos hay pobreza y marginalidad. Juan Carlos Romero, el gobernador que mientras sus comprovincianos protestaban por la falta de trabajo paseaba en una supuesta misión oficial por Israel, asegura que Salta es un ejemplo. Pero lo que se ve en Salta capital no es para nada el reflejo de lo que sucede en el interior de la provincia. Las consecuencias de los 1000 millones de deuda que generó la administración de Romero llegan al norte salteño por las rutas 34 y 50.
En General Mosconi cortaron la ruta 34 el 3 de mayo frente a la petrolera Tecpetrol, una de las empresas beneficiadas con la privatización de YPF. Juan Toledo fue uno de los líderes de aquella protesta. A este desocupado se lo distingue por su larga barba blanca y es uno de los principales referentes de la Unión de Trabajadores Desempleados, la organización que comandó el corte y las negociaciones.
�¿No le parece que unos planes Trabajar y una promesa de trabajo es poco para toda la necesidad que tiene Mosconi? �preguntó Página/12.
�Claro que es poco. Pero cuando no se tiene nada para comer, para mandar a los hijos a la escuela, hasta una promesa es suficiente para mantener la esperanza �respondió Toledo.
�¿Qué sintió cuando la policía y la Gendarmería reprimieron?
�Mire, cuando vi cómo le pegaban a las mujeres y niños sentí mucha bronca y, por primera vez, tuve ganas de tener un FAL para defendernos.
Pese a la bronca, tuvieron que negociar. Durante doce horas discutieron, por un lado los piqueteros con sus ropas manchadas con barro por la refriega y del otro lado los funcionarios con su batería de celulares, camperas de gamuza y una que otra lágrima de impotencia que derramó el radical Lautaro García Batallán, mientras negociaban.
Finalmente los piqueteros de Mosconi se retiraron de la ruta, pero tres días después estalló Orán. Los marginados de este pueblo fueron conducidos por Marcelo Astún y García, dos raleados dirigentes del PJ vernáculo, y los convencieron de que habían negociado el mejor acuerdo: promesas de trabajo que saldrán de una empresa constructora a la que nadie conoce y del ingenio El Tabacal que acaba de despedir a 150 empleados. �Tenemos que creerles. Yo hace días que les doy de comer a mis hijos mate cocido y el poco pan que conseguimos. Mi marido trabajaba en el ingenio, como la mayoría de los que estamos acá, pero lo despidieron. Yo no tengo trabajo y, le juro señor, aunque nunca me pasó por la cabeza si tengo que trabajar de puta lo hago. Pero ya estoy golpiada para eso�, se confiesa María del Carmen, una mujer de 38 años, ocho hijos y que llora cuando relata sus penurias. El secretario de Empleos de Salta, Aníbal Cano, fuma un cigarrillo tras otro mientras discute y negocia con los piqueteros de Mosconi, Orán y más tarde Embarcación. Poco después reconocerá a Página/12 que está cansado: �Más que secretario de Empleos yo debería ser de Desempleo�, se confiesa pero también se resiste a analizar las causas del problema. El que no rechaza esta discusión es el empresario y agricultor de Orán, Ramón Tuma: �Lo que el gobierno debe definir es si quiere fomentar la prostitución o la producción. Lo primero lo producen los planes Trabajar. Lo segundo, lo tenemos que hacer entre todos, pero al Estado le corresponde proteger la producción nacional y se arregla con aranceles a las importaciones�.
En Jujuy, la provincia que gobierna el justicialista Eduardo Fellner, se vive una permanente crisis desde hace años que le costó el cargo a varios gobernadores. Con una escasa recaudación de impuestos (apenas 62 millones de pesos) y la ayuda del Estado nacional con 460 millones, la provincia agoniza. Una muestra fue el corte a la ruta 34 frente a San Pedro. Ahí se apostaron unos 600 obreros del ingenio La Esperanza y sus familias reclamando el crédito que necesita la empresa para la zafra y para pagar los salarios que se adeudan desde enero. �Nosotros no tenemos salida. O funciona el ingenio o nos morimos. Todos en esta región dependen del azúcar. Encima tuvimos a cada propietario que a lo único quese dedicaron es a vaciarlo�, dice Orlando un mecánico del ingenio y toma un mate amargo porque, según él, �para dulce está la vida�.
