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Por Fernando Almirón La dirigencia política del peronismo ya comenzó a capitalizar el resultado del paro general de ayer. Después de seis meses de relación distante con el oficialismo que privilegió a un selecto grupo de gobernadores del PJ como interlocutores de la oposición, ahora se restablecieron vertiginosamente las comunicaciones telefónicas entre la Casa Rosada y los operadores justicialistas, a los que hasta hace unos días el Gobierno les había cortado la línea. En el peronismo aseguran que la Alianza estaría sondeando la posibilidad de llevar adelante una serie de reuniones reservadas con los máximos referentes del PJ. Entre ellos podrían figurar Carlos Menem, presidente del partido, y Eduardo Duhalde, quien conduce el Congreso Nacional Justicialista. Estos encuentros se combinarían con otros que tendrían como invitados a los jefes de las bancadas de la oposición en el Congreso: Augusto Alasino, de Senadores, y Humberto Roggero, de Diputados. La convocatoria tendría como objetivo establecer una tregua política, un consenso nacional para salir de la crisis. Los peronistas aspiran a recobrar protagonismo, pero se encuentran limitados de hecho por sus propias contradicciones internas. La contundencia del paro general de ayer alteró la relación que durante seis meses mantuvo la Alianza con la oposición peronista, que asegura que al Gobierno ya no le alcanza el apoyo que negoció con los gobernadores del PJ que controlan las provincias más importantes del país: Carlos Ruckauf, José Manuel de la Sota y Carlos Reutemann. Mientras se les hace agua la boca, los dirigentes apuntan como dato que también se abortó la maniobra del oficialismo que intentó sumar como aliados a una veintena de diputados justicialistas, sorprendidos por sus pares de bancada durante una cena romántica compartida con Fernando de la Rúa en un hotel cercano al Congreso. Ninguno de ellos pudo hacer nada para evitar que se concretara la protesta convocada por las tres centrales sindicales, señalan. Pese a la fragmentación que domina al justicialismo, sus dirigentes coincidieron en la necesidad de capitalizar el beneficio que les otorgó la medida de protesta y dejaron sus teléfonos abiertos a la espera del llamado que efectivamente recibieron desde la Rosada. Ahora, la Alianza quiere hablar con todos. Con Menem, con Duhalde, con los presidentes de las bancadas en el Congreso y con los líderes de todas las líneas internas que tengan algún peso de importancia, aseguran fuentes peronistas. Está claro que el Gobierno tiene que volver a la política si quiere sostenerse en el poder, señaló un dirigente de peso en el PJ bonaerense. Sin lugar a dudas hace falta consolidar un verdadero poder nacional, lo que este Gobierno por sí sólo es incapaz de hacer, agregó un diputado nacional, quien recordó que el peronismo controla la mayoría de las provincias del país, tiene quórum propio en el Senado, la primera minoría en Diputados y que conserva un impresionante caudal electoral. El diputado no lo dice, pero bien sabe que el PJ también mantiene una estrecha relación con los dirigentes sindicales que controlan las dos versiones en las que se dividió la CGT. La del rebelde Hugo Moyano y la dialoguista de Rodolfo Daer. Justamente los artífices de un paro que habilitó el inicio de conversaciones entre el oficialismo y la oposición. Hasta ahora sólo recibimos señales, hablamos con algunos enviados, pero no hay nada concreto, le dijo a Página/12 un dirigente cercano a Eduardo Duhalde. La misma fuente aseguró que el ex gobernador auspició desde siempre establecer un pacto de unidad con el Gobierno, pero en la medida en que el Ejecutivo aplique políticas consensuadas con la oposición. Nosotros no vamos a sentarnos a la mesa ni con Federico Storani ni con el propio Presidente si pretenden que respaldemos su gestión y si ellos no hacen los cambios que les proponemos, adelantó por su parte un legislador. Ahora nos necesitan para calmar el quilombo interno que se les viene, pero la gente votó por un cambio de modelo, y si ellos nocambian el modelo, que se queden solos, agregó un dirigente que está participando de las negociaciones con los enviados de la Alianza. Los proyectiles políticos que lanzaron los operadores del oficialismo penetraron en la dirigencia peronista que ya logró un lugar en la mesa, pero a la que todavía le falta definir lo que propondrá sobre ella.
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