Por Eduardo Videla
 Nunca como ahora se escuchó en la Iglesia tanta preocupación por la salud de los periodistas. A los augurios de Desiderio Collino, obispo de Lomas de Zamora, que les deseó �un cáncer de pulmón� a los periodistas que �hablan mal� de la Iglesia, se sumó ahora otro monseñor, el vicario de Mercedes, Julio Forchi, con una propuesta terapéutica: �Habría que practicarles la lobotomía (a algunos hombres de prensa) para ver si se calman un poco y respetan más al prójimo�, dijo. Tan respetuosa afirmación, paradójicamente, apareció como una columna en una publicación periodística de la ciudad de Mercedes. En esa localidad funciona el hogar terapéutico Jesús de Nazareth, dependiente del obispado local, sobre el que pesa una denuncia por maltrato a menores internados. Una investigación que molestó al ex arzobispo Emilio Ogñeñovich y a su amigo, monseñor Collino. El nuevo ataque a la prensa disgustó al presidente de la Comisión Episcopal, Estanislao Karlic, quien con gesto agrio afirmó: �Siento mucho que se hayan dicho esas palabras�.
La lobotomía es un desgraciado método terapéutico por el cual se abordaban trastornos graves de conducta mediante la eliminación de parte del lóbulo frontal del cerebro, mediante trepanaciones o cruentas intervenciones desde las órbitas oculares. Creado por el neurocirujano Egas Moniz a principios de los �50, el método no sobrevivió a esa década, tras los devastadores efectos en el comportamiento de los pacientes, convertidos en vegetales ambulantes, y por la más prolija y eficaz acción de los psicofármacos.
Sin embargo, el procedimiento resultaría adecuado para monseñor Forchi, en su interés por enderezar comportamientos díscolos. No fue un exabrupto: la frase apareció impresa en la contratapa de El Oeste, de Mercedes, el 17 de mayo último, en una columna que lo ha tenido como protagonista en los últimos 25 años, según fuentes de la publicación. Y fue ratificada ayer, cuando monseñor Forchi fue entrevistado por la periodista Rosario Lufrano, en Radio Nacional. Lejos de seguir las enseñanzas de monseñor Collino -que pidió perdón luego de maldecir a los periodistas� el vicario no se arrepintió de lo escrito ni intentó morigerar su expresión. �Lo que he dicho simplemente es que a algunas personas habría que hacerles una lobotomía para ver si se calman un poco. Porque a veces se dejan llevar por el entusiasmo del periodismo y se pasan de la raya�, dijo al aire.
Tampoco ahorró en comparaciones a la hora de defender su posición. �Quiero llamar la atención, quizá tomando un poco la actitud de Jesús, cuando echó a los mercaderes del templo�, explicó. Tras aclarar que su declaración aludía a un hecho ocurrido en su ciudad, que no precisó, el vicario fue contundente: �No tengo que arrepentirme. Simplemente hacerle comprender al periodista que actuó tan mal, que no se pueden hacer esas cosas�.
Hace dos domingos, el obispo de Lomas de Zamora, en una homilía pronunciada en Luján, deseó �que tengan un cáncer de pulmón� aquellos periodistas que, a su criterio, ofenden a la Iglesia. El viernes último, al ser consultado por una emisora, Collino ratificó su poco piadosa expresión: �A estos señores les deseo ese dolor físico que puede provocar un cáncer, para que se conviertan y se dan cuenta de lo mal que están actuando�. Pero horas después, a través de un despacho de la agencia informativa católica AICA, pidió perdón a los que se sintieron ofendidos por lo que a esa altura, para él, había sido una �expresión desafortunada�.
Collino había reaccionado en defensa de su amigo, el ex arzobispo Ogñeñovich, golpeado por la investigación sobre las torturas a las que habrían sido sometidos los chicos internados en el �hogar� Jesús de Nazareth. La información fue publicada en abril por Página/12 y luego fue tomada por otros medios de comunicación.
Las declaraciones de monseñor Forchi generaron reacciones en la Legislatura bonaerense, donde el vicepresidente del bloque de diputados dela UCR, Roberto Costa, presentó un proyecto para �repudiar enérgicamente� esas expresiones. También provocó la tibia reacción del presidente del Episcopado quien, en una conferencia de prensa tras su encuentro con el presidente Fernando de la Rúa, contestó a la pregunta de un periodista: �Siento mucho que se hayan dicho esas palabras�.
ERA DOCENTE DE UN JARDIN DE INFANTES
Un maestro a juicio oral por abusador
Acusado por abusar en 1996 de los chicos de cuatro años que eran sus alumnos en el Jardín de Infantes Nº 36 del gobierno porteño, ubicado en Pergamino al 200, el docente de música Juan Carlos Privitello, de 39 años, será sometido en breve a un juicio oral y público. �El maestro sometía a los pequeños a tocamientos y otras prácticas obscenas�, dijeron las visitadoras sociales judiciales, cuando la causa fue tratada en primera instancia, luego de escuchar las confesiones de los pequeños. Si bien el artículo 127 del Código Penal establece penas de entre seis meses y cuatro años de prisión �al que abusare deshonestamente de una persona de uno u otro sexo... sin que haya acceso carnal�, en el caso de Privitello la sentencia podría extenderse de tres a diez años por tratarse de un �encargado de la educación�.
De acuerdo con el abogado de los padres de los chicos, Gustavo Romano Duffau, el maestro de música había cometido sus abusos �tanto en clase como cuando acompañaba a los niños al baño�. En 1996, las autoridades del jardín de infantes se enteraron y, entonces, destituyeron a Privitello poniéndolo a disposición de la Justicia. Los padres habían denunciado que sus hijos estaban mostrando serios cambios de comportamiento: se negaban a concurrir al jardín y reiteraban �juegos con contenido perverso�.
En primera instancia, el juez de instrucción Luis Osvaldo Rodríguez dispuso el procesamiento de Juan Carlos Privitello, medida que confirmó la Sala Sexta de la Cámara del Crimen. Ahora, aunque todavía no se fijó una fecha de inicio, la instancia pública será llevada adelante por el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 28, que estará a cargo de los magistrados Alfredo Olivan, Carlos Chediek y Patricia Cusmanich. Por su parte, Duffau espera que Privitello sea condenado a 10 años, el máximo que dispone la ley para estos casos, por el grado de responsabilidad que el maestro tenía en cuanto a la educación de los chicos.
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