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�Los intereses económicos italianos en la Argentina estaban detrás de todo lo que hacía la embajada, además de que se trataba de los años de la P-2�, declaró el ex cónsul Enrico Calamai en un documental que emitirá mañana en Italia la cadena televisiva RAI 3. Mientras la embajada italiana callaba u ocultaba las desapariciones y asesinatos ocurridos en la Argentina durante la última dictadura militar, el Consulado daba refugio y ayudaba a escapar a los perseguidos, según se desprende de las declaraciones de Calamai, quien contribuyó personalmente para la salida del país de muchos ciudadanos italianos. El ex cónsul será testigo del juicio contra Carlos Guillermo Suárez Mason �vinculado con la P-2� , Santiago Omar Riveros y otros cinco represores, que comenzará en Roma la semana que viene. En su entrevista el programa �Cosí va il mondo�, Calamai relató que poco antes del golpe de estado �los militares argentinos pidieron explícitamente a la embajada que no albergara refugiados políticos de nacionalidad italiana�. Y que, a raíz de esa solicitud, �se instaló un sistema idéntico al usado en los bancos para saber quién entraba y quién salía�. El ex funcionario, retirado recientemente de la carrera diplomática, reveló que el 25 de marzo de 1976 se envió a Roma un mensaje no cifrado desde una sede no diplomática que decia que �la situación en Argentina era de total tranquilidad�. �Nuestros despachos se transmitían siempre cifrados y desde la embajada, pero en este caso se quiso que los militares argentinos supieran que los italianos veían el golpe con buenos ojos�, explicó el ex cónsul. Calamai trabajó en Argentina entre 1972 y 1977. Su sucesor, Franco Mistretta, continuó con la política de solidaridad. �Para nosotros fue muy importante. Casi todos sabíamos que había que ir al Consulado. Allí hasta guardaron gente y el juicio que estamos haciendo ahora empezó con las carpetas que se hicieron allá. En cambio, el embajador Carrara declaró públicamente en el �77 que los pocos problemas que había con presos argentinos ya estaban solucionados�, manifestó a Página/12 Angela �Lita� Boitano, de Familiares de Desaparecidos por Razones Políticas e impulsora del juicio romano. �Yo en la embajada siempre tuve miedo. Te trataban distinto que en el Consulado�, relató Santina Mastinu. El caso de su familia se abordará la semana próxima en Italia. Juana Bettanin y su nuera María Inés Luchetti se exiliaron en Italia después de haber estado un año detenidas clandestinamente en Rosario. Las secuestraron el 2 de enero de 1977. Cuando los militares entraron a la casa de Juana mataron a dos de sus hijos, Leonardo y Cristina. Juana fue secuestrada con su nuera, que estaba embarazada de nueve meses. Después de sobrevivir al horror, Juana y María Inés fueron a hacer la denuncia al Consulado italiano. �Allí nos hicieron todos los trámites inmediatamente�, relató la mujer, que se exilió en Italia con su nuera y sus nietas. �Ibamos a salir en julio del �78 pero en mayo hubo una revuelta en Devoto y el cónsul nos llamó para adelantar el viaje por miedo a que pasara algo. Nos fuimos en barco�, narró Juana. �Cuando se presentaban desesperados en el consulado yo tenía dos alternativas: echarlos a la calle donde los esperaban los militares o ayudarlos. ¿No le parece que es natural ayudar cuando se puede?�, manifestó Calamai.
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