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--¿Cuáles son las dudas
concretas que se pueden plantear al intento de golpe ocurrido el jueves
pasado?
--El mismo viernes, yo me
planteé en voz alta las mismas preguntas que se hacía la calle. Y lo
hice porque sabemos las consecuencias autoritarias que puede traer un
estado de excepción. Votamos a favor del estado de excepción porque la
situación era muy confusa, pero esto no disipa ninguna de nuestras
sospechas hacia el gobierno. En primer lugar, cómo puede ser que
tanquetas que salieron desde más de 50 kilómetros de Asunción puedan
entrar en la ciudad, sin ninguna resistencia, como si asistieran a un
desfile del Día de la Independencia; cómo pueden tomar cuerpos como la
Policía Nacional y la FOPE (Fuerza de Operaciones Especiales de la Policía)
siendo tan pocos; cómo puede ser que tiren contra el Senado y se vayan
sin intentar tomarlo. Hoy (por ayer) nos enteramos de que dos de las
tanquetas se quedaron sin combustible a la vuelta de la Policía. Y todos
pudimos ver cómo se pasaba un teléfono celular a uno de los atacantes
muy tranquilamente. Todo esto hace que la gran parte del pueblo dude de
todo lo que pasó.
--¿Esas dudas pueden llevar
a pensar que fue un autogolpe?
--Mientras no se aclare todo lo
que pasó, la presunción de que fue un autogolpe no puede ser desechada.
No podemos dudar de que hubo un intento golpista. Pero este intento pudo
haber sido utilizado por el gobierno, dado que evidentemente hubo una
inacción de su parte. Si no, la tarea de inteligencia y defensa de este
gobierno es inexistente.
--La persecución también
está insinuada contra sectores de su propio partido.
--Sí, y efectivamente nosotros
abandonamos el gobierno de unidad nacional en febrero pasado porque
comprobamos que no había ninguna diferencia en la manera de hacer política
que caracteriza a nuestra historia reciente: se dice una cosa y se hace
otra. El compromiso del gobierno de unidad nacional era hacer todos
aquellos cambios sin los cuales Paraguay está condenado a la miseria.
Pero no se ha hecho nada contra la corrupción, tampoco con la
imprescindible reforma del Estado, y el gobierno da signos de debilidad
permanentes. Y ahora, efectivamente, algunos integrantes de nuestro
partido empiezan a ser ligados a Oviedo. Es como en la época de
Stroessner, donde el que no estaba con su régimen era comunista.
--¿Qué hará concretamente
el PLRA para que esta situación cambie?
--En primer lugar, queremos
citar al ministro de Defensa, Nelson Argaña, y al del Interior, Walter
Bower, para que den una información detallada de todo lo que ocurrió en
la noche del jueves. Por el momento, nuestra sensación es que se ha
actuado sobre la marcha, a tambor batiente, y que todo lo que siguió al
jueves tiene un claro tufillo a revanchismo.
--¿Qué pasará con Lino
Oviedo, o más bien con su movimiento político y militar, luego de estos
sucesos? ¿Hasta cuándo seguirá el fantasma de Oviedo? --Mire, gran parte de la ciudadanía ya perdió la confianza en este gobierno. Oviedo es sin duda un factor de inestabilidad, pero en la medida en que el gobierno no haga nada por resolver los problemas de la gente, mientras no tenga un proyecto de país, esa inestabilidad no va a desaparecer. Claro, el gobierno siempre puede optar por achacar a Oviedo esa inestabilidad. Oviedo habla por cuanto medio se le ocurra desde hace más de un año y todavía no lo capturaron. Yo no sé si en realidad no lo quieren agarrar. Mantenerlo como un fantasma le permite al gobierno acusar de "oviedista" a cualquier manifestación en su contra y así doblegar a la oposición.
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