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Contact improvisación, o la danza sin patrulleros

Hasta el domingo está desarrollándose en Buenos Aires un festival de una forma de danza moderna iniciada por el revulsivo Steve Paxton. "En este estilo no hay policías", define un coreógrafo.


Por Silvina Szperling

t.gif (862 bytes) �Práctica� y �comunidad� son las dos palabras que más aparecen en el discurso de Gabriela Entín y Cristina Turdo, organizadoras del Segundo Festival Otoñal de Contact Improvisación, que hasta el domingo mantendrá ocupados y en contacto a todos los miembros activos, allegados y curiosos acerca de �la forma�. Y es que esta disciplina de danza iniciada en Estados Unidos en los �70 por Steve Paxton y algunos compinches como Nancy Stark Smith, Lisa Nelson, Daniel Lepkoff y Randy Warshaw, se ha desarrollado a lo largo de estas décadas y a lo ancho del mundo en forma horizontal. El contact es como �una forma de danza espontánea en dúo�, sin valores preestablecidos ni roles jerárquicos. �No existe una policía del contact�, aclara Andrew Harwood, invitado central de este encuentro, en diálogo con Página/12. �Steve Paxton era un anarquista, un rebelde. La idea de este estilo es que la comunidad se regule a sí misma. En Contact nadie te da un certificado de graduación, ni te dice cómo debés comportarte. Además nuestros valores son no-sexistas (las mujeres pueden levantar por el aire a los varones o viceversa) y no-discriminatorios en general. Pueden bailar todos, incluidos los así llamados discapacitados, los niños o los ancianos. La idea es romper las reglas, y desarrollar la propia personalidad en la danza. Yo creo que los valores del contact están más vigentes que nunca, ya que la necesidad de participación y la velocidad necesaria para operar con inmediatez coinciden con los principios de esta práctica.�
El espacio que se abre durante el festival incluye momentos de acción, reflexión y demostración. En ese marco, anoche el canadiense Harwood ofreció una performance de su solo Sens-cible en el Centro Cultural Ricardo Rojas. Este destacado bailarín y coreógrafo ha bailado con todos los popes el contact, además de trabajar en compañías como la de Jo Lechay y dirigir su propio grupo en Montreal: Ah Lot Ha Dance. Completando el programa, también se vio en la velada una performance grupal en la que se unirán a Andrew su partenaire, la taiwanesa Wuli Hsu, más Entín, Turdo, Andrea Fernández y Janet Lott, con el acompañamiento en vivo de Sami Abadi. �Decidimos la estructura de la improvisación grupal un poco antes de actuar: nos reunimos y acordamos algunos puntos de partida�, comentó Hartwood antes del espectáculo. �Respecto de mi solo, con música original de Diane Labrosse, se apoya sobre una estructura basada en elementos lumínico-espaciales. A cada sector le corresponde una específica calidad de movimiento o una imagen. Sobre esa base me muevo libremente.�
Janett Lott, presente por segunda vez en el Festival, se define a sí misma como integrante de la segunda generación de practicantes de contact-improvisation (C.I.). Actualmente en residencia en CalArts (Instituto de las Artes de California), Lott se integró a la comunidad del contact en 1973, en los míticos jams de la galería de arte Webern en Nueva York. El jam (término evidentemente tomado de las improvisaciones musicales de jazz) es una estructura que ha mantenido el movimiento de contact vivo a lo largo de estas tres décadas. Se trata de reuniones en estudios de danza (o espacios adaptados a tal fin), en las cuales el baile comienza cuando usted llega. Allí, duchos y novatos, curiosos y avezados comparten un espacio y un tiempo en el cual los códigos se han ido construyendo gracias a la constancia y la generosidad del núcleo central que le da vida.
�Los jams de esta ciudad tienen un sabor muy latino, festivo. La gente lleva a sus hijos, quienes se divierten mucho rolando sobre papá y mamá�, describe Harwood. �En Buenos Aires hay muchos jams, aquí se puede bailar contact 4 o 5 veces por semana. La comunidad porteña es una de las más fuertes del mundo en este momento�, acota Danny Trenner, otro de los norteamericanos presentes en esta ocasión. Trenner fue el primer maestro extranjero que, allá por 1987, vino a la Argentina a dictar cursos de C.I., iniciando un ciclo que repitió anualmente sin interrupciones hasta1994. �Yo introduje aquí no sólo conceptos, sino también elementos técnicos. Luego muchos otros maestros han venido del Norte con lo suyo, y varios argentinos como la rosarina Gabriela Morales, Gaby Entín, la gente de El Descueve y Eliana Bonard se han desarrollado en la enseñanza, de modo que yo no voy a tomar ninguna responsabilidad ni culpa en esto�, bromea. Seducido luego por el tango, Trenner fue virando sus intereses dancísticos, internándose en la investigación de un lenguaje sincrético en el cual, como en el contact, cada uno de los bailarines pueda guiar y ser guiado, sin roles fijos de antemano. �Lo mismo hago con la salsa. Finalmente, el contact es una danza social y creo que en esta búsqueda está mi posibilidad de proyección artística�, define.

 


 

�CORPIÑERAS�, UNA OBRA QUE, SEGURO, DEJA PENSANDO
Las hermanas, el viejo y su perro

Por Cecilia Hopkins

Escrita por la joven autora Miriam Russo y originalmente llamada A cada cual lo suyo, Corpiñeras es una obra que ha sido premiada en dos oportunidades, pero que, no obstante, demuestra al momento de su puesta unos encantos más que discretos. Sara y Mané, una pareja de hermanas maduras y solteronas (las razones de la elección de sus nombres, que remite a una conocida pareja de titiriteras queda sin dilucidar), tejen para ganarse la vida, siendo la principal de sus actividades la fabricación de corpiños. Hay otros dos habitantes de la casa: un anciano paralítico al que cuidan a cambio de su jubilación y un perro que, si bien no aparece nunca, intenta convertirse en un símbolo amenazador. Herencia de un padre dominante y de mal genio, el can va creciendo a lo largo de la obra dificultando con su carácter feroz la salida de la casa a las hermanas que deben cumplir con la entrega de su mercadería. 
No es que no se note que la trivialidad de los diálogos de la pieza es deliberada. Sin embargo, el texto languidece y se repite en demasiados tramos como para encontrar contrastes significativos, aportes nuevos al armado de esta situación vital que, al parecer, intenta señalar el estado de embrutecimiento que deparan la soledad y el desamparo. La puesta de Helena Tritek subraya los aspectos estrafalarios y decadentes de los personajes y su entorno. Inunda la escena con manteles, carpetas y almohadones al crochet y marca una actuación paródica que alcanza mejores resultados en Claudia Lapacó (Sara, la hermana lasciva, ingenua y dócil) que en Lucrecia Capello (Mané, la que reprime y lleva la voz cantante en la casa), a quien se la escucha demasiado recitativa.
A pesar de las miradas enigmáticas que se lanzan una a otra y de los momentos de indeterminación de la trama, la obra no genera demasiada intriga. Aunque la relación de una de ellas con el anciano (Héctor Da Rosa) se perfila como una punta prometedora, finalmente no se concreta en escena. Con lo cual, la asistencia, seguro, se queda pensando.

 

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