Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


ARGENTINA

Jugó Mal

El juego argentino quedó marcado en las caras de los hinchas que se fueron del Monumental en silencio cargando desilusiones. El equipo de Bielsa sumó tres puntos en la tabla, pero bajó unos cuantos más en la consideración general.


Por Juan José Panno, El Malo

1Fue un resultadito. Debe quedar claro: si este mismo partido, tal como se dio, se hubiera disputado en La Paz, habría que hablar de la buena actuación del equipo argentino que rescató un triunfo importantísimo en la altura. Pero se jugó en el Monumental, con 60 mil almas a favor, ante un rival digno, pero técnicamente muy inferior. En La Paz, el 1 a 0 habría sido un buen resultado; en Buenos Aires, jugando como se jugó, con un rival que terminó con diez, el 1 a 0 es un resultadito. No nos engañemos.

2 Nombráme a uno... Cuesta encontrar a un jugador del equipo argentino del que pueda decirse que jugó “bien”. Y cuando la mayoría de los integrantes de un equipo no supera los “cinco puntos”, es en general porque ese equipo jugó mal. Algunos rescatarán el empeño de Batistuta; otros la dinámica de Cristian González; y alternativamente se elegirá a Sensini, Samuel o Ayala como el mejor del fondo (el menos flojo, en realidad), pero nadie podrá hablar seriamente del buen fútbol de Fulano o Mengano.

3 La ausencia de Verón y Ortega. En el equipo de Marcelo Bielsa los más capacitados para desplegar un juego preciso de toque y gambeta, los que tienen las mejores cualidades técnicas para desequilibrar de tres cuartos de cancha en adelante, es decir Verón y Ortega, no aparecieron. Verón estuvo muy por debajo de sus actuaciones contra Chile y Venezuela, y Ortega insinuó mucho en el primer tiempo, pero se fue diluyendo en el segundo. Nunca pudieron asociarse, pese a que en muchos pasajes del partido recorrieron los mismos carriles. Verón padeció esta vez de lentejitis aguda (más mental que física) y no tuvo demasiada suerte en sus sanos intentos de remates de media distancia que se fueron desviados luego de rozar en alguna pierna.

4 Sin cambio de ritmo. El seleccionado argentino, tal como lo reconoció el mismo Bielsa, no encontró nunca el cambio de ritmo, la aceleración indispensable en la llegada al área boliviana para desbordar por los laterales y buscar la llegada franca de Batistuta y/o el Piojo López y/o un volante. Muy pocas veces el Kily González, Ortega y el Piojo López llegaron hasta la raya de fondo con la posibilidad de levantar la cabeza y ver a sus posibles receptores.

5 La falta de variantes. Fue exasperante. Es verdad que trató de evitarse el pelotazo desde el fondo a favor de defensores que esperan bien parados, pero si bien la búsqueda por vía terrestre es aconsejable a la búsqueda por vía aérea no da garantías y mucho menos si se falla en la mitad de los pases. Argentina salía desde el medio por Simeone, que esta vez se apuró más de lo habitual y cuando no se la daba a los contrarios le prestaba la pelota a Verón, que continuaba el recorrido en Ortega esperando que el Burrito se iluminara. Poco prolijo y, encima, monótono.

6 Los cambios tardíos. La falta de variantes incluye al técnico Marcelo Bielsa, que tardó demasiado en meter los cambios. Bielsa, naturalmente, está muy conforme con los once que salieron ayer a la cancha, que son casi los mismos de los dos partidos anteriores, pero ante la realidad del juego repetido hasta el aburrimiento debió optar por Gustavo López y Aimar mucho antes.

7 El caso Zanetti. Zanetti, carrilero derecho, tardó casi la mitad del primer tiempo en entrar en el partido. Cuando lo logró, amenazó con otra actuación brillante, como la de la noche de la goleada a los chilenos, pero ésa fue otra de las falsas alarmas del equipo nacional. Zanetti, cansado y aburrido, fue reemplazado por Gustavo López que fue, finalmente, el que salvó la ropa.

8 Pocas situaciones de gol. Con la pelota en su poder en casi el 80 por ciento de los 90 minutos el equipo argentino creó menos situaciones de gol que las que encajarían dentro de la lógica de su dominio. No fueron tantas las llegadas del equipo y, lo que es peor, ninguna fue clara. En todo el encuentro no hubo un solo mano a mano de ningún jugador local con el arquero boliviano. Las llegadas de Argentina se produjeron por centros, tiros libres o remates de media distancia.

9Nos complicaron con poco. Otro dato que ensucia la actuación del equipo argentino es que los bolivianos, con muy poquito, se les ingeniaron para hacerle pasar más de un momento de pánico a Bonano & Cía. En un contraataque aislado flotó la duda de una falta de Ayala a Botero, mientras que Samuel y Sensini quedaron mal parados, a contrapierna en otras dos patriadas de los visitantes. Los bolivianos hicieron “uh... uhhh” un par de veces y Núñez tembló.

10 Se sufrió demasiado. Más de la cuenta. Apenas 8 minutos faltaban cuando Gustavo López recibió esa pelota fuera del área grande y clavó el zurdazo en un ángulo. Hubo que esperar demasiado para concretar lo que se suponía que debía ser un trámite simple y sencillo. Tal vez el error sea justamente ése, el de suponer que las cosas siempre deben ser simples y sencillas, como contra Chile o Venezuela.

PRINCIPAL