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Chechenia bajo el mando directo
del nuevo Zar de Todas las Rusias

Después de un ataque kamikaze contra una base militar que podría marcar un giro en el desarrollo del conflicto, Vladimir Putin puso bajo su administración presidencial directa a la república secesionista islámica de Chechenia.

Vladimir Putin no vacila y mueve otra ficha decisiva para aplastar a los rebeldes.


El País de Madrid
Por Luis Matías López
Desde Moscú

t.gif (862 bytes) Vladimir Putin toma el control directo y total de Chechenia. El decreto promulgado ayer por el presidente ruso, cuya entrada en vigor es inmediata, supone que, a medio plazo, es impensable pensar en la convocatoria de elecciones. Los combates de las últimas semanas han dejado meridianamente claro que, aunque los generales rusos insistan en que ha terminado �la fase militar� del conflicto, éste, convertido en guerra de guerrillas, puede prolongarse durante años.
Tuvieron que pasar unas horas para que se aclarase el sentido exacto del decreto de Putin �sobre la organización de los órganos del poder ejecutivo en la república de Chechenia� y de un proyecto de ley enviado al Parlamento para dotar al primero de base jurídica. Serguei Ivanov, el secretario del Consejo de Seguridad, desvaneció las dudas al explicar que, en la práctica, el presidente tomó ayer �todos los poderes� en Chechenia, y que los ejercerá durante al menos dos o tres años. 
También ayer parecía inminente que Putin nombrase al nuevo jefe de la Administración de la república, que estará sometido además a la supervisión inmediata al general Viktor Kazantsev, �virrey� para el Cáucaso, uno de los siete grandes distritos que el líder del Kremlin se ha sacado de la manga para reforzar el poder central. 
Nikolai Koshman, que con el rango de viceprimer ministro ruso ha venido actuando como administrador civil, parece el principal candidato para asumir el mando, aunque cabe imaginar que, en la práctica, estará condicionado por la presencia en Chechenia de decenas de miles de soldados rusos.
Aslan Masjadov fue elegido presidente en 1997, cuando Chechenia funcionaba como un país independiente en unos comicios limpios. Boris Yeltsin los convalidó al negociar con él acuerdos destinados a resolver el conflicto con Rusia. Pero el Kremlin ya no lo reconoce como interlocutor, y Masjadov se limita a lanzar inútiles y desesperados llamamientos a la negociación desde su refugio de las montañas.
Entretanto, la posibilidad de una victoria militar absoluta se desvanece día a día, con cada emboscada, con cada atentado, con cada reaparición de los rebeldes en zonas supuestamente bajo el total control ruso. Ruslan Jasbulastov, checheno, ex presidente del Soviet Supremo ruso, uno de los dirigentes del movimiento que en 1993 desafió al poder de Boris Yeltsin, asegura en una entrevista publicada en el diario digital Gazeta.ru que hay tantos combatientes ahora como al principio de la guerra, y que los muertos son reemplazados por familiares que buscan venganza. Puede que exagere, pero la cifra de entre 2000 y 3000 �boieviki� que maneja el mando ruso seguro que se queda corta.
En los últimos días, los independentistas han dado notables muestras de audacia y capacidad de golpear en cualquier lugar de Chechenia, como el ataque suicida contra la base rusa de Aljan-Yurt y la emboscada que, cerca de Grozni, dejó gravemente herido a un coronel de las tropas de Interior, Valeri Konovalov. Moscú amaneció ayer estremecida por el ataque kamikaze realizado por dos jóvenes chechenas del fundamentalismo islámico, un acto que quizás marque un giro decisivo en la guerra entre Moscú y los independentistas. También se habla de la posibilidad de que Putin decida lanzar alguna clase de bombardeo de represalia contra Afganistán, donde el gobernante movimiento talibán estaría ayudando a los secesionistas chechenos. O tal vez ésta sea una mera réplica de los servicios de informaciones �de los que, por lo demás, proviene el mismo Putin� para prevenir que Chechenia se vuelva para la Federación Rusa en esta primera década del siglo lo que Afganistán fue para la Unión Soviética en los 80: la derrota que abrió el camino a la desintegración. Ya se habla incluso de la posibilidad de que se prepare una contraofensiva para recuperar la capital chechena, igual que ocurrió en la anterior guerra. El vicejefe del Estado Mayor, general Valeri Manilov, descartó ayer que exista el riesgo de penetración de grupos guerrilleros de importancia en la ciudad y, de paso, admitió que hay unos 500 combatientes rebeldes camuflados entre los 130.000 habitantes de Grozni. 
El mando de las tropas federales admite ya 2357 muertos y 6888 heridos, aunque los comités de madres de soldados estiman que la primera cifra debe multiplicarse por tres para acercarse a la real.

 


 

CRISIS DE GOBIERNO CON PRONOSTICO INCIERTO
Israel entre cuatro plagas

El primer ministro israelí, Ehud Barak, dedicará todo el fin de semana israelí �que en esta ocasión es largo por celebrarse la fiesta de �Shavuot� (equivalente al Pentecostés), comenzó el jueves y finalizará en la noche del sábado� a mantener consultas para superar la crisis y a reflexionar sobre la remodelación de su gobierno, pero sus opciones son pocas y todas malas. El propio Barak dijo ayer que en los próximos días formará �un gobierno con la estructura de la actual coalición o sólo algo diferente�, e instó al partido ultrarreligioso sefard Shas y al frente pacifista laico de izquierda Mérets �a encontrar la forma de llegar a un acuerdo, porque a fin de cuentas se trata de niños israelíes�.
Las opciones que tiene Barak son: 1) un gobierno de minoría con 52 de los 120 diputados y el apoyo de los 10 diputados árabe-israelíes, lo que no garantiza su estabilidad; 2) otro de �unidad nacional� con el partido de derechas Likud, que saboteará el proceso de paz con los palestinos; 3) elecciones, que siempre son peligrosas, y 4) seguir en las condiciones actuales, lo que es sumamente difícil desde la votación del miércoles en el Parlamento israelí (Knéset). Es decir que, como dijo el conocido columnista Jemi Shalev �del diario conservador Maariv�, tendrá que elegir entre la peste, el cólera, la lepra y la sarna, cuatro de las diez plagas que, según la Biblia, Dios envió a Egipto durante la esclavitud de los antiguos israelitas en ese país hace más de tres mil años.
De acuerdo con la Biblia, tras liberarse de la esclavitud en Egipto y vagar por el desierto durante cuarenta años, Dios entregó a los israelitas la Torá (el Pentateuco del Antiguo Testamento), que es precisamente lo que celebran los judíos en la fiesta de �Shavuot� que comenzó ayer al caer la tarde y termina hoy con la salida de las primeras tres estrellas. Pero antes del comienzo del Pentecostés se dieron a conocer dos sondeos, según los cuales la mayoría de los israelíes está a favor del adelanto de las elecciones, apenas algo más de un año después de las anteriores, aunque al mismo tiempo, si se convocaran, volvería a ganar Barak frente a los dos posibles candidatos del Likud: el anterior primer ministro Benjamín Netanyahu y el actual líder �halcón� de ese partido, el general retirado Ariel Sharón. Por su parte, los palestinos esperan que ni ellos ni el proceso de paz sean las víctimas de la crisis de gobierno en Israel, y que no hagan perder tiempo ni aplazar el cumplimiento por parte de ese país de los acuerdos firmados.

 

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