Por Eduardo Tagliaferro
El camino que llevó al vicepresidente Carlos �Chacho� Alvarez desde las aulas de Filosofía y Letras hasta la Casa de Gobierno no fue precisamente un lecho de rosas. Acostumbrado a ser criticado por derecha y por izquierda, ningún prejuicio le impide trasladar la responsabilidad política a quienes critican las recientes medidas de ajuste. �Hay que redefinir qué es ser progresista en la Argentina de hoy�, dice. Nunca se reconoció como un hombre de izquierda y aunque su llamado a repensar el concepto de progresismo proviene de un dirigente �él� enrolado en esas filas, no duda en afirmar que �las crisis económicas no se resuelven con medidas progresistas. En su condición de Presidente en ejercicio y en el despacho de Fernando de la Rúa (que en el momento de realizar esta entrevista se encontraba en Berlín), Alvarez accedió a dialogar con Página/12. Ni la gripe, ni el asma, ni su evidente cansancio, fueron utilizados como excusa para no responder a todas las preguntas que le realizó este diario, minutos después de que el vicepresidente estampara su firma en el decreto de desregulación de las obras sociales.
�¿La desregulación de las obras sociales sindicales agudizará el conflicto con los gremios?
�El manejo de las obras sociales siempre fue un tema controvertido, ya que los gremios tuvieron durante muchos años cautivos a sus afiliados y también fueron sospechados por el manejo que realizaban de la caja.
�Cuando muchas obras sociales se encuentran en una profunda crisis, ¿esta medida no las empuja más hacia el abismo?
�Bueno, las que no sean viables tendrán que desaparecer. El Estado gasta más de 700 millones en mantener un sistema que así no puede seguir funcionando.
�El sindicalismo convocó a un paro y viene de realizar varias medidas de protesta contra el plan de ajuste. ¿La desregulación de las obras sociales no agrega más conflicto? ¿Por qué el Gobierno insiste en transmitir una imagen de intransigencia con los sindicatos?
�La desregulación fue anunciada el otro día por el presidente Fernando de la Rúa y de ninguna manera era un arma de negociación. Esta es una medida progresista. Quiero escuchar los puntos de vista del sindicalismo, que tiene la oportunidad de participar en el debate sobre la regulación del funcionamiento de las prepagas que debe realizarse en la Cámara de Diputados, cuando se trate la ley.
�Hablando de la Cámara de Diputados, ¿cómo encuentra a su bloque?
�Bien, con algunas disidencias lógicas y esperables.
�Anteayer los diputados dijeron que va a reunirse con ellos.
�Sí, voy a ir. Pero no para hablar de las obras sociales sino para discutir de todos los temas que se presenten. Hay diferencias que nos enriquecen. Además, las posiciones políticas de cada uno de los miembros del bloque siempre fueron conocidas. Por ejemplo, Alicia Castro siempre estuvo con Hugo Moyano. A pesar de ser del Frente Grande siempre fue más adherente al MTA que otra cosa y así fue que llegó a su diputación.
�¿Con el Partido Socialista las diferencias son insalvables?
�No hay más diferencias y discusiones que las que siempre hubo. Voy a reunirme con los socialistas, por supuesto, ellos aportan al Frente y a la Alianza desde su perfil propio y eso está muy bien. Por eso digo que las diferencias no son más que las normales.
�Las medidas que acaba de tomar el Gobierno, ¿son suficientes para no volver a caer en otro ajuste?
�Si las medidas que tomamos recientemente se quedan sólo en eso, por supuesto que son insuficientes. Nunca las medidas de equilibrio fiscal son suficientes para revertir una situación desventajosa. Por supuesto que la situación internacional incide directamente sobre lo que suceda en un país periférico. En el mundo actual hay países globalizadores y globalizados. Los países globalizados como el nuestro están muy atados a determinadas situaciones. La variación de medio punto en la tasa de interés en losEstados Unidos alcanza para producir un descalabro de entre 300 y 400 millones de pesos para nuestro país.
�¿Los mercados económicos pueden reclamar más ajuste dentro de poco tiempo?
