Por Florencia Grieco
 �El Cóndor sigue volando. Esta es la segunda etapa. Y otra vez Paraguay es el epicentro.� En 1992 descubrió en una comisaría de Asunción los documentos que poco después se conocerían como el �Archivo del Terror�: el núcleo del Operativo Cóndor, la coordinación represiva entre las dictaduras del Cono Sur. El año pasado, Martín Almada hizo otro descubrimiento: ex agentes de la CNI �sucesora de la DINA, la policía política pinochetista� trabajan desde hace seis años en Paraguay, asesorando a las fuerzas de seguridad locales. Abogado y defensor de los derechos humanos, ex detenido y torturado durante la dictadura paraguaya, Almada habló desde Nueva York con Página/12, y no dudó en trazar una línea casi directa entre esa �cooperación� y las modalidades represivas del gobierno del argañista y antioviedista Luis González Macchi, a quien acusa de haber gestado un �autogolpe� la semana pasada.
�¿Qué análisis hace sobre el sospechoso �golpe� de la semana pasada en Paraguay?
�En mi condición de defensor de los derechos humanos, estoy muy preocupado por los abusos a los derechos humanos que se producen tanto en la capital como en el interior del país. Como yo sufrí en carne propia la represión stronista, y como los que están en el poder son sus hijos, sus descendientes directos, quiero hacer pública mi indignación y mi condena. Por eso en el transcurso de esta semana en Washington voy a pedir a las organizaciones de derechos humanos que vayan a Paraguay y comprueben ellos mismos estos abusos.
�¿Por qué no duda al hablar de autogolpe?
�Porque simplemente leyendo los diarios de la región a través de Internet es más que evidente que lo fue.
�¿Cuál es la situación de las Fuerzas Armadas y el gobierno?
�En el país hay una lucha de mafia contra mafia. Oviedo, los Argaña, la gente que está en el poder son la misma cosa. No representan ningún cambio, ninguna esperanza. Todos ellos son los nostálgicos de la dictadura. Entonces lo que yo veo en este caso es una venganza entre ellos.
�¿Cree que Paraguay puede salir en algún momento de esa situación? �La esperanza está en la gente no contaminada. Aquí hay una sociedad vieja que no quiere morir y una sociedad joven que no puede nacer. Y con esa sociedad vieja estamos empantanados. Pienso que este supuesto golpe tiene que convocar a la sociedad civil a unir sus fuerzas y exigirle a esta gente una elección democrática para presidente, para los cargos legislativos y judiciales. Tenemos que renovar totalmente el cuadro imperante en el país. Creo que la elección de un vicepresidente no va a solucionar nada, va a agravar aún más la situación, especialmente si gana el candidato opositor, Julio César Franco. El no va a poder hacer nada ahí. Al contrario, va a crear más tensión. Pero esta gente se equivoca. Paraguay es una república, no una monarquía. A mí me duele esta imagen. Me da pena escuchar la opinión que tienen aquí en Nueva York sobre Paraguay.
�¿Qué tipo de asistencia dan los ex agentes de la CNI al gobierno paraguayo?
�El 22 de diciembre del año pasado tuve acceso a unos documentos que señalaban que esta gente, la mano de obra pinochetista desocupada, está en Paraguay desde el año `94 asesorando al gobierno para la creación de una Central Unica de Inteligencia, tomando el modelo de Pinochet. Nosotros, el Tribunal Etico contra la Impunidad que yo presido, fuimos al Palacio de Gobierno a entregar una carta al presidente preguntando si era cierta esa información. Hasta el día de hoy el presidente no nos ha contestado. Y encima estos ex agentes pinochetistas están metidos en las operaciones antidrogas, muy mezcladas con la locura represiva. El 11 de febrero de este año recibimos otra información sobre un general chileno retirado, un coronel y un capitán de la ex DINA que llegaron a Asunción para reforzar a este equipo chileno. Esto nos preocupa mucho, y por ese motivo viajé aNueva York y Washington, para hablar con las autoridades norteamericanas y denunciar este hecho. Pero el presidente paraguayo se calla, y el que calla otorga. Quiere decir que hay algo de verdad, porque no rechaza la acusación que hacemos. Lástima que en lugar de dar respuesta busque otras armas contra nosotros. Están usando a la Justicia como arma para perseguir y hacer callar. Para amedrentarnos. Esa es su política.
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