Intereses distintos
Los cortes de ruta generan necesariamente un choque entre el que quiere pasar y el que protesta. Entre aquel que en estas regiones tiene un auto para trabajar y aquel que ni siquiera tiene para comer. El siguiente es uno de los tantos diálogos que se produjeron entre los piqueteros de Orán y los que querían pasar.
El hombre llega con su Renault 9. Dice que lo utiliza para trabajar y que por ello tuvo que viajar a Salta. Ahora les pide a los piqueteros que lo dejen llegar a Orán, donde vive, al igual que los piqueteros.
�Disculpame hermanito �le dice un piquetero al automovilista�, pero por aquí sólo pasan las almas en pena. Pero ningún auto. Estamos protestando.
�Yo sé que lo tuyo es importante, pero entendeme. Necesito llegar a mi casa�, intenta con este argumento convencer el automovilista al piquetero, quien se muestra inflexible.
�Entendeme vos a mí. Vos tenés laburo y auto. Yo no tengo un mango para comprar leche para mis hijos. Dejá el auto acá y andá caminando, nosotros te cuidamos el auto�, dice con una sonrisa. El automovilista regresa por donde vino. |
opinion
Por Eduardo Pavlovsky |
Murmullos en Salta
Los últimos episodios de Salta son fenómenos de resistencia social que se gestan y proliferan en toda Latinoamérica. Pedro Orce, un personaje de la última novela de Saramago, sentía que la tierra temblaba bajo sus pies. Orce percibía el murmullo de lo real cuando la Península Ibérica se desprendía de Europa rumbo al mar. La micropolítica también surge de suaves murmullos que tienen la facultad de explotar de golpe. La explosión es lo visible de los murmullos que hay que saber auscultar. La micropolítica es la expresión de lo que ocurre por fuera de la representación. Es el grito desesperado siempre previo a un murmullo que no se pudo oír. Se genera por los bordes. Es a veces imprevisible por su rapidez y su contagio. �Se puede�, parecen insinuar las voces de los desposeídos. El 60 por ciento de los latinoamericanos vive debajo del nivel de pobreza. Sólo pretenden vivir como seres humanos. La �resignación� dio lugar al clamor por la �dignidad�. Cuerpos juntos otra vez. Nuevas redes solidarias insospechadas. Nuevos territorios existenciales que producen el �alerta� que se avecina. A veces los movimientos insurreccionales son rapidísimos y se adelantan a los mismos aparatos represivos. Se multiplican rizomáticamente. Resistenciales e incapturables. Se manejan por fuera de los sistemas de representación habituales. Pura potencia de acción. Las hondas y los cuerpos de los piqueteros creando un nuevo tipo de �individuación�. Por eso las voces de los políticos parecen siempre torpes e ingenuas. Son regímenes diferentes de conexión. Las palabras retóricas de los políticos carecen de la velocidad micropolítica. Las voces de los que no tienen ya más nada se hacen oír. Y sus voces se contagian y multiplican en toda Latinoamérica.
No es un fenómeno local. Los presidentes de los países latinoamericanos, algunos más decentes que otros, son todos buenos empleados del imperialismo. Todos hacen buena letra, obedecen órdenes. Pero se pierde en inventiva e identidad cultural. Salta es �Latinoamérica�. Es la voz de los desesperanzados de un continente de hambre. Pero el movimiento de los Sin Tierra en Brasil, las FAR colombianas, el fenómeno de Chiapas mexicano, las insurrecciones sociales de Ecuador y Bolivia; y también Seattle y Washington son los nuevos acontecimientos. Los nuevos murmullos. Sólo piden recuperar la dignidad perdida. No piden la revolución. |
|