�Los llamados mercados son 30 o 40 personas. Las medidas de equilibrio fiscal deben ir acompañadas de otras medidas, pero además en este mundo globalizado debe respetarse la legitimidad de un gobierno, la sustentabilidad del mismo y el deber que tiene el gobierno de cumplir el contrato con sus votantes. Con voluntarismo no se cambian las cosas. Ni a los que defienden un capitalismo salvaje, ni a Moyano, ni a nadie se le escapa que esta situación económica la hemos heredado del menemismo. Que no se entienda esto como una excusa, pero esta realidad no la construyó la Alianza.
�¿Cómo se sale de esta crisis?
�Las medidas son insuficientes si es que el equilibrio fiscal no va acompañado de crecimiento económico. Tenemos en claro que nuestros precios son caros y que nuestra economía está atada a una moneda dura en un mundo en el que predominan las monedas blandas. Uno tiene que acompañar el equilibrio fiscal con el desarrollo de la infraestructura, el fomento de las pequeñas y medianas empresas, políticas activas en lo social.
�¿Los mercados quieren la dolarización?
�Sólo plantearán la dolarización si ven que el Gobierno cae en el incumplimiento de las propuestas que enunciamos. La dolarización sólo la impulsan voces aisladas como las de Guillermo Calvo. Los intelectuales orgánicos (del establishment) no lo plantean. Además de Calvo, la dolarización sólo la impulsan algunos elementos del menemismo residual como el propio Carlos Menem o Carlos Rodríguez, que insisten con el tema para lograr que la profecía autocumplidora finalmente se cumpla. Además, la dolarización no es un tango que quieran bailar dos. Ni los miembros de la Reserva Federal de los Estados Unidos están interesados en una medida como ésta, que por otra parte sólo es un reaseguro contra una corrida bancaria.
�¿Sólo por temor a la dolarización insiste en respaldar al ministro de Economía, José Luis Machinea?
�En este contexto de graves dificultades económicas, hay que tener mucho cuidado con las medidas que se proponen. También debemos redefinir sin simplificaciones qué es ser progresista en la Argentina de hoy. Los países que adoptaron la dolarización lo hicieron en un contexto de crisis, como Ecuador o Panamá. Además, no se sale de las crisis con medidas progresistas.
�¿Eso quiere decir que las medidas anunciadas esta semana por el gobierno de la alianza son reaccionarias?
�No estamos en una crisis y, en verdad, las medidas son ortodoxas.
�¿Fernando de Santibañes, o algún otro miembro del Gobierno, está impulsando la dolarización?
�No, porque estarían conspirando o fogoneando contra ellos mismos. No creo que haya sectores que estén planteando la vieja teoría de cuanto peor mejor. Tampoco la están impulsando los mercados, los que a lo sumo pueden tener un poco de escepticismo.
�A seis meses de haber llegado al Gobierno....
�...me hubiera gustado haber encontrado una mejor situación económica.
�¿Por qué, a seis meses de Gobierno, no se han encontrado culpables en los procesos por corrupción que se les siguen a ex funcionarios menemistas?
�La resolución de las investigaciones por hechos de corrupción está en manos de la Justicia. Nosotros hemos otorgado competencia a la Oficina Anticorrupción para que ayudara a la agilización de las causas. Hay infinidad de hechos ocurridos durante el menemismo que deben ser esclarecidos: IBM, Mafia del Oro, Grupo Yoma, Alderete, por citar algunos ejemplos. Igualmente estamos dando a conocer nuevos hechos que comprometena figuras como Germán Kammerath o el propio Gerardo Sofovich. Pero, bueno, el tema ahora es responsabilidad de la Justicia.
�Pero está Justicia es la misma que acompañó toda la gestión del menemismo. ¿Por que descartaron impulsar una renovación en el Poder Judicial?
�Si lo hacíamos nos iban a acusar de que manipulamos a la Justicia. Decidimos respetar la inamovilidad de los jueces y ni siquiera intentamos modificar el número de miembros de la Corte. Ahora se puede afirmar sin ninguna duda que la Corte es independiente.
