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OPINION

Pinocho

Por Enrique M. Martínez*

El 10 de diciembre pasado asumió como intendente de Eduardo Castex, una localidad de 12.000 habitantes de La Pampa, el joven médico local Luis Alberto Ordoñez (Pinocho). Sin militancia política previa, lo convocó la Alianza por su prestigio en la comunidad por su tarea de médico. Al poco tiempo hizo un acuerdo con el grupo universitario que dirijo, para que definiéramos los mejores caminos para conseguir ocupar a los aproximadamente 400 desempleados del lugar. Desde entonces estamos trabajando en varios proyectos, con la intención de contrastar nuestro método de trabajo con el del neoliberalismo y estimular la creación de una red de intercambio entre intendencias con un promedio de 4000 habitantes y serias dificultades para buscar solas el camino.
La semana pasada, se hizo en Castex una reunión donde la intendencia convocó a otros diez intendentes de la provincia. Por fuerza, en Castex la intendencia es el centro de la asistencia social. Sacrificando hasta el límite las partidas para sueldos de personal jerárquico en el municipio, Pinocho y sus amigos decidieron que la comuna intente atender todo pedido de materiales para las casas más humildes, pero cada solicitante debe pagar el material con horas de trabajo, convenidas caso por caso. No hubo una queja; hubo, por el contrario, orgullo de poder pagar por lo que se recibe.
También decidieron que aparte de los 140 programas Trabajar que se pudo conseguir, se inscriba al resto de los desocupados y a ellos se les asigne toda tarea pública de infraestructura para la que se consiga aporte provincial. Las mujeres pintan, los hombres hacen tareas más pesadas.
Castex tenía una veintena de docentes desocupados. Un docente no pide un sueldo del plan Trabajar. Pinocho y sus amigos bancaron un taller gratuito de enseñanza de guitarra, a cargo de una docente desocupada, que llevó los estudiantes de guitarra de 6 a 50 en el pueblo. También le financian un docente a cada capilla de cualquier culto, para dictar cursos de educación primaria para adultos. La inscripción se fue de 10 a 120 personas. Hasta crearon un taller de poesía, con otro docente, que tiene 40 inscriptos. Y todo el programa cuesta apenas 3000 pesos por mes.
Cuando terminó la reunión nos agasajaron con un almuerzo en el comedor comunitario para niños que atiende la Municipalidad. Comimos el mismo menú que los chicos. Gozamos de una atención especial: nos permitieron doble postre.
Lo llamativo no es solo la austeridad. Es la forma de hacer las cosas.
Eduardo Castex, en La Pampa, es un pueblo de un país pobre y confundido. Pero allí, Pinocho y sus amigos han levantado una vieja bandera: el cuidado por la dignidad del otro. Solo con ella están construyendo un país mejor. Se puede. Si se quiere.
* Diputado nacional - Frepaso-Alianza

 

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