Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


SE LARGO LA BATALLA LEGAL POR OVIEDO
De los pelos a Brasilia

El ex militar paraguayo Lino Oviedo, detenido el domingo en Foz do Iguaçú, fue trasladado a Brasilia. Podría pedir asilo político. Y el proceso de extradición podría durar hasta un año.

Por Pablo Rodríguez
t.gif (862 bytes)  El ex general paraguayo prófugo Lino Oviedo, arrestado ayer en Foz do Iguaçú, fue trasladado ayer a Brasilia. Su disfraz, al momento mismo de su detención, había sido muy parcial: los inhabituales bigotes eran suyos y llevaba su (¿propio?) pelo más largo. Donde figuraba muy distinto es en su documento (falso), con mucho bigote y mucho pelo, a nombre de un tal Emilio Franco Villarreal. El futuro del líder multigolpista es una incógnita legal. Sus abogados en Brasil consideran la posibilidad de pedir asilo político, pero pesa antes sobre él un pedido de extradición. El proceso de extradición “tendrá un desenlace en diez días”, auguró el ministro de Justicia brasileño, José Gregori, pero fuentes judiciales y de su mismo ministerio aseguraron que puede durar de cinco meses a un año y medio. El panorama se completa con otros dos delitos que le podrán ser imputados: portación ilegal de armas (un revólver calibre 38, cargado) y uso de documentos falsos. El gobierno norteamericano felicitó a la policía brasileña por la captura de Oviedo, que el presidente paraguayo, Luis González Macchi, caracterizó como “un hecho histórico”.
Según la policía de Foz do Iguaçú, Oviedo permaneció con una calma chicha durante sus horas de detención en esta ciudad, antes de su traslado a Brasilia. Fue interrogado durante media hora en la noche del domingo y respondió con mucha tranquilidad, salvo cuando aclaró que temía por su vida. El ministro del Interior paraguayo, Walter Bower, viajó para tomar contacto con él, pero Oviedo se negó terminantemente a recibirlo. Le ofrecieron calmantes para dormir, pero no le pareció una buena idea, teniendo en cuenta además que él ya estaba calmado. Cuando aterrizó el avión que lo llevó a Brasilia, saludó con la mano alzada a periodistas y fotógrafos. En el traslado a la Superintendencia de la Policía Federal brasileña pidió que su celda fuese individual. Pero no se lo concedieron. Ahora, Oviedo está junto con dos reclusos en el mismo lugar donde estuvo el año pasado el diputado Hildebrando Pascoal, desaforado, y que enfrenta procesos penales por homicidio y narcotráfico. Sólo está autorizado a recibir visitas dos veces por semana y no tiene acceso ni a un televisor.
Respecto de su situación legal, Oviedo parece cubierto por el momento. Tres abogados brasileños asumieron su defensa y ya presentaron un hábeas corpus para ponerlo en libertad, aunque no parece probable que funcione. Para el trámite de más largo aliento del proceso de extradición de Oviedo y de un eventual pedido de asilo político, viajarán a Brasilia los abogados Osvaldo Peña Alvarez y Víctor Galeano Perrone para completar el equipo. Oviedo tiene varios antecedentes que lo favorecen: el ex dictador paraguayo Alfredo Stroessner y el ex presidente de ese país Raúl Cubas (hijo político de Oviedo) están en Brasil bajo asilo político. “Creemos que Lino Oviedo puede quedar asilado en Brasil”, declaró su vocero Darío González a la radio La Metro.
En cuanto al proceso mismo de extradición, aun cuando José Gregori haya anunciado que el desenlace sería en diez días, Félix Argaña, precandidato a la vicepresidencia por el gobernante Partido Colorado, señaló que no había que hacerse esperanzas pues “las extradiciones siempre tuvieron poco éxito”. Y el representante legal de la familia Argaña, Oscar Latorre, manifestó que “lamentablemente estimamos que el proceso de extradición demorará entre dos o tres meses”.
Por lo pronto, existe un antecedente de un proceso de extradición que duró un año y cuatro días. Se trata del ex dictador boliviano Carlos García Meza, cuyo caso presenta muchas similitudes con Oviedo. Cuando fue arrestado, García Meza llevaba el bigote que nunca llevó y tenía un documento falso. También fue trasladado a Brasilia. Y cuando llegó a Bolivia fue trasladado al penal de Chonchocoro, en la puna boliviana, lejos de las principales ciudades del país. Para Oviedo tienen planeado un destino similar. El ministro de Obras Públicas paraguayo, José Alberto Planás, confirmó que le tienen reservado un alejado fortín y prisión militar de la región del Chaco.
Por lo pronto, el juez paraguayo Jorge Bogarín y el fiscal Marcos Alcaraz están preparando el exhorto pidiendo formalmente el retorno de Oviedo a Paraguay. Tienen hasta 60 días para entregar el pedido, según informó Latorre (abogado de la familia Argaña), y “tendrá posiblemente los mismos argumentos del anterior cursado a las autoridades argentinas, aunque quizá se incorporen elementos nuevos”, en alusión a la intentona golpista del 18 de mayo pasado, que el gobierno atribuye a seguidores del movimiento político del cual Oviedo es el líder. Latorre espera ahora que el trámite para traer a Oviedo tenga otra orientación a la que tuvo cuando Carlos Menem era el presidente argentino y como un indicio de confianza citó el rechazo de un recurso de hábeas corpus preventivo que Oviedo planteó a través de uno de sus abogados para neutralizar la orden de detención del Tribunal Supremo.

