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De cómo un asalto se convierte en
segundos en un secuestro express

Daniel Carballo fue asaltado en su auto con su hijo de 12 años. Los 400 pesos que obtuvo en el cajero no conformaron a los ladrones, que lo obligaron a llamar por más. La policía intervino, y un ladrón escapó con el niño: lo abandonó en una villa, casi desnudo.

El chico secuestrado junto a su padre y usado después como escudo humano.


Por Cristian Alarcón

t.gif (862 bytes) Pasar de víctima de robo a secuestrado express es cuestión de cuánto efectivo se lleve encima o se pueda conseguir en un cajero automático. Se lo dejaron claro el martes a la noche dos ladrones al arquitecto Daniel Carballo y a su hijo de 12 años, cuando se les cruzaron, apuntándolos con dos armas, en la puerta de su casa, en el barrio porteño de Villa Real, a unas seis cuadras de la General Paz. Como el hombre no llevaba más que 40 pesos en el bolsillo y luego pudo obtener sólo 400 pesos en el cajero automático, los ladrones insatisfechos los mantuvieron cautivos mientras un amigo de la familia intentaba conseguir 3000 mil pesos �o lo que pudiera juntar� para que fueran liberados. Cuando ese trámite ya estaba en marcha, alertados por una vecina, los policías de la zona lograron detener a uno de sus captores. Pero otro de ellos consiguió escapar con el chico como escudo humano. El niño fue liberado, después de que le robaron casi toda la ropa, en la Villa Pineral, la misma donde supieron reinar Sopapita y su banda cuando todavía ni se ensayaba la nueva modalidad de minisecuestro. 
Los techos de tejas y los antejardines de Villa Real, en José Ingenieros, no alcanzan a despejar la proximidad de la miseria que se profundiza a pocas cuadras, tras cruzar la General Paz. �Para los ladrones es muy fácil escapar porque están cerca de una vía rápida y es muy frecuente que roben en esta zona donde conozco por lo menos a cuatro familias que ya han sido asaltadas�, le dijo ayer a Página/12 Mónica de Carballo, la esposa del arquitecto, en el garaje de la casa en la que el martes a las 20.30 comenzó la odisea de su marido y su hijo. A esa hora Daniel estacionó la camioneta Toyota Hilux sobre la vereda de Virgilio al 3058. Había pasado a buscar al mayor de sus tres hijos por el Instituto Cultural Inglés, en la calle Lope de Vega, a pocas cuadras. Los dos bajaron para abrir el portón y entrar el vehículo cuando aparecieron tres hombres de entre 25 y 30 años, los mismos que había intentado �al voleo� entrar en una casa a la vuelta, donde alcanzaron a cerrarles el portón en las narices antes de que ellos sacaran las armas. Esta vez uno le puso una pistola en la cabeza a Carballo. Otro se encargó de apuntar al chico. 
El arquitecto les propuso que se llevaran la camioneta, pensó que se trataba de eso. Pero los ladrones querían dinero en efectivo. �Les di 40 pesos que tenía pero no se conformaron�, contó ayer el hombre. Alertada por los movimientos su mujer salió al garaje, que está protegido por una reja. Atrás de ella se asomaron sus hijos más pequeños. Cuando se dio cuenta que estaban siendo asaltados les gritó que entrasen. Mientras tanto los ladrones insistían en que querían más efectivo. Uno de ellos abrazó al chico que venía de inglés y amagó, caminando por Virgilio hacia la avenida Beiró, con llevárselo si no apuraban el trámite. El padre los detuvo prometiendo lo que querían. Mónica ya había entrado a la casa a buscar la Banelco. Entonces todos subieron a la camioneta. Carballo y su hijo fueron obligados a poner las cabezas entre las piernas. Tomaron en contramano el pasaje Echeverría hacia Lope de Vega. Avanzaron hacia la General Paz y luego hacia la zona de Ituzaingo en busca de un cajero automático. 
Pasó media hora entre idas y vueltas. �Al final nos llevaron a una estación de servicio que tenía un cajero y mi papá sacó 400 pesos�, le contó ayer a este diario el chico secuestrado. Pero la desventura recién empezaba para él. La cifra de tres números resultó nuevamente escasa. �Ellos le pedían más y le dijeron que llamara por teléfono para que la junten�. Carballo usó su propio celular y se comunicó con un amigo. �Traeme lo que puedas�, le dijo. Los ladrones propusieron que el encuentro con el rescate por sus dos cautivos fuera en la avenida Beiró, partido de Tres de Febrero, no muy lejos de donde todo había comenzado. Pero ninguno de ellos sabía que la policía los buscaba con las señas de la Hilux después de que una vecina que vio cómo se los llevaban avisó a la seccional 44. Allí donde se pensaba hacer el intercambio apareció �laley�. Con uno de los delincuentes lo lograron enseguida. Después de un corto tiroteo quedó libre el arquitecto y preso el ladrón. 
Pero su compañero tuvo más reflejos. Con el chico como escudo y a punta de pistola le robó la moto a uno que pasaba. Así se esfumaron y corrieron hasta la Villa Mercado, en Villa Pineral, el barrio del famoso delincuente Néstor �Sopapita� Merlo, aquel que fue asesinado junto a su novia por un quiosquero al que habían querido asaltar. En una especie de distribución del trabajo delincuencial, el ladrón le entregó el niño a otros menos pretenciosos que le sacaron desde las zapatillas de marca hasta la remera. �Después me largaron y caminé descalzo buscando ayuda�, contó. A las 23.30 lo encontró un patrullero. Le prestaron una campera azul, le dieron un té y lo llevaron a casa. 


