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LA ESTRATEGIA DE LOS GREMIOS REBELDES EN UNA CHARLA RESERVADA
¿Hacia dónde apunta Hugo Moyano?

El camionero, junto a sus asesores y otros dirigentes, como Piumato y el �Barba� Gutiérrez, analizaron los escenarios futuros en una cena después del paro. Allí estuvo Página/12.

El colectivero Juan Manuel Palacios, Moyano y José Rodríguez, del SMATA, se saludan tras el paro.


Por Miguel Bonasso

t.gif (862 bytes) �En el futuro, aquellos que mantenemos una ideología nacional y popular coincidiremos en la necesidad de conformar un frente�, dice Hugo Moyano en su despacho del Sindicato de Camioneros y agrega: �No sabemos aún cómo denominarlo, pero debe ser un verdadero frente social y político, con hombres de todos los partidos, porque la ideología neoliberal ha desvirtuado la esencia de todos los partidos, no sólo del justicialista, también del radical�. El diálogo exclusivo con Página/12 se da el viernes a la tarde, al final del paro, después de la euforia del triunfo. Junto con Moyano está Julio Piumato, líder de judiciales y secretario de prensa de la CGT rebelde; el hombre que hace poco recibió un balazo en un testículo cuando la represión policial se abatió sobre los gremialistas. Antes, en el asado de festejo, el cronista ha dialogado también con el metalúrgico Francisco �Barba� Gutiérrez, posible delfín de Lorenzo Miguel en la UOM, y Héctor Recalde, abogado, �intelectual orgánico� y cerebro del MTA. De la charla, informal, surge el imaginario de los dirigentes que anteayer volvieron a colocar al sindicalismo en el centro de la escena. Los esbozos de respuesta, tanto a nivel gremial como político, a la vieja pregunta: ¿cómo sigue esta película?
¿Adónde va Hugo Moyano? ¿De dónde viene? ¿Puede confiarse en él? ¿Quiénes lo acompañan? ¿Son conscientes de que navegan sobre la gran ola del descontento social y que la índole y la magnitud del fenómeno desaconsejan las clásicas maniobras de los que trepan sobre la espalda de la gente? ¿Están generando un espacio para que se lo coma algún pícaro gordito del justicialismo? Estas y otras preguntas pueblan la agenda del cronista. 
Moyano se inició en el sindicalismo en la extinta Juventud Sindical Peronista, creada por José Ignacio Rucci para enfrentar a las huestes de la Juventud Trabajadora Peronista que propugnaba �la patria socialista�. Era pues un peronista ortodoxo, de los que gritaba �ni yanquis ni marxistas�. Creció y se desarrolló en un gremio duro, que bajo el liderazgo de Ricardo Pérez fue vital para organizar el Grupo de los 25 y convocar (con gran audacia) a la primera huelga contra la dictadura militar, en abril de 1979. Luego �el Negro� reemplazó a Pérez y desde hace años conduce férreamente un gremio con poder y dinero que en la estructura económica actual pesa mucho. En sus cercanías hay algunos hombres con indiscutible pasado militante en el peronismo revolucionario, que pasaron largos años en las cárceles de la dictadura como Julio Piumato y Francisco �Barba� Gutiérrez. Pero se le reprocha, con razón, que haya abierto su palco en Plaza de Mayo a personajes siniestros como Luis Patti o Aldo Rico. O que cobije en su estructura a un cuestionado burócrata como José Rodríguez de SMATA, que secundó el modelo de destrucción del Estado y los sindicatos y hoy dice a guisa de autocrítica: �Antes estuve con los malos, ahora estoy con los buenos�. 
Sin embargo, a diferencia de los �gordos� de la CGT Azopardo, Moyano empezó relativamente pronto su cuestionamiento al modelo neoliberal instaurado por Menem y Domingo Cavallo. �A partir de 1993�, dice y agrega: �Y no lo pude hacer antes porque �seamos justos� gran parte de la sociedad estaba enganchada con el verso de las privatizaciones. Era muy difícil remar contra la corriente�. Hoy, en cambio, un país exhausto maldice el desmantelamiento del Estado y la protesta, reitera el camionero, �brota de las entrañas de la gente�.
Es verdad, pero también es cierto que algunas movidas suyas resultan inexplicables y confunden a los que apuestan por un �nuevo espacio� que permita articular la política con el conflicto social. ¿Por qué fue a verlo a Menem?, pregunta Página/12 y Moyano confiesa, señalando al �Barba�: �¿La verdad? Porque éste me hinchó las bolas para que fuera a verlo�. Una excusa y una forma indirecta de admitir que pudo ser un error. Gutiérrez, por su parte, da una larga explicación sobre la necesidad que tenían de agotar todos los pasos formales y verse con autoridades partidarias, diputados y senadores, para frenar la reforma laboral. La visita dejó en claro algo que no resultaba difícil imaginar: el ex presidente iba a darles la espalda, igual que los senadores justicialistas. �Ahora �dice� las cosas han quedado definitivamente claras: el Partido Justicialista no contiene a los trabajadores; en todo caso serán los trabajadores los que contengan al PJ.