|
Boca perdió por dos goles y celebró... Así son los números. No jugó bien sino un rato del segundo tiempo y terminó alcanzando la final a duras penas y con una cabezazo salvador, no por fútbol. El América fue más y si se hubiera llegado a los penales no hubiera estado mal. El único �consuelo� para los boquenses es que su equipo fue más claramente superior en la Bombonera. Apareció más decidido el América de salida, con los argumentos habituales de control de pelota y mucha participación colectiva con la conducción de Estay y la proyección ofensiva sobre todo por izquierda, donde Blanco se juntaba con la subida de Luna. Y además, el otro rasgo determinante de los primeros minutos fue la rudeza en la marca de los hombres mexicanos. El golpe de Pavel Pardo a los dos minutos a Riquelme fue amarilla por no ser roja directa; al rato, la �venganza� de Bermúdez sobre Blanco mereció la misma tarjeta. Enseguida, aunque la supremacía del América no se manifestaba en oportunidades claras, la posición cautelosa de Boca, que no apretaba en el medio y retrocedía hasta verse obligado a derribar a los rivales cerca del área, generaba posiciones de pelota parada siempre complicantes: tiros libres y corners. Precisamente con uno de ellos se originó, apenas pasados los diez iniciales, el primer gol del América: el corner desde la izquierda fue peinado en el primer palo y Calderón, en el segundo, le ganó a su marcador Arruabarrena y a Córdoba en la raya: 1-0 y un panorama complicado para Boca. No lo fue tanto, en realidad. Con la entrada de Battaglia por Marchant lesionado �aunque el cambio estaba tácticamente previsto por el desarrollo�, Bianchi consiguió neutralizar la movilidad de Luna, sobre todo porque en Ibarra tuvo a una de las figuras más firmes del fondo, ocupándose de Blanco y cerrándose sobre el medio y anticipando cuando era necesario. Pero Boca nunca se planteó atacar armónicamente. Optó por darle la pelota a Riquelme para que habilitara a los de arriba, pero no hubo compañía. Así, una vez Barijho y otra Arruabarrena no llegaron por poco; pero los mexicanos fueron más contundentes, sobre todo a través de dos vías: de afuera �remates de Villa y de Estay� y por arriba, con centros que obligaron al esfuerzo reiterado de Córdoba. Mejoró Boca en el arranque del segundo. Se paró un poco más adelante, manejó la pelota y durante los primeros veinte tuvo un par de llegadas claras: primero fue una doble aproximación, que tras el cabezazo de Samuel siguió con toque de Delgado que salvó Martínez en ambas oportunidades; y después, Barijho, en la última jugada antes de salir. Pero poco más o menos, ahí terminó todo. Porque bastó que Boca perdiera el control de pelota y el manejo del trámite para que el América convirtiera. Tras buena jugada de Calderón, su centro atrás fue recibido por Estay que la colocó a la izquierda de Córdoba. Fue un punto de fractura en el desarrollo: América creció,impulsado por Calderón-Estay, con Hermosillo y Blanco más arriba y las subidas de Pardo. Y Boca no aguantó la presión. Tras un remate de Luna en el palo, el corner fue cabeceado por Calderón y gol. Faltaban menos de diez y se venía la noche. Pero la historia �o el destino� quiso que no fuera así. Boca garroneó un corner, subió Samuel y llegó justo para conectar el envío pasado de Riquelme. La pelota entró bombeada en el segundo palo y a cobrar. Nunca un 1-3 ha sido tan celebrado. Ahora se verá cómo sigue.
UN RENDIMIENTO INDIVIDUAL POR DEBAJO DE LO ESPERADO Por ese golazo agónico de incalculable valor, el zaguero Walter Samuel fue la figura de Boca, aunque sin realizar más que una tarea mediocre. Esta es la actuación individual de los jugadores de Boca.
|