 

JOSE MORINIGO, ANALISTA POLITICO PARAGUAYO
“No quieren extraditar a Oviedo ya”

Por P.R.
“Si tiene muchos problemas sociales y políticos, el mismo gobierno de González Macchi intentará frenar la extradición de Oviedo”, asegura el sociólogo paraguayo José Nicolás Morínigo. Según uno de los más prestigiosos analistas de Paraguay, no es que el oviedismo sea una fuerza política importante que se reanime con su líder. Pero la fragilidad política, económica y social que muestra el actual gobierno lo obligará a ser cauteloso con el tratamiento del tema. Morínigo habló con Página/12.
–Algunos diputados oficialistas insinuaron que había un acuerdo con Brasil para detener a Oviedo. ¿Hasta dónde llega ese acuerdo?
–Evidentemente hubo una decisión política del gobierno brasileño y de todo el Mercosur para capturar a Oviedo. Creo que Oviedo, a esta altura del partido, se había convertido en un problema para Argentina y para Brasil, y sus supuestas conexiones con los sistemas de inteligencia locales no alcanzan para que esa incomodidad se volviera soportable para los gobiernos. No hay nada raro en ese “acuerdo”: se trata de iniciar un proceso de extradición contra Oviedo para que se presente ante la Justicia paraguaya.
–Sin embargo, Brasil ya asiló al ex dictador Alfredo Stroessner y el ex presidente Raúl Cubas. ¿Por qué con Oviedo sería diferente?
–Creo que la misma decisión política que mostró Brasil es la que garantiza que el asilo en este caso no tendrá el mismo éxito. En realidad, el hecho de que Oviedo vuelva a Paraguay depende más del gobierno paraguayo que del brasileño. ¿Por qué? Porque la situación económica y social de Paraguay es desesperante. Y porque hay que ver qué capacidad de reacción tiene el oviedismo para sacar provecho de esta situación y generar efervescencia política. Si ocurre todo esto, es el gobierno paraguayo el que intentará frenar la extradición.
–O sea, ¿el gobierno le tiene miedo a Oviedo?
–No. Pero sabe que su descrédito es importante y que Oviedo en Paraguay puede complicar más las cosas. De todas maneras, yo creo que el oviedismo está muy debilitado como para iniciar un proceso de movilizaciones por su líder. Lo que sí pasa con el oviedismo es que el gobierno lo critica, pero lo necesita y negocia con él: hay 25 diputados oviedistas en el Congreso. Y hay una oposición liberal que en este momento está disputando palmo a palmo las elecciones para vicepresidente que serán el agosto.
–¿Es posible que oviedismo y liberalismo se unan en tanto ambas se oponen al gobierno, y que los oviedistas comiencen un “oviedismo sin Oviedo”?
–Es posible, pero a la vez difícil. En este momento ideológico del Paraguay, aliarse con los oviedistas es pactar con el diablo. Pero en la medida en que el actual gobierno es cada vez más un concentrado de argañistas y stronistas (herederos de Stroessner), nada es imposible.
–¿Por qué hablar de un oviedismo acabado? ¿Oviedo dejó de ser un líder popular sólo por no estar en Paraguay?
–Hay un problema con la supuesta popularidad de Oviedo. Le ganó a Argaña en las internas coloradas por un 1,5 por ciento. Sacó el 35 por ciento. Su crecimiento obedece sólo a que la oposición no tiene estrategia para captar el descontento social. Una investigación reciente que hicimos en mi estudio arrojó que sólo un 15 por ciento de los encuestados sigue siendo “fiel” a Oviedo. Con organización, ese 15 por ciento puede ser importante. Pero no creo que eso vaya a ocurrir ahora. Oviedo cometió demasiados errores. No está acabado, pero tiene una cuesta demasiado difícil de remontar.

 

PRINCIPAL