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Por Carlos Noriega Desde Lima ![]() Al culminar el simulacro de votación realizado ayer domingo, la ONPE emitió un comunicado señalando que el sistema de cómputo se encontraba �totalmente listo y operativo�. Para respaldar sus afirmaciones, el organismo electoral aseguró que la OEA y la Defensoría del Pueblo coincidían con esta apreciación. Esto motivó que la misión de la OEA respondiera esa misma noche con un boletín en el que dejaba constancia de su �gran sorpresa y alarma� por el comunicado de la ONPE y, desmintiendo al organismo electoral, agregó que en el simulacro se habían observado �graves dificultades y serios problemas en el funcionamiento del sistema de cómputo�. La Defensoría del Pueblo se pronunció en el mismo sentido, expresando su �profunda extrañeza� y su �tajante discrepancia� con las afirmaciones de la ONPE. A pesar de los contundentes desmentidos, la ONPE insistió, en un segundo boletín emitido a la medianoche del domingo, en las afirmaciones de su anterior comunicado. En la mañana del lunes, Stein ordenó el retiro de sus observadores y acusó a la ONPE de pretender �utilizar la presencia de los observadores de la OEA como un elemento de validación�. Al mediodía de ayer, Stein se comunicó telefónicamente con el secretario general de la OEA, César Gaviria. La tensión y desconfianza han llegado a tal punto, que Stein se trasladó hasta la embajada de Estados Unidos para hablar con Gaviria a través de una línea telefónica considerada segura, libre del espionaje que realiza el servicio de inteligencia de Fujimori. En la tarde, el jefe de la misión de la OEA se reunió por más de una hora con Alejandro Toledo y luego con el primer ministro, Alberto Bustamante. Pero no sólo en el frente externo la situación se le complica cada día más a Fujimori. Airados manifestantes tomaron la plaza de armas de la ciudad de Arequipa para impedir que se instalara el estrado desde el cual Fujimori debía encabezar un mítin en la noche. Luego de enfrentarse a la policía lograron su objetivo. En la tarde, más de doscientos policías de una unidad especial fueron enviados desde Lima para recuperar la plaza, lo que consiguieron luego de lanzar bombas lacrimógenas y arremeter violentamente contra los manifestantes. Finalmente, en la noche Fujimori pudo realizar el programado mítin. Lo hizo en medio de una fuerte custodia policial, a la que dio órdenes directas convertido en improvisado jefe policial.
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