Por Fernando Almirón
El peronismo apuesta a la negociación política que, según creen, el Gobierno iniciará inmediatamente después del paro por 24 horas convocado para hoy por las tres centrales obreras del que tomaron distancia. Y aprovechará el ruido que genera afuera la medida de fuerza para acercar en la intimidad las diversas posturas en las que quedó fragmentado el justicialismo desde que dejó el poder en manos de la Alianza. Los políticos tampoco se quieren quedar pegados con la dirigencia sindical ni recibir sorpresas como la que les dio Hugo Moyano cuando el 31 de junio los descolocó con un llamado a la rebelión fiscal. También temen por los episodios de violencia que puedan suceder en la jornada de hoy. �El paro es una decisión del momento del movimiento obrero organizado�, le aseguró a Página/12 el ex ministro de gobierno de Eduardo Duhalde, José María Díaz Bancalari, que reconoció la cautela de su partido a la hora de las adhesiones a la medida dispuesta por los líderes sindicales. La única adhesión clara fue la del bloque de diputados que conduce Humberto Roggero, mientras los gobernadores sobresalieron por sus matices.
Los mandatarios provinciales del PJ se destacaron por sus diferencias a la hora de pronunciarse sobre la medida de fuerza. Unos más preocupados por la situación interna de sus territorios �en los que se están aplicando ajustes similares a los de gobierno central� otros con la atención puesta en su futuro político.
Apoyaron la �legitimidad y legalidad� del paro Adolfo Rodríguez Saá (San Luis), Néstor Kirchner (Santa Cruz), Juan Carlos Romero (Salta) y el bonaerense Carlos Ruckauf. Otros, entre ellos José Manuel de la Sota (Córdoba), Carlos Reutemann (Santa Fe), consideraron la medida como �inoportuna�, aunque prometieron no tocar los haberes de los empleados públicos que hoy no vayan a trabajar. Se manifestaron en contra de la medida el gobernador Rubén Marín (La Pampa) y su par Carlos Manfredotti, (Tierra del Fuego), quienes amenazaron con descontarle el día a todos aquellos estatales que no se presenten hoy a cumplir con sus tareas.
La posición de cada uno varía según la realidad de sus provincias. La más clara es la de Manfredotti que mantiene un duro conflicto con el personal docente y estatal, debido al ajuste que se está aplicando en la isla.
La menos clara seguramente es la de Ruckauf, quien sostuvo que el paro nacional convocado para el viernes �es un ejercicio constitucional y por lo tanto hay que respetarlo� y aclaró que �para el gobierno de la provincia, ése es un día laborable aunque nosotros respetamos el derecho de huelga�. �En todo paro que no sea declarado ilegal, sería absurdo descontar un día de sueldo a los empleados� que adhieran, aunque aclaró no estar promoviendo el paro.
La mayoría de los gobernadores no quieren perder, por apoyar el paro de un día, su lugar como interlocutores de la oposición ante el gobierno aliancista. A algunos de ellos el respaldo que le dieron a la gestión de Fernando de la Rúa ya le dio buenos resultados: quieren seguir contando con los fondos de ayuda social que reparte el Gobierno.
�Ellos ya dejaron de hablar de política, sólo piensan en sostener sus gestiones y en que no les hagan un paro a ellos�, le reprochó a los mandatarios provinciales el senador Jorge Yoma. En declaraciones a Página/12, Yoma también se mostró sorprendido por el silencio de la conducción de su bancada, que conduce Augusto Alasino, quien evitó manifestarse públicamente sobre la medida de fuerza.
El mismo silencio se repitió en el Consejo Nacional Justicialista que preside Carlos Menem. �Menem no puede apoyar un paro cuando él mismo fue víctima de paros similares, y menos ahora que el Gobierno echó mano de un decreto de su gobierno para forzar el funcionamiento del transporte�, aseguran en la sede partidaria de Matheu 130. �Siempre hemos opinado que los paros no arreglan nada�, concluyó ante este diario Alberto Kohan. Tampoco hubo pronunciamiento orgánico en el peronismo bonaerense. �Eduardo Duhalde está de viaje y no se convocó al Consejo para que se pronuncie sobre el tema�, explicó el diputado nacional José María Díaz Bancalari. �Los paros son prácticas sindicalistas, nosotros podemos expresarle nuestra solidaridad. Por eso ya adherimos expresamente a la marcha de 31 de mayo, y como la política económica no cambió no veo por qué tendríamos que cambiar nuestra adhesión�, agregó Díaz Bancalari.
En voz baja, los dirigentes también aseguran que durante la marcha del 31 se vieron avalando a un grupo de dirigentes que están en las orilla de la marginalidad política, y a Hugo Moyano convocando a una rebelión fiscal. Ahora temen que sucedan actos de violencia, y esperarán hasta el sábado antes de volver a poner la cara.
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