Casi igual al caso Giordano 

La odisea del arquitecto Carballo fue muy similar a la del hijo del peluquero Roberto Giordano. El 26 de abril salía con chofer del shopping Unicenter cuando un Peugeot 505 le cerró el camino a su Trafic. Como no tenían en su poder más que cremas y champúes, decidieron tomarlos como rehenes. Se subieron a la camioneta y a punta de pistola les ordenaron ir directo a la casa familiar. Durante la media hora de terror que duró el viaje, los asaltantes detallaron cada uno de sus movimientos y se jactaron de que lo venían siguiendo desde hacía cinco días. 
Una vez que estuvieron frente al edificio en el que vive el peluquero, obligaron a Leonardo a subir al departamento y traer todo el dinero que encontrara. Pero los 500 pesos y la pulsera de oro de su madre les pareció poco. Obligaron a Leonardo a llamar a su padre, quien se comprometió a enviar más dinero, pero al mismo tiempo dio parte a la comisaría 21ª. Cuando finalmente apareció el patrullero, los ladrones se fugaron con el chofer como rehén. Lo largaron media hora después en la calle Warnes de La Paternal. 

 

 

UN COORDINADOR ESTUDIANTIL MURIO EN UNA PELEA
Batalla fatal por vender pasajes

La competencia por pescar los viajes de fin de curso de los secundarios se convirtió ayer en una tragedia. Una pelea entre promotores a la salida de una escuela en Villa Devoto se tornó crecientemente violenta hasta que salió a relucir un cuchillo, que terminó clavado en el pecho de uno de ellos. Fue fatal. El muchacho, de 22 años, murió poco después: tenía un pulmón perforado. Era promotor de la empresa LAPA estudiantil. El agresor pertenecería a Río Estudiantil y está prófugo.
Estas dos empresas son tradicionales competidoras en el mercado de los viajes de estudiantes. Sus promotores normalmente visitan las escuelas para ofrecer sus �paquetes� a los chicos. En este caso, Julio Cancino estaba con otros compañeros en la puerta del colegio Nacional 19, en Navarro y Segurola, cuando empezó la pelea. �Uno le habría sacado el lugar a otro�, explicó después una fuente policial de la circunscripción cuarta. �Entre ellos se conocían, se habían visto, pero nunca me contó que haya habido roces entre los vendedores�, dijo el hermano del muchacho muerto después en declaraciones a la televisión. Aseguró que Julio era �de contextura física robusta, medía 1,85 metro y jugaba al fútbol�. Según los testigos, la pelea se dio entre dos grupos, uno de cada empresa, hasta que uno sacó el cuchillo y se lanzó sobre Cancino. El muchacho fue llevado por los compañeros al hospital Zubizarreta, donde murió. 
El gerente de Relaciones Institucionales de LAPA, Gustavo Pedace, consideró el hecho �una locura� y �una noticia shockeante�. Explicó que la víctima no tenía una relación laboral con esa firma, sino que pertenecía a otra empresa que tercerizaba sus servicios, llamada Snow Time SRL.

 

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