� Piumato, Moyano y Recalde insinúan un matiz diferencial: el nuevo espacio conducido por el sector sindical contendrá a las bases peronistas �junto con otros sectores políticos� pero no a un PJ �vaciado de contenido ideológico�. �Hay que volver a las fuentes �insiste Moyano�, el triunfo del peronismo no consiste en ganar una elección sino en recuperar la justicia social.� ¿Se insinúa un nuevo tipo de laborismo, acorde a la realidad del tercer milenio? Algo de eso ronda en la cabeza de estos dirigentes, entre los que hay burócratas que secundaron la flexibilización menemista como los de SMATA y la UOCRA y dirigentes cuasi desconocidos que son verdaderos cuadros político-sindicales. Una nueva CGT en torno de la cual rondan como buitres los intendentes del duhaldismo a los que Moyano, dicen algunos de sus seguidores, �no les está dando pelota�. Y no sólo los duhaldistas, sino también los que estuvieron junto a Menem, cobrando sueldos y canonjías hasta el último minuto y sosteniendo la política neoliberal de la que no ha renegado el Jefe. ¿Qué hará �pregunta Página/12� con todos los oportunistas que estuvieron junto a Roque Fernández hasta hace quince minutos y el otro día se le treparon al palco? Moyano sonríe. Detrás de su butacón, en las sombras de la biblioteca, suspiran bustos de Perón y María Eva Duarte de Perón. El jefe de los camioneros comenta, cachazudo: �Evita decía: bienvenidos los rezagados�. Hace una pausa significativa, arquea el pulgar de la mano derecha y señala con él a sus espaldas: �atriqui�. Luego se pone serio y aclara: �Pero no hay que descuidar el gran debate que se está dando en el peronismo. Hay que hablar con muchos compañeros que piensan que con posturas como la nuestra se puede recuperar la identidad peronista�.
Mientras tanto, la CGT disidente prepara los pasos tácticos, la urgencia. El martes próximo sus técnicos (sociólogos, economistas, laboralistas) se encerrarán un día entero en un seminario del cual debe salir una propuesta social y económica, que aspiran a entregar al Gobierno y que, de todos modos, harán pública. Dos hombres, el laboralista Recalde y el economista Daniel Carbonetto, tallarán fuerte en la jornada. A Carbonetto lo quiso devaluar el ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, recordando que fue asesor del ex presidente peruano Alan García. El economista, por su parte, no vaciló en definir al ministro como �un converso�. 
Con la propuesta en la mano, la CGT rebelde podría reunirse con el Gobierno en ese diálogo que Moyano propició el mismo día de la huelga. Que los inviten, es probable, que los escuchen ya es otra cosa. Por eso trabajan, como buenos sindicalistas, en reforzar su poder específico. Que ha crecido, indudablemente, a partir del último paro. Aunque sin sumar indiscriminadamente porque eso produce más pérdidas que ganancias. La UOCRA pareció entenderlo así cuando sacó de la jugada al albañil Gerardo Martínez y les envió a un hombre menos conocido y cuestionado. De movida, Moyano lo dice claro, no están interesados en la unidad con �los gordos� de Azopardo, porque la gente �sabe quién es quién� y distingue �entre los que pronuncian discursos fogosos y luego entregan la lucha y quienes pueden hablar con humildad, como hablé hoy (por el viernes), pero no nos tiembla la mano a la hora de tomar las decisiones�.


¿Se fusionan la UOM y el Smata?

¿Podrían llegar a fusionarse la UOM y el Smata? Hace pocos años la pregunta hubiera tenido una respuesta inequívoca, acorde con la añeja rivalidad entre metalúrgicos y mecánicos de la industria automotriz y el odio cordial que se profesaban sus dos mayores dirigentes: Lorenzo Miguel y José Rodríguez. Hoy las cosas han cambiado de tal manera y los dos gigantes han perdido tanto pelo que la amalgama no resulta imposible ni irrazonable. Así al menos lo adelantó a Página/12 el líder metalúrgico de Quilmes Francisco �Barba� Gutiérrez. Aunque el �Barba� lo soltó en el marco informal del asado con el cual Hugo Moyano festejó el triunfo de la huelga general, lo dijo bien en serio y lo repitió para que no quedara duda: �La unidad es posible y se la está conversando. Sería excelente para las dos organizaciones y para el movimiento obrero en general. Pero además, podría ser una excelente herramienta en la lucha que se viene para recuperar la actividad industrial en el país�. A pocos metros José Rodríguez, líder histórico de Smata y viejo rival de Lorenzo �el Loro� Miguel comentaba anécdotas de los setenta. 

 

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