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Para el presidente venezolano Hugo Chávez, una elección es como un partido de béisbol. Y si llueve, hay que suspenderlo. Así justificó ayer el ex golpista el aplazamiento, por motivos técnicos, de las presidenciales planeadas para este domingo 28. Fue el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela el que determinó diferirlas, en respuesta a dos acciones de amparo presentadas por las asociaciones civiles Cofavic y Queremos Elegir. Ambas cuestionaban la conveniencia de efectuar elecciones si los sistemas de cómputos funcionan deficientemente. Ahora le tocará al Congreso provisional fijar la fecha substituta. �No existen condiciones técnicas que garanticen en términos absolutos la confiabilidad y la transparencia del acto electoral, como tampoco la suficiente información sobre la totalidad de los candidatos a ser elegidos.� Así fundamentó su opinión el presidente del Tribunal, Iván Rincón. La megaelección venezolana era la primera votación después de la reforma constitucional impulsada por el presidente Chávez, que cambió el nombre del país (promoviéndolo a República Bolivariana de Venezuela), y lo dotó con una frondosa constitución social de unos 350 artículos. Esta especie de hiperplebiscito con el que Chávez en un principio confiaba arrasar quedó así postergado. Los sondeos le siguen dando al ex comandante de paracaidistas una segura ventaja de más de diez puntos sobre su adversario (y ex compañero de armas, también ex golpista) Francisco Arias Cárdenas. �Se evitó un megadesastre�, fue la voz unánime de muy diversas organizaciones civiles y políticas. Era una esperable reacción ante una �megaelección� con 11 millones de votantes, más de 6000 cargos públicos en juego y 36.000 candidatos que, consideraban, estaba llegando demasiado pronto. Desde presidente a los concejos municipales, absolutamente todos los cargos nacionales se eligen así en un solo día. Y es la suma total de los cargos, como corresponde a una república con nueva constitución. �La decisión es una muestra cabal del compromiso de las autoridades venezolanas con la democracia�, destacó el presidente de la misión de observadores de la OEA, Rubén Perilla. Ahora los electores tendrán que esperar un tiempo adicional para relegitimar los poderes públicos, en la etapa culminante de la autoproclamada revolución �pacífica y democrática� del presidente Hugo Chávez. Un plazo que, según adelantaron ayer legisladores, sería establecido pronto, pero no sería mucho menor a un mes. El aplazamiento le dará más espacio al candidato presidencial opositor Arias Cárdenas para replantear su estrategia. La fecha de la elección postergada ayer había sido fijada a finales de enero, cuando se despidió la Asamblea Constituyente de sus funciones. Algunos juristas ya entonces cuestionaron la fecha porque debía ser en un lapso de seis meses luego de una reforma de la ley electoral. El Concejo Nacional Electoral (CNE) sostuvo hasta último momento la posibilidad de que las elecciones se realizaran el domingo, una vez que se verificara la compatibilidad de los sistemas entre ayer y hoy. Sin embargo, los acontecimientos superaron las esperanzas del CNE, que encontró en la decisión del Tribunal Supremo de Justicia el argumento perfecto para suspender las votaciones. Chávez deberá ahora retomar su campaña proselitista una vez que se fije la nueva fecha y que se reanude la campaña electoral. Como un preludio al aplazamiento, desde la madrugada de ayer comenzó a llover torrencialmente en Caracas. Muchos recordaron el referéndum del 15 de diciembre, cuando se aprobó la Constitución. Se realizó en medio de una tormenta que luego se convirtió en el mayor desastre natural de la historia de Venezuela.
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