Por C. R.
Desde Rufino
A dos semanas del crimen de Natalia, un grupo que superó apenas las 200 personas pero representa una fuerte corriente de opinión local realizó la primera marcha de silencio para pedir el esclarecimiento del hecho. Los que marcharon, convocados por las 25 compañeras del curso de peluquería al que concurría la víctima, tuvieron un objetivo prefijado y absolutamente claro: respaldar a los padres y proclamar su inocencia. La manifestación tuvo un recorrido concreto, que comenzó y terminó en la iglesia de la Santísima Trinidad e incluyó paradas frente a la casa donde vivía Natalia y frente a la Clínica Santa Fe, donde está internado el juez Carlos Fraticelli. En ese lugar, precisamente, la única consigna levantada por la concurrencia, que fue el pedido de �justicia�, viró hacia el grito de �¡fuerza! ¡fuerza!�, en apoyo al padre acusado de filicidio y en rechazo a la dirección hacia la que apunta la investigación del juez Carlos Risso.
�Nosotras no tenemos motivos para pensar que Natalia Fraticelli era maltratada por su familia. Lo que nosotros hemos visto, siempre, es una madre que la acompañaba y la cuidaba y un padre que también le daba su respaldo. No tenemos ninguna otra visión�, explicó a Página/12 Rosa Díaz, quien viene asumiendo el liderazgo del grupo de compañeras de Natalia. Los manifestantes se reunieron, a partir de las 10, frente a la iglesia. Partieron cien personas, pero al llegar ya eran más de doscientas y otras se instalaron en las veredas, expresando su solidaridad.
El momento culminante fue la llegada a la Clínica Santa Fe, donde se sumó la presencia de buena parte del personal. Médicos, enfermeras y empleados administrativos salieron a la calle para coincidir en el gesto de solidaridad con Fraticelli. Cuando el grupo comenzó a golpear las manos y gritar �justicia, justicia�, muy pronto el mensaje pasó a ser otro, para no dejar dudas: �¡fuerza!�, fue el saludo que recibió el juez Carlos Fraticelli, quien sin renunciar a sus fueros sigue internado, mientras la Justicia lo requiere para ser indagado como presunto autor del crimen.
Otra vez en silencio, la caravana retornó a la iglesia, y todos los concurrentes entraron para rezar. Las compañeras de Natalia llevaban su foto prendida al pecho. �Esta fue una marcha de silencio apoyando a Fraticelli�, confirmó Rosa Díaz para dejar las cosas claras.
�¿No creen en lo que dice la Justicia?
�Queremos que nos digan toda la verdad, porque nosotros no podemos creer que los padres hayan matado a una hija a la que querían.
�¿No le tienen confianza al juez Carlos Risso?
�No le tenemos confianza y queremos que se aparte de la investigación porque las cosas no están claras.
�Y si la Justicia, aunque cambien los jueces, vuelve a decir lo mismo, ¿qué es lo que ustedes van a pensar?
�Seguiremos sin creer en la Justicia �replicó una chica que acompañaba a Díaz y también era compañera de Natalia.
Una maestra que viene siguiendo el caso prefirió demostrar que hay otras opiniones. �Lo único que quiero es que el juez Fraticelli salga a la calle a decirme que él no lo hizo, que él y su mujer no fueron�, sintetizó Monona. �Un padre, un verdadero padre, no puede callar cuando lo acusan de algo tan grave. El tiene que salir a decir lo que tenga que decir.�
EL JUEZ ACUSADO INVESTIGABA A LOS POLICIAS LOCALES POR CORRUPTOS
La pista policial: coimas y aprietes
�Si ellos, que son los padres, tienen miedo de hablar ¿por qué vamos a hablar nosotras?�. Las dos mujeres justificaron su silencio hablando de una �venganza mafiosa� que muchos se empeñan en ver en lugar de la hipótesis de filicidio de la investigación judicial. Si bien no hay pistas concretas que adjudiquen el crimen a una represalia por la labor judicial de Carlos Fraticelli, es cierto que manejaba más de una causa que involucraba a la comisaría tercera de Rufino y a la Unidad Regional VIII, en casos de coima y otros delitos. Y también es cierta la versión, que mantienen en secreto varios abogados del fuero local, sobre un virtual allanamiento al despacho de Fraticelli, antes del crimen, protagonizado entre otros por el titular de la seccional tercera, el comisario Jorge Villalba, de quien se dice que es discreto como un elefante en un bazar.
La denuncia más grave contra la policía, publicada hace unos días en exclusiva por Rosario/12, había sido formulada hace dos meses, ante el juzgado de Fraticelli, por el oficial de la fuerza Daniel Gómez. El principal imputado era el comisario Reynaldo Gerez, jefe de Orden Público de la Unidad Regional VIII, cuyo jefe es el comisario Ricardo Milisic. Tanto Gerez como Milisic participan ahora como colaboradores del juez Carlos Risso, en la investigación del crimen de Natalia, lo que no deja de ser un hecho inquietante. Según Gómez, el comisario Gerez le había exigido que �le trajera plata de la forma que sea� y �nunca viniera con las manos vacías�. Gómez se desempeñaba como responsable de la subcomisaría 14ª de Amenábar y por miedo tardó en hacer la denuncia judicial, pero tampoco hizo los �aportes� que le pedían. Por eso fue sancionado con el traslado a la distante ciudad de Teodolina, a 190 kilómetros de su domicilio, lo que le impedía �entre otras cosas� continuar con sus estudios de abogacía.
Aconsejado por el fiscal Tomás Orso, el oficial Gómez se presentó ante el juez Fraticelli, quien abrió una investigación en la que estarían involucrados Villalba y Gerez, uno de los hombres de confianza de Milisic. Las denuncias contra policías que cobran coimas son moneda corriente en Rufino, como en la Capital o en la provincia de Buenos Aires, y Fraticelli tenía otras tres por lo menos. En una de ellas, Fraticelli había procesado a dos policías de la localidad de Aaron Castellanos, por cobrarles �peaje� a los automovilistas que estacionan en los alrededores de la laguna La Picasa, donde hay abundante pesca de pejerrey.
La rivalidad de Fraticelli con Villalba y Milisic es vox populi, al punto que el juez ahora imputado pidió que ninguno de ellos estuviera presente durante su declaración testimonial ante el juez Víctor Pautasso. �El allanamiento existió, pero no sabemos si hubo alguna orden judicial o si fue cosa de Villalba, que sabía que Fraticelli había quedado mal parado luego de la denuncia por los llamados que su mujer hizo para amenazar al hijo del camarista Chasco� (ver nota central), comentó a este diario un abogado del fuero local. Esa rivalidad es la que alimenta la posibilidad de que Fraticelli haya sido víctima de una supuesta venganza relacionada con las causas que investigaba.
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