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El infierno del traga, en directo

�Jóvenes y rebeldes� es una rara perla del cable: se centra en el mundillo de un grupo de excluidos, por distintos, en un secundario.

Afuera: El grupo de freaks conforma un círculo cerrado. No por elección sino por necesidad, ya que han sido totalmente relegados del curso.

En �Jóvenes...� los protagonistas sufren constantemente el rechazo.
Un intento de levantarla en EE.UU. produjo airadísimas protestas.


Por Andrés Glass

t.gif (862 bytes) Es la serie más comentada de la última temporada norteamericana, y por fin ha llegado a la Argentina. �Jóvenes y rebeldes� propone una cínica mirada sobre la vida de un grupo de freaks en un college estadounidense. La diferencia está en el punto de vista, asumido por los que la tevé suele dejar de lado: feos, tontos y marginados. Como una suerte de anti �Beverly Hills 90210�, la historia de una troupe de frívolos millonarios, �Jóvenes...� (sábados a las 22, por Fox) hace un elogio del defectuoso. 
Ser freak, según este programa, es tener un problema: ser gordo, feo, tener granos y anteojos en un campus donde la mayoría está conformada por jóvenes bellos, implacables con los excluidos. Para quedar afuera, debe cumplirse con un requisito: estudiar demasiado y admirar a los que están adentro. La serie no ofrece una reparación. Los freaks sufrirán siempre la pesadilla que les ha tocado: rechazos de quienes adoran y burlas a sus espaldas. Hay un regodeo en la crónica de esas desgracias cotidianas. �Si no eres popular �dice la voz en off en la apertura�, tu vida será una tortura. Bienvenidos a ese mundo.� 
El grupo de freaks �también conocidos como nerds o tragas� conforma un círculo cerrado. No por elección sino por necesidad, ya que han sido totalmente relegados del curso. Se dedican a estudiar y trabajar como voluntarios en todo tipo de campañas anti... (alcohol, drogas, sexo casual). Son custodios de una normalidad que promueven sus madres, padres y maestros. Tienen entre 15 y 17 años, y los horroriza el exceso de cualquier práctica o consumo. 
Sus victimarios son rubios y bronceados que sólo les hablan si es para obtener un rédito: copiarse en un examen, hacer una fiesta en ausencia de sus padres, sacarles dinero. Cuentan con una ventaja: el freak siempre querrá dejar su condición, y pertenecer al mundo de �los otros�. Así, Linsy (el personaje central, junto con su hermano) se ofrece por entero: entrega su casa para una fiesta que termina intervenida por la policía, se admite culpable tras pasar datos en una prueba de historia, se enamora en silencio y es siempre contrariada. A cambio del sacrificio recibe sólo risotadas. Es una freak más que cayó en la trampa. Ella nació para que todo le salga mal: se traba cuando intenta seducir, es torpe e incapaz de competir con una rubia más bonita para ganarse al chico que le gusta. Es la eterna usada, proveedora de dinero, saber y hasta de su propia casa con tal de lograr una aceptación que nunca llega. Cree, con certeza, que podría llegar a morir en el acto si bebiera una gota de cerveza. Esa es la pequeñez de su universo, y las puertas de salida están bloqueadas. Como sus amigos, es esclava del papelón: los freaks suelen hacerse pis en la cama y repiten que su vida �es un asco� cada vez que, por torpeza, se tiran la comida encima. 
En los Estados Unidos, un intento del canal de levantar la serie �por falta de anunciantes que se interesaran en la sordidez de este mundo� provocó marchas y pedidos de boicot de parte de sus fanáticos. Es que los nerds se convirtieron en objeto de culto, sin importar su antipático concepto de la moralidad y su defensa del �ser correcto ante todo�. Aquí funcionan como los oprimidos del sistema, y el efecto compasivo es inmediato. Sólo queda, para ellos, agruparse y armar la resistencia. De eso se trata �Jóvenes y rebeldes�: dos inmigrantes ilegales, un judío, dos feos, un gay y una obsesiva del estudio que se juntan para sobrevivir. Para generar esas estrategias, tienen una sola posibilidad a su alcance: reaccionar ante el rechazo (una tiza en la nuca, un escupitajo, una broma de mal gusto) con indiferencia. A veces, la tentación es grande y tratan de pasarse al otro bando, dejar el ghetto. En esos casos, quedarán decepcionados porque la oferta de cambio es siempre una ilusión. Entonces, llega la moraleja en voz de sus viejos compañeros: �No vuelvas a dejarnos. Los verdaderos amigos están entre nosotros�.

 

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