 El Gobierno pudo presentar finalmente un indicador positivo sobre la marcha de la economía. La balanza comercial arrojó en abril el superávit más alto para ese mes de los últimos nueve años, producto de un aumento de las exportaciones del 14 por ciento y de una suba de las importaciones del 2 por ciento. A la vez, eso permitió que por primera vez desde 1992 se registrara superávit comercial en el lapso del primer cuatrimestre. El equipo económico celebró la noticia como un triunfo. Lo cierto es que el aumento en los ingresos por exportaciones está influido por la suba internacional de los precios del petróleo y de los productos del agro, que el año pasado estaban desinflados.
Aun así, el indicador constituye una señal alentadora en medio de tantas dificultades. Los datos preliminares de las exportaciones en abril, con un faltante de información a procesar equivalente al 20 por ciento de las operaciones de ese mes, indican que se colocaron mercaderías por 2329 millones de dólares. Esto es un 14 por ciento más que en abril de 1999. En tanto, las importaciones totalizaron 1903 millones. De allí que el superávit de abril haya alcanzado los 426 millones, la cifra más alta de los últimos nueve años.
En el primer cuatrimestre, las exportaciones crecieron 13 por ciento, hasta los 8014 millones de dólares. Y las importaciones se mantuvieron en el mismo nivel de 1999, en 7750 millones. Nunca antes desde 1992 se había registrado superávit en los primeros cuatro meses del año, que esta vez fue de 264 millones de dólares. El año pasado, en igual lapso, el déficit había sido de 610 millones.
Por el paro de actividades de los trabajadores estatales realizado ayer �los nucleados en el sindicato UPCN�, el INdEC no pudo presentar el desagregado de la información, tanto de sectores como de destinos. Pero en Economía consideraban que el incremento de las exportaciones estuvo basado en la suba de los precios internacionales del crudo y de los cereales. No obstante, habrá que esperar hasta la próxima semana �cuando esté la información completa� para corroborar si también se produjo un aumento considerable en los volúmenes colocados y, en tal caso, a qué sectores productivos correspondió.
El único dato en cuanto a destinos disponible ayer fue relativo a Brasil. En el primer cuatrimestre el superávit comercial en relación a ese país trepó en casi 190 millones de dólares. Entre enero y abril, Argentina le vendió por 197 millones más al socio principal del Mercosur. El año pasado, en igual período, el resultado había sido positivo para Argentina en sólo 7,7 millones. Esto le servirá al país vecino para argumentar en contra de eventuales reclamos argentinos de compensaciones para los sectores afectados por un aumento de las importaciones brasileñas.
El dato de las importaciones en abril fue el menos estimulante de los que arrojó la balanza comercial. Las compras ascendieron sólo 2 por ciento contra igual mes del año pasado. Es una señal de que el consumo no despega como el Gobierno quisiera. Pero Economía anticipó en un informe que en mayo se habría producido un incremento de las importaciones del 10 por ciento, por lo que el consumo habría comenzado a reactivarse con más fuerza.
| �Habilidad y voluntad�
No todo son críticas para el Gobierno por el nuevo ajuste fiscal. La calificadora de riesgo internacional Standard & Poor�s aseguró ayer que la medida demuestra la �habilidad y voluntad� del gobierno argentino para profundizar las reformas estructurales. �Las recientes medidas ayudaron a la Argentina para que estabilice su valoración crediticia, ya que muestran que el impulso para realizar reformas estructurales no se ha perdido y que las autoridades están comprometidas con la disciplina fiscal�, señaló la agencia a través de un comunicado. La influyente calificadora estadounidense sostuvo que el gobierno respondió al �desencantamiento del mercado� por la baja recaudación de abril con una acción que demuestra �su fuerte voluntad� para mantener en orden las cuentas fiscales. El elogio fue bien recibido por los mercados. |
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La recesión, el ajuste y el paro |
Enrique Folcini, ex presidente del Banco Central
�Reacción desmedida�
�El paro agrava los problemas del país. Argentina va a cumplir casi dos años desde que entró en la recesión iniciada a partir de la crisis rusa. Es claro que de las recesiones no se sale parando. Este es un momento en el que se necesita producir más. Sólo mediante un aumento de la producción se solucionarán los problemas del país. En el contexto actual, la reacción de quienes incitan al paro es absolutamente desmedida. Es desproporcionada en función del paquete de ajuste anunciado. Si se analizan las últimas medidas se verá que las rebajas salariales sólo afectan a muy pocos trabajadores del Estado, por ello no se entiende tanta reacción. Se trata de un recorte necesario, pues mientras muchos sectores vienen haciendo el ajuste desde hace tiempo, al sector público aún no le había llegado el turno. La mejor señal que el Gobierno puede dar en este momento es terminar con los privilegios, en especial los de los gobernantes. El ajuste debe ser afrontado por todos. Cuantitativamente este recorte significará un ahorro similar a lo recaudado por el impuesto docente. Hay un buen ejemplo que sirve para comprender la situación y es lo que sucedió el año pasado con el impuesto para el fondo de incentivo docente. Todo el mundo estaba de acuerdo con que había que aumentarle el sueldo a los docentes, pero no pasó lo mismo cuando se dieron cuenta que tenían que pagar la oblea. Bien, esto es lo mismo pero al revés. Todos tenemos que pagar el ajuste.�
Claudio Lozano, director del Idep-CTA
�Modelo agotado�
�El paro se inscribe en una política que transformó la recesión, el desempleo y la deflación salarial en la clave de su accionar económico. Esto, que se dio de manera inconsciente durante la primera etapa, ante los fracasos de los supuestos asumidos para el escenario internacional y al impacto del impuestazo, se volvió explícito con el ajuste sobre los trabajadores estatales. La aceleración del conflicto social �que se expresa en la crisis correntina, en los movimientos de resistencia contra la reforma laboral, en las crisis de Salta y Chaco, en el paro de hoy, así como en el movimiento y paro de los estatales del 14 de junio y la Marcha Grande por el Trabajo, prevista para el 26 de julio� refleja que, a diferencia de los comienzos de la década de los �90, el dispositivo de la Convertibilidad está agotado en su capacidad para legitimar el accionar del Gobierno. La opción asumida convalida, de manera absoluta, las presiones de quienes expresan a los acreedores externos, a la gran banca privada local y extranjera y a los dueños de las empresas privatizadas. Y amenaza con erosionar rápidamente la legitimidad del nuevo gobierno. El extendido consenso social antiajuste, brinda la oportunidad de conformar un nuevo polo político y social capaz de sustentar una estrategia fundada en la redistribución progresiva de los ingresos, la ampliación de la demanda interna y la regulación del proceso de concentración.� |
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