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�Mi miedo era la policía argentina�

El arzobispo de Río de Janeiro, Eugenio Sales, declaró que represores argentinos operaban contra los refugiados en Brasil.


t.gif (862 bytes) El arzobispo de Río de Janeiro, cardenal Eugenio Sales, aseguró ayer que durante la dictadura brasileña, que se extendió desde 1964 hasta 1985, ayudó a proteger a más de 5 mil refugiados políticos del Cono Sur, en su gran mayoría argentinos. También sostuvo que durante esos años actuaron en Brasil represores de otros países. �Mi miedo era la policía argentina, yo sabía que andaba por aquí, deteniendo y matando gente�, dijo el cardenal en una extensa entrevista que publicó ayer el diario Jornal do Brasil. El testimonio de Sales se suma al informe de la Fuerza Aérea que la Folha de Sao Paulo difundió el miércoles, en el que se confirmaba la existencia del Plan Cóndor organizado por las dictaduras militares del Cono Sur durante los años 70.
Sales es considerado uno de los obispos más conservadores de la Iglesia Católica brasileña. En una larga entrevista que concedió al Jornal Do Brasil, aseguró que muchos perseguidos fueron alojados en Río de Janeiro y los demás enviados a otros países. �Entre 1976 y 1982, atendimos a cerca de 5000 personas�, dijo el prelado, quien reveló que la arquidiócesis de Río de Janeiro llegó a tener más de 80 departamentos alquilados en la ciudad para alojar a los perseguidos, en su mayoría argentinos. Sales admitió también que sabía de la presencia de policías argentinos que actuaban libremente en Brasil y que llegó a avisar de esa situación, por carta, a varios de los familiares de los desaparecidos políticos y de los refugiados. 
Sin hacer referencia a la Operación Cóndor �que regionalizó y coordinó la represión ilegal en los países del Cono Sur manejados por dictaduras�, el cardenal admitió que sabía de la presencia en Río de Janeiro de agentes de otros países. Por su parte, el actual director de Caritas en Brasil, Cándido Feliciano Neto, dijo que un agente argentino llegó a invadir la sede de la arquidiócesis para ver a los refugiados que estaban en el local. �Muchas veces los argentinos intentaron infiltrar policías entre los refugiados, pero siempre eran descubiertos�, aseguró Neto, auxiliar de Eugenio Sales desde hace más de 35 años. 
Sales confesó que su único temor era lo que podían hacer los agentes de otros países. Según el cardenal, los militares brasileños, por lo menos los que estaban en Río de Janeiro, nunca intentaron impedir ni intervenir en sus acciones humanitarias. �Aquí por lo menos hubo una cosa diferente y mejor que en otros países con dictaduras. Ellos (los militares) hacían de cuenta que no sabían de nada. Por mi parte, yo avisaba de todo�, dijo. �Tomaba el teléfono rojo y decía: aló Frota (el comandante de la Primera División del Ejército, general Silvio Frota), si llega gente ahí diciendo que estoy protegiendo comunistas, sepa que es verdad y que soy responsable�, dijo. Sales agregó que su papel fue el de un cristiano y que siempre se mantuvo al margen de los aspectos ideológicos. �En una dictadura no hay otra opción y de ahí mi posición de intervenir para ayudar a los perseguidos, pero siempre manteniéndome al margen de los aspectos ideológicos�, aclaró. El cardenal comentó que comenzó a ayudar a los perseguidos políticos, especialmente argentinos, uruguayos y chilenos, en 1976, cuando un uruguayo le pidió ayuda. �Inicialmente respondí que no podía ayudar y me fui a rezar. Por la noche me quedé solo en el Palacio y me puse a pensar en qué podía hacer: recibirlo o no recibirlo. Ahí me dije: tengo un jefe, mi jefe es Dios y él me manda, y voy a hacerlo�, relató.

 

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