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�De la Rúa, Cardoso y Lagos juntos no
valen la mitad del director del FMI�

Hasta apenas ayer, la Tercera Vía parecía la ola del futuro. El brasileño Roberto Mangabeira Unger explica que nunca fue así.

Cardoso, un �marxista neocolonial� según Mangabeira.
�Tomó lo peor del marxismo para postrarse ante la Nueva Roma.�


Por Darío Pignotti
Desde San Pablo

t.gif (862 bytes) De Londres a París, de Florencia a Berlín el discreto encanto de la Tercera Vía parecía hasta hace poco irresistible. O casi. Genuinamente europea, esa corriente de opinión celebró su segunda cumbre esta semana en Berlín con la presencia de muchos jefes de Estado, encabezados por el presidente norteamericano Bill Clinton. Pero por otra vía, y en San Pablo, el cientista político Roberto Mangabeira Unger va a contramano de tanta unanimidad global y regional. �La Tercera Vía no es un programa, es pura retórica centrista, dice estar comprometida con la protección social europea pero aplica la flexibilización americana. Es comprobadamente inviable�, asegura a Página/12. Y va por más: �Ni primera ni tercera vía, a países como Brasil, India, Rusia, Indonesia, en inclusive Argentina, les está faltando una Segunda Vía�.
�Durante 50 años hubo Segunda Vía. ¿Qué novedad trae la suya?
�No se trata de la vieja Segunda Vía soviética estatista y autoritaria 
sino de una nueva dotada de rebeldía nacional y radicalismo democrático. Deben retomarse el desarrollo y las reformas revolucionarias que no son la vieja ruptura revolucionaria inviable y retardataria. 
�¿Se define como desarrollista?
�Desarrollista y progresista.
�Pese a su prédica la Tercera Vía gobierna Sudamérica.
�Los liderazgos de Cardoso, Lagos y De la Rúa sumados no valen la mitad que Horst Koehler (nuevo titular del FMI). Internamente Fernando Henrique (Cardoso) igual que (Fernando) De la Rúa, se empeñan en azucarar la Tercera Vía mientras la explosividad social va en aumento y ellos siguen tomándose fotos. Sobre Lagos sería prematuro abrir juicio. Antes de seguir insistiendo en trasladar modelos sería recomendable ver el fracaso de los originales.
�¿Por ejemplo?
�La socialdemocracia europea es un ejemplo de impotencia ante Wall Street y la prepotencia militar estadounidense. El experimento de D�Alema fue una muestra de administrador inocuo, un ex comunista compitiendo por ser el más prolijo. Tony Blair y Gerard Schroeder, que fueron elegidos por electorados ávidos de cambio, renunciaron a dar financiamiento fuerte a las políticas de ciudadanía social para cifrar todas las expectativas a los humores de un mercado hiperfluctuante y móvil. Fue una utopía palaciega, institucionalmente conservadora, sin bríos. Es vergonzoso ver algunos de nuestros marxistas coloniales latinoamericanos emulando esos fracasos acá.
�¿Se refiere al presidente Cardoso?
�Por supuesto. El es un marxista neocolonial típico que tomó lo peor del marxismo, su fatalismo histórico, para postrarse a la Nueva Roma, que es como él llama a Estados Unidos. Y a pesar de todo su pragmatismo Fernando Henrique tiene su popularidad en picada y el país está sumido en la frustración democrática. Aún así Brasil está mejor que Argentina.
�¿Por qué?
�La Argentina vive una tragedia. Su estructura productiva involucionó, hay prosperidad superficial basada en exportación agraria y negocios financieros, están regresando a finales del siglo XIX. Mientras no salga de la trampa cambiaria no hay lugar para la Argentina en la economía mundial, ni para competir con las empresas brasileñas.
�¿De la Rúa está en condiciones de revertir ese cuadro?
�Argentina parece un país cansado, busca un atajo al Primer Mundo que justifique su autoimagen de ser europeos víctimas de un accidente geográfico. Argentina es más vulnerable que Brasil y Chile.
�¿Cuál es su diagnóstico de Chile?
�Chile es un modelo más serio, conquistó su avance económico con herejías. El Estado controló o participó en el cobre, los flujos de capital y en las exportaciones. El problema es que se llegó al límite del modelo y la división social es profunda. 
�¿Existe una Segunda Vía en ejecución?
�Existe como potencial, hay una dialéctica, porque no todos los países quieren converger en un mismo modelo. Ningún país emergió obedeciendo. Un ejemplo son los EE.UU. durante el siglo XIX y parte del XX, cuando fueron proteccionistas desobedeciendo la propaganda y la presión británica. 
�¿Hay un programa que traduzca la Segunda Vía?
�Se debe actuar con realismo político y con imaginación. No declararíamos la cesación de pagos de la deuda pero tampoco seguiríamos en el festín de capitales que entran y salen livianamente. No iríamos a la guerra contra el mercado pero tampoco repetiríamos religiosamente el discurso chantajista del lobby financiero. Hace falta ser más herejes.
�¿La herejía es controlar la circulación financiera?
�Es una herejía necesaria pero puede ser superficial si no se acompaña de un programa alternativo integral, que no caiga en el intervencionismo ni el proteccionismo ya superados. El nuevo modelo debe movilizar los recursos nacionales políticos y materiales con tanta creatividad como tuvieron los americanos en la década del 30.
�¿Está proponiendo un New Deal a la brasileña?
�Las condiciones brasileñas actuales son muy distintas del contexto que dio sentido al New Deal de Roosevelt, cuando la guerra fue el gran factor movilizador. Donde sí hay semejanzas es en que el Brasil del 2000 demanda la democratización del mercado que Roosevelt conquistó para los EE.UU. hace 70 años.
�Los candidatos en México para las elecciones del 2 de julio tampoco se salen del molde.
�El problema de la dirigencia política mexicana es que todos los candidatos quieren ser Tony Blair, y lo que México está necesitando son outsiders. En México está haciendo falta un nuevo Benito Juárez.
�¿Qué horizonte prevé para el Mercosur?
�El Mercosur tiene dos futuros posibles. Uno es ser apenas un acuerdo aduanero transitorio como etapa intermedia hacia el espacio económico de los norteamericanos. El otro es una estrategia regional de desarrollo rebelde en el Cono Sur, con Estados aliados con empresarios locales para ir hacia un Mercado Común verdadero.
�¿Es probable otra devaluación del real?
�El problema es que el real está caro de más. Para nuestro país sería conveniente que el real continuase en una lenta devaluación que nos liberase de la amenaza de las importaciones baratas, favoreciendo el mercado interno. 
�¿Habrá devaluación?
�Eso terminara ocurriendo, más temprano o más tarde, agravando el problema para Argentina.

 

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