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Por Raúl Dellatorre La consigna de la convocatoria bien podría ser �venimos por menos�, en referencia al apoyo que brindarán a la reducción del gasto público y en contraposición al llamado a una marcha de la CGT disidente en repudio al FMI, bajo el lema �vienen por más�. Unos 500 empresarios se concentrarán el miércoles �el mismo día de la convocatoria de Hugo Moyano y diversos sectores de oposición� en la Bolsa de Comercio para expresar su respaldo al ministro de Economía y a la política de ajuste que lleva adelante. La Cámara Argentina de la Construcción y la Asociación de Bancos de la Argentina se han erigido en ejes de la convocatoria, pero rápidamente obtuvieron la adhesión de empresas de servicios privatizados, automotrices y otras industrias líderes. Todos prometen poner en el recinto a sus primeras figuras, para acompañar a José Luis Machinea y sus principales colaboradores. La manifestación de apoyo empresario se desarrollará en la forma de un seminario en el salón de actos de la Bolsa de Comercio. La propuesta fue lanzada por la consultora privada Exante, que dirige el economista Aldo Abram y consiguió el respaldo inmediato de la CAC y ABA. El encuentro se iniciará a las 8.30 horas y finalizará cerca del mediodía, poco antes de que trabajadores, estudiantes y militantes políticos y de organizaciones sociales se concentren 10 cuadras arriba por avenida Corrientes, frente al Obelisco. El apoyo empresario podrá medirse no sólo por la cantidad de concurrentes sino por la calidad de su representatividad. Ninguno de los grandes grupos económicos, locales y extranjeros, faltará a la cita. Los organizadores aseguran que toda la primera línea de la banca, empresas de la construcción y automotrices darán el presente. También comprometieron su concurrencia los máximos directivos de las empresas de servicios privatizados. En el caso particular de Repsol YPF, su presidente, Alfonso Cortina, habría comprometido su esfuerzo para estar entre los asistentes y, de no ser posible, enviaría a su �mano derecha�, Ramón Blanco. A diferencia de lo ocurrido con la crisis del tequila, esta vez los empresarios manifestarán su adhesión a la emergencia en forma política pero no económica. En 1995, el entonces ministro, Domingo Cavallo, convocó al empresariado a aportar a un Bono Patriótico, a baja tasa de interés, para prestarle al Estado los fondos necesarios para cubrir el desfasaje en las cuentas públicas, logrando reunir así 2000 millones de dólares como �colchón financiero� y como signo de confianza hacia los prestamistas externos. Pero entonces había, al menos, dos condiciones diferentes a las actuales: la economía no venía de una recesión y la conducción económica estaba más entrenada en el trato íntimo con el poder económico, el que le debía no pocos favores. Los organizadores armaron dos mesas de expositores: en la primera, disertarán Juan Bautista Peña (presidente de la Bolsa de Comercio), José Alfredo Mc Loughlin (JP Morgan) y Daniel Marx (secretario de Finanzas). En la segunda estarán Aldo Roggio (CAC), Aldo Abram (consultora Exante), Miguel Bein (secretario de Programación Económica) y José Luis Machinea. Marx se había excusado inicialmente de concurrir, por �otras actividades� que tenía prevista para la misma fecha, y propuso enviar a su segundo, Julio Dreizzen. Amablemente, los popes empresarios lo �persuadieron� de la importancia del encuentro y le sugirieron la �imposibilidad� de negarse. Marx no tardó en entender que se enfrentaba a una postura más inflexible que la que suele encontrar en los bancos del exterior. Si algo le faltaba al ajuste para hacerlo más impopular, tras el apoyo brindado por la Iglesia a la marcha convocada por Moyano, era la manifestación de respaldo de la clase empresaria más beneficiada por el Plan de Convertibilidad. La convocatoria dividirá la ciudad en dos: el ministro y sus secretarios rodeados por la cúpula empresaria en los coquetos salones de la Bolsa de Comercio, y los trabajadores en la callerepudiando las políticas del Fondo Monetario, cuya misión técnica tiene previsto iniciar ese día su labor de revisión de las cuentas públicas.
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