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Un intento de reanimación que le agrega misterio al caso Natalia

Los peritos dicen que, tras la muerte, hubo tareas de resucitación sobre el cuerpo de la chica. Los fundamentos judiciales de la prisión preventiva de la madre.

t.gif (862 bytes)  Los testimonios de los amigos más íntimos de la familia demuestran, según la hipótesis que maneja el juez Carlos Risso, que el crimen de Natalia Fraticelli fue planificado y ejecutado por su madre, María Graciela Dieser, quien manifestaba una “notoria preferencia” por su hijo adoptivo, Franco, mientras que la chica parecía quedar fuera de los planes de una “familia perfecta” como la que ella pretendía. En el marco de una relación familiar enfermiza, la madre solía golpear a la víctima, incluso en público, y decía “odiar” a su marido, el juez Carlos Fraticelli. En los fundamentos del auto de procesamiento de Dieser, el juez Risso desarrolló esa teoría, pero sigue pensando en la coparticipación plena del padre en por lo menos el encubrimiento del crimen, junto con una tercera persona. Hay indicios fehacientes de que hubo tareas de reanimación luego de que la chica fuera estrangulada. El estrangulamiento fue manual y no se utilizó ninguno de los elementos que aparecieron junto al cadáver, lo que pone en evidencia que el juez Fraticelli mintió –para encubrir a su mujer– cuando dijo que la víctima tenía las manos atadas y la cabeza cubierta con una bolsa de nylon de color verde.
Según consta en el escrito, Dieser, antes de apretarle el cuello a su propia hija, le suministró una fuerte dosis de un medicamento llamado Uxen Retard, contraindicado para la encefalitis que la niña sufría desde muy pequeña y no desde 1996, como se había dicho hasta ahora. El juez cree que el matrimonio, y no sólo la madre, pensaba desde hacía mucho tiempo en un futuro sin la joven, que sufría un retardo mental leve.
Uno de los testimonios que incriminaron a la madre fue el prestado por Bibiana Crosa, la esposa de Víctor Pautasso, el primer juez que tuvo la causa y que se excusó por ser amigo íntimo de la familia. “Ella tenía una notoria preferencia hacia Franco, diciendo constantemente que si le pasaba algo se mataba. Se negaba a exteriorizar el futuro de Natalia, no sabía qué iba a ser de ella después. Quería hacer ver una familia perfecta”, declaró en la causa Bibiana Crosa, que era la madrina de Franco.
Otros datos llamativos, citados por el juez, señalan que los padres ocultaron ante sus conocidos, durante muchos años, la enfermedad que sufría Natalia desde su nacimiento y que le provocó una disminución cerebral, según precisó la testigo Crosa. En la pieza de la chica no había ni televisor ni ventilador, como sí ocurría en la habitación contigua, en la que dormía Franco.
Cristina Herrera, la secretaria del juzgado de Fraticelli, dio cuenta de la mala relación que había entre los padres de Natalia. Herrera presenció una fuerte discusión que surgió cuando el juez tuvo que investigar a su propia esposa, por las amenazas telefónicas que le había hecho al hijo adolescente del camarista de Venado Tuerto Carlos Chasco. “Esto me lo va a pagar con lo que más le duela porque cuando yo odio, no sabés lo que soy capaz de hacer, si hasta cuando siento las pantuflas de Carlos me dan ganas de empujarlo por la escalera”, dijo Herrera que le comentó Dieser, aludiendo a su marido, el juez Fraticelli.
El juez Risso tiene elementos que indican que Natalia Fraticelli habría recibido trabajos de reanimación poco después de haber sido estrangulada, en la madrugada del 20 de mayo. El médico forense de Rosario Luis Petinari precisó en un informe que “las lesiones hemorrágicas de carácter vital observadas sobre la hoja visceral del pericardio resultan compatibles con traumatismos leves, como los provocados por maniobras de resucitación”. Esto coincide con lo que dijo el médico de la familia, Hugo Costa, a quien Fraticelli le preguntó por teléfono “si podría practicar maniobras de reanimación”. Se sospecha que no habría sido un profesional médico el que las practicó.
La autopsia reveló que la muerte de Natalia fue por “una asfixia mecánica por estrangulamiento” y destacó que ese hecho “ha sido manual”. El estrangulamiento “fue efectuado con una considerable y prolongada fuerza de compresión sobre el cuello de la víctima y por un lapso de tiempo no menor a tres/cinco minutos”. Para el juez existirían indiciossobre la participación de una tercera persona, además del padre y la madre. Uno de los principales sospechosos sigue siendo el kinesiólogo Edgardo Martín, quien ya prestó declaración informativa ante Risso.

 

 

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