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UN COMANDANTE EN CHECHENIA PROPUSO UN PLAN DE PAZ
Insubordinación y valor rusos

El comandante ruso de las fuerzas del Cáucaso, Guennadi Troshev, desafió ayer la jurisdicción del Kremlin al proponer una solución política para la sangrienta guerra en Chechenia. 

Los rusos ametrallan a la población civil con la esperanza de alcanzar partisanos independentistas.


t.gif (862 bytes) La guerra en Chechenia parece estar convirtiéndose en un nuevo Afganistán para Rusia. Esto, por supuesto, no les agrada en lo más mínimo a sus generales. No fue del todo sorpresivo entonces que uno de ellos �Gennady Troshev, comandante de la Región Militar del Cáucaso� declarara ayer que �los políticos comenzaron la guerra y ahora son ellos quienes tienen que terminarla�. Pero Troshev no se limitó a presionar a �los políticos�. También lanzó un plan propio para pacificar la república islámica de Chechenia, que busca independizarse de la Federación Rusa. Sugirió un referéndum en el territorio checheno bajo control ruso. Dicha elección resultaría en la creación de una república dentro de la órbita rusa, aseguró el general. De su lado, Moscú mantuvo ayer su actitud intransigente hacia el conflicto. Un portavoz del Kremlin descartó que su gobierno esté dispuesto a iniciar conversaciones de paz con los chechenos. �Sólo hay una iniciativa de los rebeldes que aceptaremos: la rendición�, enfatizó. 
¿Existe un quiebre entre el poder civil y militar en Rusia? Quizá, pero menos fundamental de lo que parece. El general Troshev resulta poco convincente en el papel de militar iluminado sobre la necesidad de una solución política para la guerra. Posiblemente, su única credencial como moderado viene del hecho de que nació en Grozny. El resto de su historial muestra uno de los actores más duros de la guerra. Junto con Vladimir Shamanov �un presunto criminal de guerra�, Troshev dirigió la ofensiva inicial contra la república separatista en octubre del año pasado. Rechazó repetidas veces una solución política y subrayó que el Kremlin no debía detener el exitoso avance del ejército. En diciembre, sus tropas se estancaron frente a la capital chechena de Grozny. El entonces premier Vladimir Putin lo ascendió acto seguido al puesto de comandante regional del Cáucaso. Es probable que el ascenso fuera en realidad una manera de deshacerse de Troshev sin reconocer que se había producido un revés militar. Ahora, su poder real es incierto. Las operaciones militares están a cargo de los comandantes en el terreno. Y las decisiones políticas son tomadas en Moscú. Pero Troshev no carece de astucia. Ayer, al menos, aprovechó lo nebuloso de su posición para arrogarse un papel político que teóricamente se encuentra dentro de la jurisdicción exclusiva del Kremlin. Más allá de esa insubordinación, su propuesta no es tan distante de la posición del presidente Putin. Ambos están de acuerdo en rechazar toda negociación con el presidente Aslan Masjadov: �No se puede negociar con él, un delincuente que llama a su pueblo a combatir con nuestras tropas�, subrayó Troshev. Y es obvio que no se puede tratar con ninguno de los comandantes guerrilleros a los que acusa de ser terroristas. El único que restaría como posible líder sería entonces el actual mufti (líder espiritual musulmán) de Chechenia, Ajmed Kadirov. Este era ayer el candidato del general. �Es conocido y la gente le tiene confianza en momentos en que no tienen a nadie a quien recurrir.� En estos términos lo alabó Troshev. Kadirov presidiría una república que se crearía mediante un referéndum en Chechenia. El militar se mostró convencido de que �el 80 por ciento de los habitantes se mostrará a favor de que la república viva junto a Rusia�. 
Hay dos problemas con este plan simple. Primero, Moscú ya lo ensayó antes en 1995, durante la primera guerra de Chechenia (1994-96). Luego de la exitosa conquista de Grozny, Rusia reintegró a la república en su Federación y puso a un checheno a su cargo. Dedicó importantes fondos para apoyar al régimen. Pero el dinero desapareció sin dejar rastro y en 1996 un contraataque guerrillero expulsó a las tropas rusas de la mayor parte del país. No es un precedente alentador. El segundo problema es que la base popular para la república de Troshev es prácticamente inexistente. En estos momentos Rusia encuentra imposible impedir que los milicianos chechenos bajo su control entreguen sus armas, revelen información o incluso deserten a sus compatriotas guerrilleros. Todo esto indicaría queuna república títere con un religioso a su cabeza no es la fórmula mágica para que Moscú gane la lealtad de sus nuevos súbditos chechenos. 

 


 

HOY PODRIA PERDER LA CONFIANZA DEL PARLAMENTO
�Hasta siempre, mi querido Barak�

Las negociaciones de paz entre palestinos e israelíes siempre estuvieron amenazadas por la desaparición de alguno de los interlocutores. La muerte del palestino Yasser Arafat era una posibilidad. Pero parece que será su par israelí, el premier laborista israelí Ehud Barak, quien caerá. Hoy su gobierno se enfrentará a una moción de censura en la que el decisivo partido ultraortodoxo Shas ya anunció que votará en su contra. Y otros partidos bisagra también anunciaron que votarán negativamente. �Tengo asegurados 61 de los 120 diputados de la Knesset (Parlamento)�, aseguró confiado el diputado Silvan Shalom, del derechista Likud. 
Si el gobierno de Barak es derrotado, será a causa del conflicto que lo marcó desde su nacimiento: la disputa entre el Shas y el partido de izquierda Meretz por el presupuesto educativo. El Shas mantiene una red de escuelas e instituciones ortodoxas que acumulan déficit cada vez mayores. Y exigen fondos públicos para solventarlas. Pero el Ministerio de Educación está dirigido por el líder del Meretz, Yossi Sarid, quien se rehúsa a financiar al Shas. En las varias ocasiones anteriores en que se produjo ese duelo, Barak claudicó ante el Shas y ordenó la entrega de los fondos pedidos. Pero esta semana decidió postergar la decisión hasta después del voto de confianza en el Knesset. Esa prueba de lealtad fue inaceptable para el Shas. Su líder, Eli Yishai, aseguró ayer que votaría contra el gobierno. Junto al partido de los inmigrantes rusos y el de los colonos judíos, el vuelco del Shas a la oposición podría ser el principio del fin para Barak. 

 

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