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�¡Estamos jugados! ¡Tenemos uno que necesita un medicamento y si no lo atienden se va a ir con San Pedro!�, gritó uno de los 30 amotinados en el Instituto de Menores Almafuerte, en Melchor Romero, a través de las rejas y entre los humos de los colchones incendiados para protestar, cuando estaba por anochecer. Con tres celadores y un docente como rehenes, los internos de entre 18 y 21 años �con causas por homicidios o robos calificados� se amotinaron ayer pasadas las 17.30 contra los maltratos que aseguran padecer tras los muros del instituto de máxima seguridad. �¡Nos cagan a palos! ¡Nos cagan de hambre!�, acusaron mientras en los alrededores de los dos pabellones tomados se distribuían, preparados para tomar el lugar por la fuerza, unos 60 policías bonaerenses. Poco después de las 21, luego de negociar con las juezas Gloria Gardella e Irma Lima, los rebeldes del pabellón derecho entregaron los rehenes. Pasadas las 22, un grupo de Infantería y otro del grupo Halcón tomaron por asalto el pabellón izquierdo con balas de goma y gases lacrimógenos. El renunciante titular del Consejo del Menor de la provincia, Daniel Bolinaga, se despidió de sus funciones tras la represión: �Los destrozos son casi totales. Estamos analizando los traslados de los internos, entre quienes no hubo heridos�, aseguró. Sin embargo, testigos de la represión aseguran que la policía golpeó a los internos, incluso cuando estaban en el suelo, con bastones y mangueras. El comienzo del motín habría sido, según fuentes policiales, una recorrida de rutina por los dos pabellones del instituto. En dos de ellos los adolescentes armados con facas y con vidrios rotos habrían tomado como rehenes a cuatro empleados sin haber sido agredidos, sino como resultado de una revuelta planificada. Pero la versión de los internos, que se comunicaron con los periodistas gritando a través de las ventanas enrejadas del pabellón ubicado en el ala izquierda del instituto, era otra. �Todo empezó porque un celador le dio una cachetada a un chico y estamos cansados de que nos peguen�, dijo uno. Según ellos, que al comenzar la tarde hablaban encapuchados y hacia la noche ya no se tapaban las caras porque se sentían �jugados�, tenían en total cuatro rehenes, dos en cada pabellón. �Acá nos matan de hambre, nos viven sacando de las camas, nos tiran agua fría encima y nos castigan a 30 días de encierro en un calabozo�, denunciaron. Alrededor de las 19, los amotinados acercaron a uno de los rehenes, Sergio Aguirre, a una de las ventanas para que aclarara que estaba bien de salud. �Avísenle a mi familia que estoy bien�, dijo el rehén. Más tarde llegaron hasta el instituto su padre y su mujer, que entraron al lugar sin hacer declaraciones. Las negociaciones con los amotinados estuvieron a cargo de la jueza de menores de turno, Gloria Gardella, y el fiscal Daniel Urriza, a quienes se les sumó la diputada radical Sara Suárez. Pero los menores pidieron la presencia de la jueza Irma Lima, conocida por sus intervenciones a favor de la mejora de las condiciones de vida en los institutos. Lima llegó al Almafuerte después de las 21. �Vamos a conversar con ellos hasta conseguir que esto se solucione�, dijo la magistrada. Casi en paralelo, el comisario Sagasta aseguraba que no habría represión en el instituto. Y una versión de gobierno indicaba que Carlos Ruckauf había recomendado que no se reprimiera. En el Almafuerte ya estaban, a esa hora, pero sin comunicarse con los internos, los ministros de Seguridad, Ramón Verón, y de Justicia, Jorge Casanovas. Después de despejar la entrada de periodistas, siete patrulleros en fila india se ubicaron en las puertas. Y se sumaron dos ambulancias del hospital Melchor Romero para atender a los heridos. Poco después del ingreso de Lima, la negociación avanzó con el grupo del pabellón derecho, que accedió a liberar a los dos celadores que mantenían como rehenes. �Los dos rehenes nuestros están bien�, gritó después, desde el pabellón que continuaba amotinado, uno de los chicos, cuando sus compañeros del otro pabellón ya habían accedido a la negociación, que implicaba el traslado de varios de ellos a comisarías del Gran Buenos Aires. �Los tenemos acostados en colchones porque tienen lastimados los pies.Quisieron reprimir y tuvimos que lastimarlos�, explicó otro. Ese fue el grupo que resistió hasta poco después de las 22. Mientras tanto, el saliente Bolinaga, que estuvo toda la tarde en el instituto, aseguró que la represión se realizó en �sólo cinco minutos� con balas de goma y gases lacrimógenos. �No hubo menores heridos�, dijo. Después se confirmó que los rehenes tenían cortes en los pies y uno de ellos una incisión de faca en el tórax. Ambos fueron trasladados al hospital de Melchor Romero.
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