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El circuito KDT lleva un mes cerrado porque no pagaron el agua

El gobierno porteño lo clausuró después de que Aguas Argentinas le cortara el suministro por falta de pago. Ahora estudian si se cancela la concesión.

t.gif (862 bytes)  El hombre llega a bordo de su bici, con el casco puesto y los pies dispuestos al pedaleo. Pero en la puerta se frena: un rudimentario cartel pegado en la reja anuncia que el predio está cerrado “por falta de agua”. El hombre piensa que ha sido un problema pasajero y vuelve a intentarlo al día siguiente. Pero se encontrará con el mismo cartel. Desde el 4 de mayo, el circuito KDT está cerrado al público. La falta de agua es un dato cierto, pero no se trata de una interrupción momentánea, sino de un problema de larga data que empezó con un atraso en los pagos, siguió con reuniones de conciliación y terminó con el corte del servicio. El gobierno de la ciudad decidió que sin agua corriente el predio no puede funcionar y lo clausuró. Ahora está en estudio si se convoca a una nueva licitación para el manejo del velódromo.
El KDT –un parque de 17 hectáreas ubicado en Salguero y la Costanera– fue entregado en concesión a la Federación Ciclista Argentina en 1982. Además de la pista para ciclismo, el predio tiene canchas de tenis, restaurantes y recientemente fue inaugurada una pileta de natación. El concesionario recauda por medio de la entrada –dos pesos–, a lo que se le suman el estacionamiento y otros servicios arancelados. El lugar también es usado por grupos de alumnos de escuelas públicas.
Pero nada de ello puede hacerse desde el 4 de mayo. El problema del agua arranca en 1998, cuando la Federación empezó a atrasarse con el pago de la factura de Aguas Argentinas y les cortaron el servicio. Hubo un acuerdo y el agua volvió a las canillas. Meses después la situación se repitió, sumada a una diferencia sobre el monto de la deuda, que fue saldada por el Ente Regulador a favor de la Federación, ya que en la facturación se estaba incluyendo un terreno que no les pertenece. En las reuniones de conciliación se estableció un plan de pagos, pero la Federación no cumplió en los plazos previstos.
Como resultado, a fines de marzo se cortó el chorro. Aguas Argentinas dio aviso al gobierno porteño, que días después procedió a clausurar el predio. “Un lugar público no puede carecer de agua potable –explica Fernando Calvo, titular de la Dirección de Concesiones y Privatizaciones-. Clausuramos y al mismo tiempo se abrió un expediente administrativo. Estamos estudiando qué otras irregularidades hay: en la investigación observamos que en el restaurante lindero a la cancha de tenis se cocinaban los alimentos con agua de pozo, y esto fue confirmado por un empleado del lugar. El agua de pozo está absolutamente prohibida. Además no había habilitación para el restaurante ni para la guardería de bicicletas, por lo tanto la continuidad de la concesión está en duda.”
En realidad, el estado de la concesión está en el aire desde hace mucho tiempo. En 1995, vencidos los plazos otorgados, la municipalidad dispuso la desocupación del predio. Siguió entonces un cruce de presentaciones judiciales de uno y otro lado. En 1997 se establecieron las bases de un acuerdo para prolongar la concesión, pero nunca fue oficialmente aprobado ni por el gobierno ni por la Legislatura.
La palabra la tiene ahora la Procuración General del gobierno porteño, que en los próximos días deberá expedirse sobre la continuidad de la concesión.
Mientras tanto el agua sigue sin fluir. “Los requisitos que nos exigen para pagar la deuda son muy elevados –se queja el secretario de la Federación, Fabián Donadío–: 80 mil pesos en efectivo y cuotas. No podemos sacar de ningún lado ese monto. Nosotros ahora no tenemos manera de recaudar porque con la clausura no podemos cobrar entrada.” La entidad ofreció otro esquema de pago, con cuotas más bajas, pero sin demasiado éxito: “Presentaron un plan que está muy lejos de lo previsto”, comentó el vocero de Aguas Argentinas, Fabián Falco.
Y los ciclistas siguen esperando.

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