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ENTREVISTA A LA CHICANA, UN CONJUNTO POCO CONVENCIONAL
�Hay que volver a lo marginal�

 

Tocan seguido en el exterior, pero no encajan en el �tango for export�. Buscan un perfil  propio y reniegan de la �arqueología tanguera�.

 

La Chicana tiene un disco en la calle y próximamente editará el segundo


Por Fernando D�Addario
t.gif (862 bytes) Como corresponde a una agrupación de tango con un espíritu profundamente porteño, La Chicana suele tener más trabajo en el exterior que en Buenos Aires. Esta realidad, que podría tener consecuencias auspiciosas en el terreno económico, choca sin remedio con el estilo de la banda, ajeno al estereotipo del �for export�. La Chicana (Acho Estol en guitarra y composición, Dolores Solá en voz y Juan Valverde en flauta) es tango sin estridencias, con un enfoque camarístico que sustenta la búsqueda de un lenguaje �actual�. Tienen un disco en la calle, Ayer hoy era mañana y próximamente editarán el segundo.
En el exterior conocieron de todo. Desde fiestas privadas en Toronto (�una vez nos contrató un chef argentino, y nos presentábamos en un restaurante. A los clientes les daban bife de chorizo y un poco de tango. Y nosotros aprovechábamos para vender algunos casetes�, recuerdan) hasta recientes shows profesionales en Andalucía y el País Vasco, donde desmitificaron (o al menos intentaron desmitificar) la noción que prevalece del género. Dolores cuenta también que se tenían que topar con situaciones como las de ver en un afiche promocional de La Chicana �una postal tipo Caminito, con una pareja de bailarines en plan Tango argentino. Y el que venía a ver eso se encontraba precisamente con todo lo contrario�. En el nuevo disco, La Chicana redobla la apuesta: hay batucada rioplatense con La Chilinga, hay un tema de Tom Waits, �Frank wild years� en versión milonguera y con la voz de Ariel Prat, hay un fragmento del �Concierto en re menor� de Bach. Y mucho tango, claro.
�En el primer disco había un chamamé, ahora incluyen a La Chilinga. ¿Se puede pensar en un nuevo tango sin Piazzolla?
A. E.: �No nos identificamos tanto con el camino que inició Piazzolla, o en todo caso me gusta el Piazzolla más tanguero, y en esa línea me quedo con De Caro. En la vanguardia prefiero a Rovira. Para ser renovador primero tenés que estudiar lo viejo. Nosotros tomamos lo que nos gusta, Salgán, De Caro, y lo que nos diferencia es, quizás, una actitud rockera.
D. S.: �En mi caso no. Nunca canté rock, no soy rockera. Acho sí.
�Se ven jóvenes haciendo tango, pero evocan a los conjuntos de los años 20 y 30. 
A. S.: �Lo único que cambia es la fecha de nacimiento, pero la mayoría de los tangueros de hoy hace una arqueología tanguera. Cada uno cumple con un modelo: está el guitarrero gardeliano, el que se quiere parecer a Rivero, los que imitan a las orquestas del 40. Eso no es tango joven. Otra cosa es si tomás cosas de lo viejo para buscar un nuevo camino.
D. S.: �Muchos no saben qué carajo hacer más allá de tocar los tangos de siempre. Pero también hay que tener en cuenta que el contexto no ayuda. El mercado del tango no existe.
�Algunos de sus tangos tienen un cierto compromiso político...
A. S.: �Nunca se terminó de explotar el potencial subversivo del tango. Fue asimilado por las clases dominantes y aún hoy, creo que necesita volver a ser marginal para recuperar ese costado transgresor. 
�Si el tango necesita volver a captar a la juventud, tendría que ocupar el lugar del rock, que también perdió su costado subversivo...
A. S.: �En cuanto termina siendo empleado de la Pepsi, el rock pierde su carácter subversivo. El tango puede asimilar ese vacío que dejó el rock...
�¿Y si de repente las multinacionales apuestan al tango, como cuando se subieron al boom de Soledad en el folklore?
D. S.: �Soledad no le aportó nada nuevo al folklore, pero sí despertó una movilización en el público que antes no existía.
A. S.: �Al tango le vendría bien una Soledad. Me gustaría que las discográficas pensaran �a ver si conseguimos un Luis Miguel en el tango�. Esa estrategia de marketing, a la larga, sería positiva. 
�¿Qué le falta al tango para volver a captar a la juventud? D. S.: �Es una cuestión de actitud. En el rock a nadie le importa que el cantante de Babasónicos cante como el orto. Sólo necesita la voluntad de subirse al escenario y hacerlo. Y lo halagan por hacerlo. En el tango hay una gran exigencia. Si no tocás de puta madre, te castran en el mismo ambiente tanguero.
A. S.: �Por eso hay que tomar del rock lo cultural. Subirte al escenario y olvidarte de que te están mirando cuatro generaciones de expertos. Porque si yo salgo, y pienso que me están mirando Grela y Arolas, no puedo ni empezar. Entonces, salgo y toco. Y si no les gusta, que se vayan a cagar.

 

 

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