�¿La Corte menemista se convirtió en aliancista?
�Si lo dice por el fallo de hoy (por el viernes, en el que la Corte Suprema reconoció la constitucionalidad de un antiguo decreto de Carlos Menem postulando la necesidad de un recorte salarial), se equivoca, ya que el fallo no fue unánime. Fue de 8 y medio a medio.
Claves
�Las últimas medidas simplemente apuntan al equilibrio fiscal�, afirma Carlos �Chacho� Alvarez, que reconoce que éstas son insuficientes si no van acompañadas por el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas, obras de infraestructura y políticas activas en lo social.
El vicepresidente está convencido de que las crisis económicas no se resuelven con medidas progresistas. Pero no acepta que se definan como reaccionarios los últimos anuncios realizados por el Gobierno, porque según su criterio no estamos en una crisis.
Mientras que para el jefe de Gabinete, Rodolfo Terragno, �ningún ajuste es progresista�, para, Alfredo Bravo, uno de los legisladores aliancistas rebeldes, el ajuste es una más de las tradicionales recetas de los conservadores
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Alvarez opina que las críticas existentes en su partido están dentro de lo esperado y que algunas discrepancias políticas son las mismas que siempre hubo en el bloque parlamentario. �Los socialistas aportan a la Alianza desde su perfil propio�, dice.
Mientras que en el Frepaso hay 13 legisladores rebeldes sobre un total de 14, en el radicalismo sólo se escucharon algunas críticas aisladas (Elisa Carrió y Leopoldo Moreau) y el silencio del ex presidente Raúl Alfonsín. |
La discusión en la Alianza
está atada a la economía
Las medidas para reducir el déficit fiscal generaron un duro
debate interno en la Alianza. Además de los rebeldes hay otros protagonistas. Quiénes son. Qué piensan. Dolarizar o devaluar.
Fernando de Santibañes encarna la voz más demonizada por el Frepaso, los rebeldes y por vastos sectores del radicalismo. |
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Por José Natanson
El ajuste cayó de manera diferente en las dos patas de la Alianza. En el radicalismo se notó con el silencio crítico de Raúl Alfonsín y en la protesta aislada de algunos dirigentes. En el Frepaso el rechazo fue más fuerte: aunque Carlos �Chacho� Alvarez logró encolumnar a la mayor parte de su partido, trece de los catorce diputados disidentes provinieron de sus filas. En lo que coincidieron todos, radicales y frepasistas, fue en que será el último recorte de este tipo que respaldarán, lo que abre la discusión sobre los escenarios futuros: ¿qué pasa si fracasa el esfuerzo por salvar al plan económico de la muerte por inanición? Buena parte de la Alianza se opone a la receta dolarizadora impulsada por Fernando de Santibañes.
Luego del anuncio del lunes, 14 diputados aliancistas �trece del Frepaso y una radical� salieron a manifestar su oposición al ajuste. Expusieron sus cuestionamientos en tres reuniones �donde el descontento por el ajuste se contagió al resto de los legisladores� y algunos incluso se animaron a participar de la marcha contra el FMI. Sin embargo, es indudable que la resistencia fue diferente en las dos patas de la Alianza.
Cuando se enteraron del alcance del recorte, la mayoría de los radicales tragaron saliva y aceptaron el paquete de medidas mediante lo que Marcelo Stubrin dio en llamar la �ética de la responsabilidad�. Las críticas se evidenciaron sólo en algunos dirigentes aislados: Leopoldo Moreau, quien se paseó por los estudios de televisión durante la última semana; Elisa Carrió, la única radical que fue a la marcha contra el FMI, y los senadores de la UCR, que debatieron con Chacho Alvarez el jueves y que, aunque cuestionaron el ajuste, aseguraron que apoyarán en el Congreso las leyes que gire el Ejecutivo.
