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Por Pablo Rodríguez El ex general paraguayo prófugo Lino Oviedo, arrestado ayer en Foz do Iguaçú, fue trasladado ayer a Brasilia. Su disfraz, al momento mismo de su detención, había sido muy parcial: los inhabituales bigotes eran suyos y llevaba su (¿propio?) pelo más largo. Donde figuraba muy distinto es en su documento (falso), con mucho bigote y mucho pelo, a nombre de un tal Emilio Franco Villarreal. El futuro del líder multigolpista es una incógnita legal. Sus abogados en Brasil consideran la posibilidad de pedir asilo político, pero pesa antes sobre él un pedido de extradición. El proceso de extradición tendrá un desenlace en diez días, auguró el ministro de Justicia brasileño, José Gregori, pero fuentes judiciales y de su mismo ministerio aseguraron que puede durar de cinco meses a un año y medio. El panorama se completa con otros dos delitos que le podrán ser imputados: portación ilegal de armas (un revólver calibre 38, cargado) y uso de documentos falsos. El gobierno norteamericano felicitó a la policía brasileña por la captura de Oviedo, que el presidente paraguayo, Luis González Macchi, caracterizó como un hecho histórico. Según la policía de Foz do Iguaçú, Oviedo permaneció con una calma chicha durante sus horas de detención en esta ciudad, antes de su traslado a Brasilia. Fue interrogado durante media hora en la noche del domingo y respondió con mucha tranquilidad, salvo cuando aclaró que temía por su vida. El ministro del Interior paraguayo, Walter Bower, viajó para tomar contacto con él, pero Oviedo se negó terminantemente a recibirlo. Le ofrecieron calmantes para dormir, pero no le pareció una buena idea, teniendo en cuenta además que él ya estaba calmado. Cuando aterrizó el avión que lo llevó a Brasilia, saludó con la mano alzada a periodistas y fotógrafos. En el traslado a la Superintendencia de la Policía Federal brasileña pidió que su celda fuese individual. Pero no se lo concedieron. Ahora, Oviedo está junto con dos reclusos en el mismo lugar donde estuvo el año pasado el diputado Hildebrando Pascoal, desaforado, y que enfrenta procesos penales por homicidio y narcotráfico. Sólo está autorizado a recibir visitas dos veces por semana y no tiene acceso ni a un televisor. Respecto de su situación legal, Oviedo parece cubierto por el momento. Tres abogados brasileños asumieron su defensa y ya presentaron un hábeas corpus para ponerlo en libertad, aunque no parece probable que funcione. Para el trámite de más largo aliento del proceso de extradición de Oviedo y de un eventual pedido de asilo político, viajarán a Brasilia los abogados Osvaldo Peña Alvarez y Víctor Galeano Perrone para completar el equipo. Oviedo tiene varios antecedentes que lo favorecen: el ex dictador paraguayo Alfredo Stroessner y el ex presidente de ese país Raúl Cubas (hijo político de Oviedo) están en Brasil bajo asilo político. Creemos que Lino Oviedo puede quedar asilado en Brasil, declaró su vocero Darío González a la radio La Metro. En cuanto al proceso mismo de extradición, aun cuando José Gregori haya anunciado que el desenlace sería en diez días, Félix Argaña, precandidato a la vicepresidencia por el gobernante Partido Colorado, señaló que no había que hacerse esperanzas pues las extradiciones siempre tuvieron poco éxito. Y el representante legal de la familia Argaña, Oscar Latorre, manifestó que lamentablemente estimamos que el proceso de extradición demorará entre dos o tres meses. Por lo pronto, existe un antecedente de un proceso de extradición que duró un año y cuatro días. Se trata del ex dictador boliviano Carlos García Meza, cuyo caso presenta muchas similitudes con Oviedo. Cuando fue arrestado, García Meza llevaba el bigote que nunca llevó y tenía un documento falso. También fue trasladado a Brasilia. Y cuando llegó a Bolivia fue trasladado al penal de Chonchocoro, en la puna boliviana, lejos de las principales ciudades del país. Para Oviedo tienen planeado un destino similar. El ministro de Obras Públicas paraguayo, José Alberto Planás, confirmó que le tienen reservado un alejado fortín y prisión militar de la región del Chaco. Por lo pronto, el juez paraguayo Jorge Bogarín y el fiscal Marcos Alcaraz están preparando el exhorto pidiendo formalmente el retorno de Oviedo a Paraguay. Tienen hasta 60 días para entregar el pedido, según informó Latorre (abogado de la familia Argaña), y tendrá posiblemente los mismos argumentos del anterior cursado a las autoridades argentinas, aunque quizá se incorporen elementos nuevos, en alusión a la intentona golpista del 18 de mayo pasado, que el gobierno atribuye a seguidores del movimiento político del cual Oviedo es el líder. Latorre espera ahora que el trámite para traer a Oviedo tenga otra orientación a la que tuvo cuando Carlos Menem era el presidente argentino y como un indicio de confianza citó el rechazo de un recurso de hábeas corpus preventivo que Oviedo planteó a través de uno de sus abogados para neutralizar la orden de detención del Tribunal Supremo.
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