Después de tres meses y medio, el juicio por el robo al ex
Banco de Crédito entró en su tramo final: ayer, el fiscal
y los abogados de la entidad pidieron una condena de entre ocho y diez
años de prisión a los cuatro acusados de ser los boqueteros
que asaltaron las cajas de seguridad del banco. Sorpresivamente, el más
benévolo fue el abogado de los clientes damnificados por el robo,
que solicitó penas de cinco y tres años de prisión.
Fue un robo ejemplar, argumentó para justificar su
pedido.
El fiscal Luis Cevasco reclamó al tribunal oral Nº 1 que los
cuatro acusados fueran condenados a ocho años de prisión
cada uno. En cambio, el abogado del banco, el ex juez Martín Anzoátegui,
pidió diez años de cárcel para el ex agente de la
SIDE Jorge Pomponi y René Riviere, a quienes consideró organizador
y coordinador, respectivamente, del robo. Durante su alegato, Anzoátegui
pidió la pena de siete años y medio de prisión para
los otros dos imputados, Norberto García y el italiano Antonio
Mandaradoni, como colaboradores del robo.
El robo fue concretado el 4 y 5 de enero de 1997 en la sucursal Recoleta
del ex Banco de Crédito Argentino, ubicada en la avenida Callao
1499. Los supuestos boqueteros son juzgados por Ricardo Giúdice
Bravo, Martín Vázquez Acuña y Luis Oliden, quienes
iniciaron las audiencias el 21 de febrero pasado. La causa tiene sólo
cuatro imputados pese a que se sospecha que hay más implicados
aún no identificados. Los cargos que se les imputan son los de
robo calificado y contemplan penas que van de los tres a los
diez años de prisión o reclusión.
Al justificar el pedido de pena, Cevasco sostuvo que aunque no se
utilizaron armas y no se puso en peligro la vida de personas, el
robo al banco no es una pavada y destacó que el funcionamiento
de una organización de esta naturaleza es algo muy serio.
El fiscal hizo referencia a quienes, por la desaparición de los
valores que tenían en las cajas de seguridad, perdieron el
ahorro de toda su vida o no pudieron seguir un tratamiento contra el cáncer.
Para probar la vinculación entre los procesados, Cevasco hizo referencia
a decenas de diálogos telefónicos que se registraron los
días previos al robo y que se intensificaron cuando se ejecutaba
el túnel que permitió el acceso a la sucursal.
La intensidad de las llamadas demuestra, según el fiscal,
una estrecha vinculación entre los imputados, a lo
que sumó los repetidos contactos entre Pomponi y Riviere, y los
elementos secuestrados en el domicilio de Pomponi, tales como joyas, barbijos
y luces que habrían servido para iluminar el túnel.
Todos tuvieron una participación activa, agregó
Cevasco y sostuvo que, de acuerdo con su criterio, García actuó
como capataz, ocupándose del personal a cargo de la
obra. Cevasco dijo que García no pudo justificar el crecimiento
de su patrimonio a pocos días de registrado el robo: compró
un automóvil y un Rolex, más adelante una casa y pocos meses
después el fondo de comercio de un lavadero, además del
dinero 8000 dólares que se incautó en su domicilio.
Por su parte, Enrique Escalante Echagüe, representante de un grupo
de ahorristas e inversores del banco, requirió cinco años
de prisión para Pomponi y tres años y medio para el resto
de los procesados. Como el fiscal, destacó que se trató
de un robo en el que no hubo violencia: Ojalá todos los robos
fueran así, argumentó su pedido luego del alegato.
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