La atención se había concentrado naturalmente en Raúl Alfonsín, el jefe formal del partido. Cuando le comunicaron el perfil de las medidas, al ex Presidente lo invadió un estado de furia, que se potenció con las declaraciones �publicadas en exclusiva por Página/12� en las que Machinea se ufanaba de que �ningún país del mundo realizó un recorte así�. Pero Alfonsín contuvo su enojo y, en una conversación telefónica con De la Rúa, aseguró que contribuiría con su silencio, una promesa que cumplió al pie de la letra. �Nunca va a romper con el Gobierno mientras siga siendo el titular del partido�, aseguran cerca del ex Presidente. Es que Alfonsín coincide en la necesidad de sostener a Machinea como la última barrera para frenar el neoliberalismo ortodoxo del resto de los economistas del gabinete. Por eso, consciente de que el recorte fue un último intento de salvar el plan económico, el jefe radical decidió renovar su respaldo al ministro de Economía. �La alternativa de la dolarización es peor�, dice para consolarse.
En el Frepaso el panorama es más complicado. La profundización de las críticas se explica por varias razones: sus dirigentes provienen de lugares muy distintos �hay socialistas, gremialistas, ex comunistas y ex peronistas� y en algunos casos �como el de María América González� representan intereses muy específicos. Además, a diferencia de la UCR, el Frepaso no cuenta con una estructura orgánica sólida, lo que explica que el eje de la discusión se haya trasladado a la única instancia de debate político: el bloque de diputados.
El dato central es que el núcleo de legisladores descontentos no está formado por la estructura que responde directamente a Alvarez (que se mantuvo fiel a su jefe) sino por algunos dirigentes que provienen de otros lugares: de origen gremial, como Alicia Castro y Marcela Bordenave, del socialismo democrático, como Alfredo Bravo, Jorge Rivas y Héctor Polino,además de otros legisladores como Enrique Martínez, Ramón Torres Molina y María América González.
�No es que seamos rebeldes, es que el Gobierno está alejándose de la propuesta de la Alianza�, dice Rivas. �Vamos a dar la pelea desde adentro�, coincide Enrique Martínez.
El jefe del bloque, Darío Alessandro, asegura que la conducción del partido no contempla ninguna medida expulsiva. �Estamos haciendo un esfuerzo para explicar la situación a los compañeros. Pero creo que ellos deben entender que lo central es no debilitar a la Alianza en el Congreso�, sostiene.
Hubo momentos de ardua discusión. Los frepasistas disconformes expresaron su molestia en las tres reuniones y, aunque se niegan a hablar de ruptura, planean reunirse en la semana para elaborar un conjunto de medidas alternativas. Entre otras, ya han decidido presentar un proyecto de modificación de la Convertibilidad Fiscal, la ley que establece las pautas de reducción del déficit. Una iniciativa simbólica, pero que apunta a plasmar en proyectos concretos el malestar que generó el recorte.
Uno de los reclamos más escuchados fue la ausencia de una instancia de debate político. Como para solucionar esta situación, Alessandro planea realizar todos los martes, antes del plenario de la Alianza, una reunión del bloque del Frepaso. También analiza impulsar una agenda de medidas no desestabilizadoras, que complementen el último ajuste y que puedan elevarse al Ministerio de Economía: correcciones en la distribución del gasto social, una ley para castigar con más fuerza a las empresas privatizadas que adeudan cánones al Estado y, la más delicada de todas, un estudio sobre la viabilidad de restablecer los aportes patronales a las empresas de servicios públicos.
El tema de fondo, sin embargo, sigue sin resolverse. Alessandro le ha planteado a Chacho Alvarez la necesidad de construir algún espacio institucional para contener en el futuro a las expresiones críticas. El vicepresidente no dijo que no, pero lo cierto es que, más allá de este tipo de episodios, la inconsistencia orgánica del Frepaso es una realidad que usualmente le permite imponer con comodidad sus decisiones.
En lo que coincide la mayoría de los dirigentes de la Alianza, incluyendo al ala política del gabinete, es en que el ajuste del lunes será el último de esta naturaleza que están dispuestos a respaldar. En buena medida, se convencieron luego de escuchar los apocalípticos escenarios trazados por el equipo económico. �Sin ajuste, la disyuntiva era devaluar o dolarizar�, dijeron Mario Vincens y Pablo Gerchunoff el martes pasado, en una reunión con los diputados oficialistas.
