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 El festival más importante del mundo volvió a premiar el cine producido fuera de los países �centrales�. Dancer in the dark, del danés Lars von Trier, fue distinguida como Mejor Película, y su protagonista, la islandesa Bjork, resultó premiada como Mejor Actriz. Cannes también reparó en el excelente momento que está pasando el nuevo cine asiático: Tony Leung Chiu-Wai, de Hong Kong, fue galardonado como Mejor Actor por su labor en la película In The Mood For Love, (de Wong Kar Wai), mientras que Edward Yang, de Taiwan, fue elegido mejor director por Yi Yi. El Gran Premio del Jurado recayó en el film chino Devils On The Doorstep, de Jiang Wen, un director que llegó por primera vez al festival. Más cerca de Europa, pero también en las antípodas de Hollywood, el cine iraní prosiguió, aunque con un perfil más bajo, su luna de miel con el circuito de festivales internacionales. A falta de Abbas Kiarostami, fueron distinguidos directores más jóvenes: Samira Makhamalbaf (de 20 años, conocida en Argentina por La manzana), Bahman Ghobadi (31 años), y Hassan Yektapanah (37 años).Esta diversidad, que no incluyó a ningún tanque hollywoodense, contrastó nítidamente con la tendencia �verificada en la edición anterior� de otorgar varios premios a una misma película. Esta vez, el palmarés cobijó con generosidad a ocho cintas diferentes, lo cual no logró evitar la polémica, a esta altura, una característica inherente a la naturaleza del festival. La prensa mostró opiniones divididas cuando se dio a conocer a la ganadora de la Palma de Oro. Para algunos periodistas, Dancer in the dark es una gran película, mientras que muchos de los críticos más prestigiosos la consideraron �sobrevalorada�. Las críticas (por ejemplo, la del alemán Klaus Eder, secretario general de la Fipresci) hicieron hincapié en que el film de Von Trier apela a técnicas comerciales para producir emociones en los espectadores y �tiene la estructura simple y efectista de un culebrón latinoamericano�. Todos, sin embargo, valoraron la actuación de Bjork, la protagonista, que se pone magistralmente en la piel de una obrera estadounidense casi ciega. �Gracias a Björk�, dijo ante la ovación del público el controvertido realizador danés, que en 1996 había obtenido el Gran Premio del Jurado por Contra viento y marea. En Dancer... también aborda una temática desgarradora, con el sacrificio personal como máximo valor vital: una inmigrante checa en Estados Unidos se está quedando ciega debido a una enfermedad familiar, y ahorra dinero con gran esfuerzo para evitar que su hijo corra su misma suerte. El melodrama se precipita cuando un policía amigo en dificultades económicas traiciona su confianza y le roba la suma que tenía destinada para pagar al médico. Al exigirle su devolución, la protagonista mata al agente y es condenada a muerte. Junto a Björk actúan Catherine Deneuve y David Morse, entre otros, en una realización filmada en una zona de Suecia que es muy similar a la del estado de Washington donde se desarrolla la trama. El jurado presidido por el francés Luc Besson ignoró olímpicamente a la muy aplaudida Trolosa, de Liv Ullmann, así como también a las francesas Esther Kahn, de Arnaud Desplechin, y Harry, un ami qui vous veut de bien, de Dominik Molle. John Richards y James Flamberg, guionistas de Nurse Betty (dirigida por Neil LaBute), le dieron la única alegría al cine de los Estados Unidos, en tanto la representación latinoamericana, al menos en la competición oficial (y a excepción hecha de Estorvo, del brasileño Ruy Guerra), brilló por su ausencia en la Costa Azul.
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Palma de Oro: Dancer in the dark, de Lars von Trier (Dinamarca).