En el Gobierno nadie quiere hablar públicamente de los difíciles días que podrían llegar si la reactivación no aparece. De todos modos, a pesar de que ningún funcionario lo reconocería nunca ante un micrófono, la discusión ya se ha instalado: ¿Qué hacer si fracasa el ajuste?
Las líneas comienzan a diferenciarse. Un sector del Gobierno, encabezado por Fernando de Santibañes, se inclina por la dolarización como salida. El argumento es que constituye una solución monetaria ideal para bajar las tasas de los préstamos externos, evitar el riesgo cambiario y sortear futuras crisis de mercado. Adhieren resortes claves del establishment, entre ellos el economista neoliberal Miguel Angel Broda.
Pero la medida tendría otras consecuencias: implicaría un giro pronunciado de la política exterior, el virtual abandono del Mercosur como opción económico-política y un acercamiento al ALCA, la unión aduanera liderada por Estados Unidos. �Desde que apareció el euro, Estados Unidos teme que el dólar pierda áreas de influencia y peso específico �explicó un diputado durante la reunión del martes�. Por eso presiona de manera activa por la dolarización, apostando a la ampliación y fortalecimientodel ALCA. El Mercosur, al que antes miraban sin preocupación, ahora no les conviene�, agregó.
La interpretación coincide con la visión de otros dirigentes aliancistas, entre ellos algunos integrantes del gabinete. El domingo pasado, en medio de la discusión en la quinta de Olivos, los ministros políticos preguntaron si el recorte sería el último. �No podemos entrar en un círculo vicioso de ajuste tras ajuste�, dijeron. Machinea comenzó entonces a explicar que el objetivo era cumplir con las metas del FMI para recuperar confianza e inversiones, cuando lo interrumpió Federico Storani. �Esto tiene sentido si llegamos a fin de año con una curva ascendente. Si no, si sigue la recesión, vamos perder las elecciones del 2001 y nos encaminamos a la ingobernabilidad�, sostuvo. Y en voz baja, tímidamente, agregó: �En ese caso, ¿no tendríamos que probar una salida al estilo Brasil?�.
Los economistas lo interrumpieron a coro y casi a los gritos. �Ni se te ocurra hablar de eso�, le dijeron. Es que, aunque fue sólo una consulta técnica, Storani no había hecho otra cosa que referirse al fantasma más temido por el Gobierno: la devaluación del peso.
A pesar del escozor que provoca entre los economistas cualquier referencia a una eventual devaluación, la realidad es que muchos dirigentes de la Alianza creen que la profundización de la convertibilidad a través de la dolarización es la peor receta futura. Chacho Alvarez, Storani, Alfonsín y Rodolfo Terragno comparten la perspectiva: sostienen que la adopción del dólar como moneda implicaría resignar la soberanía nacional y abandonar definitivamente la política monetaria y cambiaria. Además, según dicen, convertiría a la Argentina en el primer país grande en adoptar una estrategia de este tipo.
Más allá de los planes, lo cierto es que la Alianza atraviesa hoy el momento más difícil desde que asumió el Gobierno. Ha apostado todas sus fichas a un último ajuste, confiando en que permitirá recuperar la solvencia, aumentar la inversión y reinaugurar el círculo virtuoso de la economía. Si lo logra �dicen en el Gobierno� el esfuerzo será vendible: con la mejora de los indicadores económicos, las voces de rebeldía se aplacarán y la Alianza podrá mostrar una luz de esperanza para imponerse en las elecciones del año que viene.
Si, en cambio, el recorte del lunes termina por desinflar la mejora de los números registrada últimamente, el Gobierno deberá buscar una salida concreta. La alternativa de la dolarización, impulsada por las voces más ortodoxas, encuentra resistencias en muchos sectores de la coalición que, de todos modos, tampoco plantean una alternativa nítida. Ante la disyuntiva, es probable que se instale un fuerte debate en el seno de la Alianza, que verá complicadas sus chances de triunfar el año que viene y de garantizar la gobernabilidad en un futuro no tan lejano.
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